Si piensan que Florentino Pérez es un ser superior por alguna de las muchas alabanzas que los medios, previo pago, le dedican, desengáñense. No deja de ser un cacique de esos que España ha intentado quitarse de encima. Como buen cacique no sólo quiere tener la mejor finca, sino todas las colindantes y cercenar las oportunidades de otros terratenientes, aunque éstos se estén llevando migajas de todo el negocio. Es un totalitario con apariencia de liberal. Es la mano invisible del mercado. El amigo del capitalismo de amiguetes. La mano que mece la cuna.
Es tal su poder que ha logrado que PP y PSOE, en realidad, Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez se pongan de acuerdo en hacer una Ley del Deporte acorde a sus deseos. Unos deseos que son contrarios a los deseos del resto de sociedades anónimas deportivas y un club (Osasuna). El presidente del Gobierno y el presidente del PP no han dudado en arrodillarse, en agachar la cabeza, en someterse a los deseos de su florentineza de una forma tan rastrera que comienza a dar verdadero asco al resto de la población. Nada puede estropear los deseos del capo y a ello se prestan sumisamente los dos dirigentes políticos. Dos mierdecillas que no tienen valentía de defender el bien común de España.
Ya accedió Sánchez a situar al frente del Consejo Superior de Deportes a un personaje dúctil a los poderosos. José Manuel Franco no es que sea el peor secretario de Estado, es que no es sino secretario privado de su florentineza y zalamero de Luis Rubiales. Para la cuota catalana del deporte ya está el ministro Miguel Iceta, un mastuerzo que lleva viviendo del monipodio desde que tiene uso de razón. Y para ello hay que llegar a ser muy arrastrado en un partido político. Si aprieta el Barça, que es más que un partido, imagínense lo dedicado que se verá ante el bien común. La realidad es que le pusieron de ministro de Cultura porque había que ponerle en algún lugar para no cabrear al PSC, al catalanismo o al grupo Planeta.
Toda esa recua ha logrado lo que parecía casi imposible, que pudiera producirse un cierre patronal en el mundo del fútbol. O lo que es lo mismo, las sociedades anónimas deportivas no jugarán la jornada de Liga del fin de semana del 5-6 de noviembre. Todo porque Florentino Pérez no sólo quiere sacar su Superliga de millonarios elegidos a dedo (una especie de Sociedad de Mont Pelerin), sino que el resto de equipos no puedan acceder a acuerdos comerciales beneficiosos para ellos. Se lo quiere quedar todo y que los partidos de Liga sirvan para que los suplentes cojan forma.
En su megalomanía Pérez ha creído ver en la Superliga, al margen de los organismos oficiales y una especie de NBA del fútbol, el remedio para sus males económicos (le ha metido quinientos millones de deuda en un año a su club) y el camino para ser dios en el deporte. Ganar la Superliga siempre y proclamarse mejor equipo (y presidente) del Universo y de la historia por venir. Una megalomanía más que los demás equipos habían logrado atajar mediante una sencilla ley: si quieres jugar Superliga, hazlo, pero en La Liga no vuelves a jugar. O dicho de forma más burda, para que vengas a chulearte a nuestras casas con tus millones, mejor te quedas en la tuya y practicas el onanismo futbolero.
PP y PSOE, Feijóo y Sánchez, se arrastran para hacer lo que les ha ordenado su amo y señor. Cabe recordar que Sánchez ya ha estado maniobrando para concederle los peajes de las autopistas y autovías españolas, más unas cuantas maniobras empresariales para hacerse con otras empresas. Y Feijóo no se va a oponer a quien ha invertido mucho dinero en el PP (en A o en B) desde hace tiempo. Además de controlar los periódicos que más señalan a Sánchez. Eduardo Inda no sería tan cafre contra Sánchez (y Javier Tebas) si no hubiese un jefe detrás. Cuando a su florentineza no le gustó Albert Rivera, le lanzó a sus medios. Cuando no le gustó Pablo Casado también… A ver si no le va a gustar el gallego y ponga a su niña de los recados madrileña. ¡Que tiene sometidos hasta a los católicos!
De momento la movilización de los 39 equipos ha conseguido que los acuerdos comerciales tengan garantía jurídica y que ante cualquier cambio normativo haya tiempo para el cambio. No el quitar la licencia a aquellos que jueguen la Superliga, pese al problema que generaría. Porque Feijóo y Sánchez (junto a sus equipos) son unos sumisos a su florentineza, pero unos cuantos alcaldes con sus cargos en juego, algunos presidentes de diputaciones provinciales sin momio y algún diputado nacional cagándose en todo a sus jefes de filas pueden torcer el brazo de FloPer. Más bien el brazo de sus jefes de filas. Les habrán dicho, si no aceptáis transaccionar algo os quedáis sin diputados, alcaldes y diputaciones. Y esos son muchos puestos de trabajo de palmeros de partido.
No se piensen que esta ofensa la perdonará el ser superior. Hablará con “el Rubi” y los arbitrajes serán aún peores. Inda sacará fotos de Tebas desnudo. Y esperará a que alguno de sus dos lacayos políticos tengan mayoría absoluta, algún caso complicado en un juzgado, o alguna concesión jugosa que llevarse para hacer una oferta que no podrán rechazar. O lo saca para el Real Madrid, o para ACS. El caso es que sientan que quien manda es él.