Están muy preocupadas las élites de la Unión Europea, esas mismas que se han bajado calzoncillos y bragas hasta los tobillos para complacer a la clase dominante globalista, por una posible e inminente guerra con la URSS. ¡Uy! ¡Perdón! Rusia. En realidad no ha sido un lapsus sino que en la mente de muchísimas personas, especialmente de esas élites que viven a costa del esfuerzo de los asalariados europeos, sigue existiendo la URSS. No se sabe si por añoranza de los tiempos de la Guerra Fría, no se sabe si por obsesión por los comunistas —salvo Antonio Saceda no existen más comunistas en Europa—, no se sabe si es por estupidez mental. En todo caso, tienen miedo a una invasión rusa de Europa porque es algo que a lo largo de la historia se ha producido…
…Nunca. Salvo que consideremos ruso avant la lettre a Atila. Sí se han expandido en su espacio vital, por ello es normal que los finlandeses, las repúblicas bálticas, Polonia o Bielorusia tengan más o menos pavor. Pero ¿Francia? ¿Bélgica? ¿España? ¿Italia? Nada de nada pero ahí tienen a los comisarios y la presidenta europea intentando meter el miedo a los europeos pidiendo que se hagan con un kit de supervivencia por si hay una guerra. Seguro que más de dos y más de tres neuróticos acuden al supermecado más cercano a llevarse todo el papel higiénico, pero el resto de europeos les miran como diciendo «¿De qué coño me está hablando? ¡Te vas a meter el kit por el…!».
Nuevamente intenta aplicar aquello de la doctrina del shock a los europeos, los cuales ya no se creen nada. Son ateos respecto a las cosas de la Comisión Europea tanto o más que con las cosas de sus propios gobiernos. Tantos años de aguantar una élite completamente desgajada de su población han traído esto, la completa incredulidad ante algo que suena completamente conspiranoico. Ursula von der Leyden, la que pedía matar lobos porque se habían comido su querido poni, intenta que la población de la Unión Europea no se desmande y acabe tomando las instituciones para hacer cumplir la ley de Lynch con todos los que pillen por el camino. Unas instituciones que han empobrecido conscientemente a los europeos ahora vienen con el método asustaviejas. A unas poblaciones que aguantan lo que aguantan en sus ciudades por un “multiculturalismo” mal entendido les piden tener miedo de Vladimir Putin y no de ese que está pegando navajazos a las mujeres por el hecho de serlo.
Una cosa es que haya que armarse más debido a las presiones de Donald Trump —sería más probable un ataque estadounidense que ruso—, a cambio de salir de la OTAN y/o del Tratado de No Proliferación Nuclear para ser una Unión Europea autónoma, siempre y cuando no sea a costa de lo social sino de los privilegios de la clase dominante, y otra bien distinta es que los europeos deban hacer caso a Hajda Lahbib. Y no, no es gracioso el vídeo. Como dicen los jóvenes actuales, es una bumerada muy en consonancia con la mente infantiloide que tienen en Bruselas y Estrasburgo.
Todos los medios, claro, se han rebelado ante esto y se ríen… ¿o no? Pues no. pareciendo que son “supercríticos” y “megacontrarios” a todo ello, no han tardado ni un día en explicar cómo debe ser el kit de supervivencia (mírenlo aquí, aquí, aquí o aquí). En especial los medios más hacia la derecha se han deleitado en ello, como la COPE donde no solo han explicado (Herrera y Bustos) cómo debe ser el kit sino que han llevado a las ondas a un experto en geopolítica que ha explicado que como la URSS, ¡perdón!, Rusia saca sus soldados de Siria, pues los va a llevar a Libia, lo que provoca que eso sea peligroso para España e Italia. De los chanchullos de EEUU con Marruecos, por lo que sea, no ha dicho nada.
Esto es un «nos rebelamos frente a estas élites malas pero en realidad vamos metiendo poco a poco, como la gota malaya, el miedo en el cuerpo a la ciudadanía porque no dejamos de ser parte o esbirros de esa clase dominante». La prensa al servicio de quien paga. Nada nuevo bajo el sol. Porque algo se está preparando ya que los europeos han comenzado a abrir los ojos —solo hay que ver cómo se está votando en muchos lugares— y habrá, piensan los bruselenses, que darles un estacazo. Tras tantos años de vivir del momio, no les baja de su posición de privilegio nadie, aunque eso cueste vidas inocentes. Mientras Putin estará en el Kremlin muerto de la risa.