Hay que tener un ego enorme y ser un bien pagado de sí mismo para decir lo que dijo Pedro Sánchez ayer en el acto de homenaje a Almudena Grandes. Al carecer de ese esclavo que vaya detrás de él diciéndole que es humano (demasiado humano, que diría el filósofo), se viene arriba en cuanto puede. ¿Qué dijo el presidente del Gobierno? “Una de las cosas por las que pasaré a la historia es por haber exhumado al dictador de un gran monumento como el que construyó en el Valle de los Caídos”. Más allá de que el monumento nunca se construyó con la finalidad de enterrar al sátrapa, sino que fue cosa de la familia, si ese es el único mérito que se otorga es que es más estulto de lo que se puede imaginar.
Como por sus rendimientos académicos no puede presumir, eso de plagiar a un amigo y hacer corta y pega de algún artículo suyo (más allá de la calidad pésima de la tesis) para sacarse el doctorado en una universidad privada (que ni para la pública le ha dado al chaval), tiene que presumir de una estupidez. Sí, porque sacar a un dictador olvidado en una montaña durante cuarenta años pues tampoco es algo muy destacable. Pero el presidente está cómodo en esa polarización de rojos-buenos fachas-malos que le permite no tener que pensar demasiado, ni hablar de cosas importantes. Estar recordando constantemente una sangrienta guerra donde mataron de forma criminal por ambos bandos sólo sirve a los mediocres… como él.
La destrucción del PSOE
Una de las cosas por las que sí pasará a la historia es la destrucción del PSOE. Lo que no pudo hacer la dictadura, lo va a conseguir Sánchez. Está poniendo todo su empeño en conseguir dejar al partido socialista al nivel del PASOK, el socialismo francés o el italiano. Si con todo su buen hacer es incapaz de sacar más de 120 escaños, con viento a favor y sacando a la momia del Valle, cuando vengan mal dadas va a dejar el partido más seco que la mojama en votos y apoyos. Porque en lo referente a la democracia y el ideario ya ha hecho su trabajo.
En el PSOE no hay democracia interna. Al discrepante se le persigue (como se ha hecho con Carmen Calvo), el que no cae bien al ser supremo se le manda a las catacumbas. Tiene una ejecutiva donde hay más palmeros que en los conciertos de Peret y pocos seres pensantes. Lo justo para sobrevivir. A ello súmenle que ciertos lobbies pasean por Ferraz como si fuese su casa. Y del ideario ¿qué decir? Todo lo que propone Sánchez no es más que neoliberalismo progre. Ni un análisis medianamente socialdemócrata existe… y al que se le ocurra hacerlo al gulag. Y, por supuesto, el sentido de Estado ni está, ni se le espera con su sanchidad.
Una Internacional a su imagen y semejanza
Ahora va fardando de ser el presidente de la Internacional Socialista. No es que la IS fuese una institución muy respetada ya, pero tenía el poso de la tradición y el recuerdo de los grandes nombres que eran parte del Presidium. Esos años de Michael Foot, François Mitterrand, Olof Palme, Willy Brandt, Bruno Pittermann, Pierre Mauroy ya no son más que un bello recuerdo que el tiempo borrará… porque Sánchez no va a dejar ni piedra sobre piedra. Pretende que la IS sea la promotora de la Agenda 2030 o de lo que a él se le ocurra. Y dado que no tiene mucha capacidad en eso de pensar puede pasar de todo.
Se ha rodeado de “grandes políticos” del mundo. Ningún laborista, ningún alemán, ningún danés… Bueno casi ningún representante de países donde la socialdemocracia gobierno. Salvo Albania que tiene a su presidente (Edi Rama) en el presídium. Mucho pijo de las relaciones internacionales, alguna feminista africana y gente cuyos partidos son incapaces, en algunas ocasiones, de presentar candidaturas a las presidencias, como sucede con el Partido Liberal de Colombia (Miguel Ángel Sánchez Vasques es su representante). Desconocidos casi todos hasta en su casa a la hora de comer, pero perfectos para un perfil tan débil como el de Sánchez.
Un pagado de sí mismo
Por España ha colado a Hana Jalloul, enorme intelectual del socialismo, casi a la altura de Karl Marx o Jürgen Habermas. Por Francia está Olivier Faure que tiene el logro de conseguir 31 diputados de 577 en la Asamblea francesa. Y Pia Locatelli, la feminista de 73 años. Mucho pijo de las relaciones internacionales pero poco trabajador, poca mujer feminista no diversa, pocos socialistas en general. La derecha internacional debería descorchar las botellas de champán pues gracias a Sánchez van a acabar con la última bête noire de la clase trabajadora que quedaba.
Pensar que se va a pasar a la historia es de un egocentrismo enorme. Su nombre quedará, con el paso de las décadas, como un presidente del Gobierno o Consejo de Ministros más de España. A la altura de Federico Roncali, por ejemplo. Desde luego, ni va a ser recordado como Suárez, ni como González, ni como el Conde-Duque de Olivares. Nadie gobierna para pasar a la historia y el simple hecho de pensarlo demuestra lo que es Sánchez. Ni capacidad intelectual, ni ética democrática, ni moral socialista tiene este hombre. Pero sí pasará por haber destruido el socialismo.