El titular quedaría mejor en inglés porque es más propio de ese idioma utilizar el «Sobre lo-que-sea (On whatever)», pero como ni ustedes tienen ganas de leer en la lengua del Imperio, ni yo ponerme a destrozarla, en español tocará. La “M” como habrán sospechado los que suelen leer esta columna —que por suerte son bastantes más que los que hacen caso a Antonio Papell o alguno/a que se las da de intelectual— no se refiere a la consonante inicial de la palabra Mundial sino a la mierda de campeonato que se han sacado de la manga y, en especial, el país donde se disputará.
Cierto que el Mundial de Clubes se celebra un año antes del Mundial de Selecciones Nacionales en el mismo lugar. EEUU no tiene gran tradición futbolística, posee una liga de ex-jugadores y personas que Donald Trump quiere expulsar del país, no entienden el juego pero tiene mucho dinero para invertir. Los estadounidenses son capaces de montar el mundial del deporte más disparatado que se les ocurra por fardar, por aparentar, por hacer ver que son el Imperio, decadente pero imperio, y por ello movilizan recursos como si no hubiera un mañana. Esos dineros le vienen muy bien a Gianni Infantino para hacer fortuna y no porque meta la mano en la caja, de momento no hay que ser mal pensados, sino porque se puede poner un sueldo astronómico, cotizando en Suiza y con dietas a tutiplén. De ahí que invente torneos de la galleta para pasar por caja. ¿El deporte? No le interesa. ¿Los deportistas? ¡Que se jodan!
Una mierda de Mundial que está perfilado, como ya se contó por aquí, para una gran final a la que no están invitados ciertos clubes que podrían tener potencial. Por eso los horarios infames a ver si mueren tres o cuatro por el calor. Imaginen dentro de un año con horarios televisivos para que en Europa —que es donde realmente interesa el fútbol junto con Sudamérica— se vean los partidos, esos pobres futbolistas al borde de la muerte. Sí ganan mucho dinero pero no dejan de ser seres humanos, como los currelas a los que hacen trabajar a ciertas horas que deberían estar prohibidas. Bueno, alguno no es ser humano, pero eso es otra historia. Un ñordo enorme de torneo.
A cuentas de que no despierta mucha ilusión esto del Mundial, resulta que varios amigos se han enzarzado en una discusión bizantina sobre el periodismo, más en concreto el periodismo deportivo. Se han equivocado ambos grupos en pensar que existe algo llamado periodismo en estos tiempos. Propaganda mucha y mamoneo más. Eso de investigar durante un tiempo para conseguir una noticia hace años que no existe, todo son filtraciones interesadas. Todo. De hecho, dar una noticia como mandan los cánones ya no existe. Partiendo de este supuesto, más que contrastado por quien esto escribe, ¿para qué pelearse sobre si un rumor es noticia o no? Las noticias no existen. Cuestión zanjada.
Todo eso que es cierto para el periodismo en general, se aumenta en el periodismo deportivo. ¿Han leído una crónica de un partido donde el que escribe no se posicione en algún bando? No. Y lo peor es que quienes leen o escuchan desean ese posicionamiento. ¿Por qué? Porque se ha perdido la capacidad de aceptar las verdades, las diga Agamenón o su porquero. Miren sino a todos esos que piensan que al Mal florentiniano le persiguen los árbitros. ¿Qué va a haber en lo relativo a fichajes entonces? Propaganda o rumorología. Cierto que las fuentes no se pueden desvelar —acabé yo a leches con una gualtrapa por ello y lo peor es que la noticia se confirmó—, pero de ahí a no aportar más datos es quedarse corto. Peor es escribir al dictado de Flo, o de MA, o de Joan como hace la mayoría. No haciendo eso, es casi ser periodista.
Esto no es nada comparado con la desidia, el hastío y las pocas ganas —algunos ni de la cosa sexual— que le queda a la afición rojiblanca. Le colocan a todos los jugadores frikis o medio acabados que existen en Europa. Lo peor no es que se los coloquen sino que existe la duda firme de que Miguel Ángel Gil es capaz de hacer que ese mal sueño sea realidad. Eso sí, siguen mareando la perdiz con Baena, Cardoso y el Cuti Romero mientras los demás equipos con los que se competirá en Champions sí fichan jugadores de verdad, incluso sin estar acabados. Pero oye, que van a gastarse el dinero y hacer un buen equipo porque… patatas. Con los jubiletas que ya hay más dos rodillas raras y un bizco dirán que es el mejor equipo de la historia, pero seguimos sin dirección deportiva y esperando al DAO del año. A ver si me callan la boca.