Pensadores de todos los tiempos, especialmente los materialistas, han explicado que los acontecimientos se han llevado por delante grandes esperanzas, grandes ideas y grandes personas porque no supieron ver que el espíritu del momento caminaba por caminos distintos a los esperados/deseados. Maquiavelo, Althusser, Hegel o Badiou han hablado (y siguen hablando) del poder del acontecimiento como fuerza disruptiva y generadora de nuevos caminos, de nuevos sujetos, de nuevas vidas. Pero en Unidas Podemos, con lo listos que son, ni los han leído, ni se han enterado de que existían esos postulados, ni han entendido que el acontecimiento que está ya aquí, presente, ha mandado a los libros de historia ese furor juvenil que fue el 15M mundial.
El zeitgeist ya no está de su parte -desde hace unos años por cierto-, pero ahí siguen insistiendo en sus posmoleleces de bohemios burgueses, de revolucionarios de universidad, de bares con música triste… La pandemia se les ha llevado por delante en la mayoría de países y la guerra les rematará donde aún sobreviven. Se acabó toda esa política liberal surgida del postestructuralismo estadounidense. Ni las personas de izquierdas la admiten ya, ni las de derechas –por utilizar rangos simbólicos simples- piensan quedarse sin dar respuesta. Mucho hablar del populismo, ese mismo que nutrió a Podemos, pero sin percatarse de que la posibilidad del populismo suele ser el primer impacto de algo subterráneo que acaba surgiendo como acontecimiento.
Sánchez se regodea con lo que dicen
No se han enterado de su gris camino hacia la nada (no la nada pascaliana, que ni saben lo que eso es), pero Pedro Sánchez sí. Como les necesita momentáneamente les deja seguir en el gobierno mientras observa, con maléfica mirada, cómo se van cociendo en su propia miseria política. Ione Belarra, ministra de algo que no ejerce, se indigna día sí y día también, pero sin la valentía de dimitir porque es consciente de que no habrá canal de radiotelevisión, como sí ha habido para ÉL. No sabe ni cómo responder a la guerra planteada por Vladimir Putin, ni las consecuencias que tiene, pero dice que no hay que armar a los ucranianos sino utilizar la diplomacia y, quizás, detener a las tropas rusas con batucadas y las tetas al aire de Femen.
Por si fuera poco Irene Montero, la ministra que más ha hecho por destruir el feminismo y la igualdad entre mujeres y hombres en España –y lo poco que se lo agradecen en Vox-, se inventa un término –ya saben que son muy de generar conceptos (sin nada detrás) para politizar algo que les interese- y pide a Sánchez que haga “diplomacia de precisión”. Le ha faltado añadir “quirúrgica” para darle más intensidad, pero con lo intensa que es ella por sí misma sería demasiado. ¿Qué significa ese concepto? Lo mismo que la virgen de Ayuso. No saben de lo que hablan pero parece que dicen algo con sustancia y no meramente banal.
Ni caso que les hace
Sánchez no pierde el tiempo con todos estos niñatos y niñatas que lo primero que han hecho ha sido traicionar todos los postulados éticos con los que se presentaron, no hace tanto tiempo. ¿Han vuelto a mostrar si ceden lo sobrante de los tres SMIs? Prefiere no hacerles ni caso, pero sí que aprovecha para darles un palo cuando toca. Durante el Comité Federal –o algo parecido a lo que era en tiempos-, el presidente del gobierno les ha contestado a la estupidez con una obviedad, la diplomacia falló y sigue sin funcionar. Cualquiera que esté al tanto de lo que sucede sabe, por muy manipulados que sean los mensajes, que hay intentos diplomáticos hasta del Vaticano. Hablar de precisión no es más que una nueva boutade del podemismo inilustrado.
Lo paradójico, además, es que tenían en su mano hablar de lo que han hablado durante mucho tiempo, de la intervención del mercado causa belli. Lo viene diciendo Sánchez en los últimos tiempos, las cosas se van a poner duras económicamente (más de lo que están ya sin guerra). Aumento inflación, problemas de abastecimiento de algunas materias primas, etc. Eso, siempre, se ha resuelto con una intervención del mercado para evitar el despendole. Una intervención justificada, salvo por los libertarios liberales que son muy del “¡Que se jodan!”, y que podrían haber defendido a nivel europeo. Pero no, están a otras cosas…
¿Cagarse en el convento?
…a cargarse a Yolanda Díaz. No sólo ÉL, sino todo el mariachi simplón que dejó en el gobierno quieren laminar a la vicepresidenta segunda. Aquí se advirtió hace tiempo porque es conocido que Unidas Podemos, además de para laminar a IU, sirve para que cuatro amigos y adheridos tengan su cuota de ego cubierta. O ¿sería mejor decir su cuota euros cubierta? ÉL está en programas de los medios esos a los que criminalizaba hasta que le han puesto el cheque delante, pero ¿el resto? ¿Dónde irá si queda legitimada por las urnas Díaz? Conocen, además, su facultad para desbrozar y saben que caerían como cayeron sus camaradas del PCE-IU.
Por tanto, la jugada no es tanto proponer un camino diferente para solucionar un conflicto internacional –en realidad les da igual lo que pase en Ucrania-, sino proponer lo contrario a lo que apoye Díaz y que encaje con el buenismo progre. Juan Carlos Monedero, allá por octubre ya había ido sembrando la semilla del odio, luego es ÉL quien manda las andanadas desde su programa en el medio trotskista del gran capital. Saben que en esta “política de plataforma” y “me gustas” Díaz les tiene ganada la partida (no necesitaría de Unidas Podemos en realidad y es la única valorada y apoyada por el establishment), de ahí que lo mejor es utilizar la táctica de “para lo que me queda dentro, me cago en el convento”.