Semana de crispación por parte de la prensa de derechas gracias a la cual se ha podido comprobar las carencias éticas y el poso machista que persiste en ciertas redacciones. Invenciones de noticias (o fake news utilizando el anglicismo), escándalos que no existen salvo en la cabeza de la carcunda, machismo en las expresiones y todo para ocultar la acción del Gobierno. Una acción que ha tenido la primera “victoria” en el acuerdo entre CEOE, Gobierno y sindicatos, el cual ha sido logrado mediante el diálogo del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Nada de imposiciones “totalitarias” del Gobierno “socialcomunista”, diálogo y deliberación como fórmula de hacer política. Algo que en la derecha trifachita desconocen, como lo desconocen en la prensa cavernaria.
Francisco Rosell, director de El Mundo, debería plantearse la línea editorial de su periódico, no porque deje de apoyar a la clase dominante (esto se da por descontado), sino porque las páginas y las pantallas comienzan a rezumar olor a naftalina. Centrarse en un lenguaje que era ofensivo incluso bajo el franquismo (se escribía mejor y de forma más creativa para evitar la censura) o inventar noticias y entrevistas no parece el mejor camino para reflotar un medio que comienza a tener serios problemas de ingresos. Para hacer amarillismo ya hay otros medios que llevan más tiempo y al final sólo conseguirá que buenos profesionales que allí trabajan acaben engrosando las filas del paro. Además de las tonterías y fake news de todos los días (tener como columnistas Federico Jiménez Losantos, Jorge Bustos, Fernando Sánchez Dragó y demás ralea ya indica por dónde van los tiros), se le añade un lenguaje machista que provoca estupor a los lectores.
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— Ana Pastor WASH YOUR HANDS 👋🏿 (@_anapastor_) January 23, 2020
Comenzaron insinuando que la televisiva Ana Pastor había logrado llegar a dirigir la empresa de verificación de noticias por su relación con Antonio Ferreras. Cuando la propia Pastor reclamó la asquerosidad que habían escrito, borraron del titular “con chanclas” y no “de Ferreras” que es donde estaba la cuestión machista. Cierto que los periodistas actualmente leen poco y leen mal, pero proponer un titular como “Ana Pastor de becaria con chanclas de Ferreras…” es de no tener ni una mínima perspectiva de género. Siendo El Mundo y conociendo a Rosell que va inventando noticias y se escandaliza por las frases normales que proponen las gentes de izquierdas, con la misma cara que ponen los críos cuando se dice alguna palabra escatológica (“¡Ha dicho caca!”) y la misma mala uva que usa Steve Bannon, o donde, el director de Opinión, Bustos se regodea de ser un cipotudo, normal que lleguen a esos extremos. Lo malo no es que pongan titulares machistas sino que en la misma semana en que les sacan los colores insistan en el tema.
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— Adriana Lastra (@Adrilastra) January 26, 2020
En los comentarios de la gala del cine español, ante una foto del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la redactora no ha tenido mejor ocurrencia que llamar accesorio a la esposa del mandamás español. Una cosificación de la mujer de esas que gustan a los cipotudos y a las gentes cavernícolas de la derecha, la ultra derecha y la extrema derecha (coloquen ustedes a su partido preferido del trifachito en cada calificativo). Begoña López deja de ser una mujer, casada con Sánchez, para ser el accesorio preferido de la prensa de derechas. ¿Es que nadie se toma la molestia de hacer algún tipo de control sobre lo que se publica? ¿Dónde está el obligatorio Plan de Igualdad del periódico que no lo deben haber leído (si es que existe)? Parece que todo vale contra las personas que dicen situarse a la izquierda del espectro político, aunque algunas sean de derechas sin saberlo. Rosell con tal de ganar visitas prefiere tener un medio inmundo, de combate contra el Gobierno, de lucha de clases en favor de la dominante, antes que respetar medianamente la ética periodística. Claro que otros medios tampoco es que le vayan a la zaga.
Cómo inventar una historia en el ABC.
Ayer nos despertamos con una noticia terrorífica en la portada de ABC, el presidente del Gobierno había quitado un helicóptero a los grupos de rescate de personas desaparecidas para darse un garbeo por Mallorca. Eso, al menos, insinuaba el rotativo dirigido por Bieito Rubido. Insinuaba porque los hechos desmienten la historia completamente. Fake new de manual en el periódico monárquico, católico y conservador (sí lo tienen todo). Resulta que no, que el helicóptero estaba sin servicio ese día, como ha confirmado la delegación del Gobierno, porque se estaba empelando la búsqueda por tierra y mar. Algo lógico si se tiene en cuenta que las personas llevaban desaparecidas más de tres días y cada vez las posibilidades de encontrarlas con vida entre riscos es más improbable. Pero como el helicóptero era el que se venía utilizando para esos menesteres nada mejor que señalar a Sánchez como un ser tan egocéntrico que prefiere hacerse fotos desde el transporte aéreo antes que encontrar a las desaparecidas (o sus cadáveres). Eso es lo que han intentado transmitir.
Cierto que a Sánchez le gusta utilizar todos los transportes a su disposición más que a un adolescente Billie Eilish; incluso se podría aceptar en un debate discutir sobre la personalidad ególatra del presidente; pero insinuar que para hacerse una o dos fotos se quitan recursos de salvamento es, cuando menos, de mala persona y mal informador. Como todas las fake news se toma un dato que tiene cierta veracidad y se tergiversa hasta que explique justo algo distinto y señale contra quien va dirigido como un bellaco. Curioso que esto salga tras intentar llevarse por delante al ministro de Fomento, José Luis Ábalos, por una estupidez de venezolanos incapaces de arreglar su propios problemas; por una ausencia más que destacada de los dirigentes de la derecha de los lugares devastados por la ciclogénesis Gloria; y por el acuerdo ya citado para subir el SMI. Y en El Mundo diciendo que hay problemas en el Gobierno por sus historias inventadas.
Miserias del periodismo patrio para conformar un estado de opinión contra el Gobierno, nada nuevo pues se lleva haciendo desde que existe la prensa (incluso la diseminación de rumores para provocar guerras se practica desde tiempos antiguos), con un problema añadido y es que la esencia de la política de opinión en la actualidad es tan efímera que en sí que mañana nadie se acordará de la estupidez que difundieron el día anterior. Han alimentado a una masa de personas para que carezcan de raciocinio y se crean casi cualquier cosa, por improbable que parezca, que ya ni existe la sorpresa, ni prende nada en la conciencia pues se ha enseñado a las mentes a vaciarse con suma rapidez. Esto que aprovechan los partidos políticos para no tener militantes y sí activistas, en la sociedad supone pasar de una estupidez a otra sin acabar prestando atención a alguna en sí. ¿A quién le interesan los problemas de los venezolanos en sí? A los propios venezolanos y a Trump que quiere quedarse con su petróleo. ¿A quién le preocupa el uso del Falcon? Sólo a la derecha cuando no lo usa ella, porque cuando lo usan lo venden como un instrumento imprescindible de Gobierno. El problema viene cuando, de tanto pensar que las personas son capaces de tragarse cualquier cosa, se descubre que no, que gracias a la educación pública hay una masa crítica que aún sabe distinguir y acaba señalando a Rosell o Rubido como dos mercachifles de la derecha y, por ende, de la clase dominante.