Los movimientos del mercado en relación al Banco de Santander desde que se hizo con el Banco Popular por un euro arruinando a más de 305.000 seres humanos demuestran, como venimos repitiendo en Diario16 desde hace casi un año, que los mercados no se creen la operación, que no las tienen todas consigo. Expertos en bolsa, brokers, catedráticos en economía consultados por Diario16 nos indican que lo ocurrido en los días pasados con la cotización del Banco de Santander no es sólo consecuencia de las turbulencias del mercado internacional sino que las decisiones judiciales que están por venir tanto en España como en Europa, las demandas interpuestas en Estados Unidos, la posibilidad de la aplicación de medidas cautelares como, por ejemplo, al imposición de una fianza por valor de más de 10.000 millones, además de la reducción de participación de algunos de los principales accionistas, son factores que hacen que los mercados lleven castigando el valor del Santander desde el mismo día 7 de junio de 2.017.
Si al Santander se le pusiera una fianza, tal y como están reclamando desde diferentes frentes, repercutiría en las cuentas hasta tal punto de que se podría ir a un valor de 3,30, es decir, el mismo valor que le asignaba el banco Barenberg cuando hizo públicos los déficits de capital del banco cántabro (10.000 millones de euros) y cuando aconsejó que se vendieran las acciones del Santander por un precio objetivo de 3 euros por acción, es decir, un 41% de su valor de cotización. Estos aspectos, sumados a los datos de las cuentas del Santander, no pasan desapercibidos a los mercados que, además, disponen de información mucho más fehaciente y la saben interpretar. Los mercados le entregaron al Popular y ahora se pueden estar mostrando implacables. El dinero habla y siempre tiene miedo.
Otros analistas no dudan de la incidencia de la operación del Banco Popular aún no ha tenido una transmisión directa en los resultados del Santander en bolsa, aunque, tal y como ha reconocido a Diario16 Antonio Sales, analista de XTB, la imposición de una fianza o alguna medida cautelar sí que podría tener una incidencia en el valor, aunque no se podría cuantificar.
A esto hay que unir la mala gestión que se está haciendo en el Santander y que ya ha generado movimientos internos entre los grandes accionistas para provocar un cambio en el Consejo de Administración que llega, incluso, a la Presidencia. Esta mala gestión está afectando no sólo desde un punto de vista de los resultados que, tal y como afirmamos en Diario16, se muestran en su propio informe de auditoría, con unas pérdidas de casi 6.000 millones en la consolidación del grupo o con la posibilidad de haber entrado en números rojos de no haber ampliado capital.
Estos grandes accionistas, algunos de ellos consultados por Diario16, comentaron que el descontento también venía por la posible falta de ética y la renuncia a los valores del negocio bancario que se estaba produciendo desde el relevo en la presidencia tras el fallecimiento de Emilio Botín. Uno de los puntos en los que más se ha demostrado esa falta de ética ha sido en la operación diabólica del Banco Popular, un movimiento que, precisamente, vino provocado por las consecuencias de la mala gestión y de la mala previsión de los escenarios macroeconómicos. El propio Fondo Monetario Internacional indicó que el Santander era un peligro sistémico por su alta exposición en mercados exteriores y ello se ha demostrado con el Brexit y con la inestabilidad de los escenarios económicos de los países latinoamericanos en los que el Santander tiene una mayor presencia. En las últimas semanas, la crisis de divisas provocada por Argentina.
Finalmente, las decisiones adoptadas durante la operación bajista y la mala praxis de los organismos reguladores dependientes del Ministerio de Economía de Luis de Guindos, muestran cómo se está implementando una estrategia de enriquecimiento de las élites financieras sin tener en cuenta las consecuencias reales sobre los ciudadanos de a pie. El Santander estaba en dificultades por algunos de los motivos expuestos anteriormente y fueron las propias organizaciones públicas las que, presuntamente, sirvieron como herramienta para permitir que tanto el valor en bolsa como la liquidez del Banco Popular se subvirtiera hasta tal punto que Emilio Saracho, el hombre del Santander y de Luis de Guindos, declarara la inviabilidad de la entidad, incluso después de que el FROB y la JUR ya hubiesen iniciado los trámites para la intervención.