Están en el PP celebrando una supuesta victoria por la división del anterior decreto ómnibus y el voto a las medidas sociales. En realidad afirmaron que cada propuesta debería tener su propio decreto para votar una a una las medidas, que igual están de acuerdo en lo del palacete parisino del PNV —aunque fuese del gobierno vasco en el exilio y luego el de la república, pero han caído así las nueces—, pero les vale el nuevo decreto ómnibus. Una pírrica victoria que les ha insuflado los suficientes ánimos para sacar a todo el equipo de natación sincronizada de la derecha, que también lo tiene, y a sus cargos públicos para sacar pecho —menos Paco Núñez, presidente en CLM, que se enterará dentro de dos semanas, como le ha pasado con las firmas—.
En el PSOE ya ha salido Marisú Montero ha señalar que ha sido su partido el que ha logrado la victoria porque, tras bajarse calzoncillos y bragas, son los campeones de los pactos. Algo que nunca ha sucedido en la democracia española… igual porque nunca ha habido un gobierno Frankenstein, pero no nos hagan caso. Dicen que el PP sólo ha tenido esta estrategia porque Junts ya había advertido que se iba a negar. Al final, los unos por los otros y la casa sin barrer. Lo paradójico de todo esto es que si el PP ha aceptado todas las medidas sociales es porque existe Vox.
Sí, como lo han leído. Sin Vox el PP, aunque tuviese 160 diputados, habría votado no a todo, incluso a las ayudas a la dana. Se habrían inventado cualquier excusa por estúpida que pudiese parecer y a votar negativamente. Antes y ahora. Deben dar los pensionistas y los valencianos gracias al partido de Santiago Abascal por esta resolución pese a no haber hecho nada y limitarse a mirar. Si Alberto Núñez Feijoo y su alegre muchachada han actuado tal y como lo han hecho es porque existe Vox, porque tienen más miedo a los conservadores que al neoliberal-wokista de Pedro Sánchez. Porque miran las encuesta y no las entienden.
Que Vox tenga un 85%, más o menos, de fidelidad de voto, más todo lo que le va llegando nuevo de todos los partidos, especialmente el PP, tiene preocupada a toda la planta noble de Génova. Saben que por su derecha no van a conseguir más votos por lo que sólo les queda virar hacia la izquierda. Algo que tampoco les causa mucha preocupación pues las diferencias programáticas con el PSOE son mínimas en lo fundamental y se pelean por las comas y los puntos. Deben ser los más centristas del sistema que se pueda, una especie de macronismo o populismo del centro sistémico, y por ello no hacen más que apoyar aquellas medidas o propuestas que puedan parecer tener consenso social. Desde los penes lesbianos, la eutanasia o las ayudas a cualquier minoría inventada que se sienta perseguida.
Pasa como en el Parlamento Europeo, los grupos socialdemócrata y popular, además de repartirse casi todos los puestos del Consejo, votan todas las leyes fundamentales juntos, cogidos de la mano y besándose, mientras dejan para la disputa cuestiones menores. Todo aquello que a usted le puede parecer que limita la libertad es votado por la entente neoliberal, con sus caras. Lo mismo viene pasando en España, pese a los lloros y demás llamamientos contra el dictador del Moncloa, todo aquello que sirve para tener amigos colocados, nombrar a los fiscales amigos, los jueces vendidos y demás, jamás se tocará. Sólo tendrían que mirar, especialmente los escandalizados medios de derechas, cuántos hermanos tontos de dirigentes del PP hay colocados por toda la geografía española.
Puede que no les guste Vox pero paradójicamente está mostrando la engañifa que es el sistema PSOE-PP. Como ya se dijo aquí, tienen el problema de carecer de discurso bien asentado, pero de momento están haciendo este favor a los que son realmente demócratas —teniendo en cuenta que lo que se llama democracia es un sistema representativo y poco más, mejor que una dictadura o el absolutismo, pero representación poliárquica—. Están sacando la hipocresía continuada de los peperos, como la presidenta católica madrileña que vive en pecado y apoya el aborto, con el añadido de la poca caridad con los ancianos. Los “fascistas” desmontan al PP, qué curioso.