Durante una gestión de gobernanza de un país son muchas las interrogantes que le pueden surgir a la ciudadanía, tanto sobre cuestiones de gestiones pasadas como de gestiones actuales. Se acostumbra a pensar que cuando un presidente actúa apegado a la transparencia, a la conciencia, a los principios éticos, al pensamiento y al entendimiento de lo que hacen, tiende a ser sincero en proporcionar las informaciones pertinentes al pueblo en general; todo lo contrario a los mandatarios que actúan fundamentados en la imprevisión o en hacer cualquier cosa lejos de la ética, simplemente por complacer algunos ciudadanos o ciudadanas en concreto.
Gobernar es tomar decisiones, no improvisar, por eso el presidente Luis Abinader no tomas decisiones no pensadas, sino más bien basadas en el conocimiento, conductas y pruebas que demuestre la realidad de los casos de cualquier índole. Evidentemente el pueblo dominicano tiene la obligación de actuar desde la democracia real constitucional que lo gobierna. Si concretamente algún ciudadano tiene la prueba de que un funcionario, por ejemplo, es corrupto, con esa evidencia debe dirigirse a la justicia, directamente a la justicia, precisamente esa justicia independiente, anteriormente inexistente, que ha creado para el pueblo el presidente Abinader. Este es uno de los hechos que diferencia la República Dominicana del 2020 a la República Dominicana de 16 años atrás.
Se debe tomar en cuenta que la gobernanza del mandatario dominicano que ha conformado un nuevo estilo de gobernar no puede ser en este momento comparativa a la de hace aproximadamente 16 años anteriores, porque precisamente en ese pasado no existió afortunadamente ni la pandemia del covid19, ni la guerra entre Rusia y Ucrania, ni la crisis energética, ni la falta de trabajo de los dominicanos en ultramar, en definitiva, en nada en lo absoluto es comparativo. Pero independientemente de esto, si se hace la comparación, el actual gobierno sacaría sobresaliente en todo, ya que no obstantes las adversidades, va llevando al pueblo dominicano hacia el desarrollo.
A pesar de una gestión de gobierno estar fundamentada en la ética y el buen funcionamiento basado en el bienestar del pueblo, siempre habrá quien no vea la realidad, sino que solo se base en lo que considere (opinar desde la ética es democracia), sin que le afecte a su conciencia que sea cierto o no. Esos posicionamientos pasan a otro plano cuando un presidente es elegido democráticamente, ya que, cuando queda electo, pasa a ser el jefe de Estado de todas y todos, en este caso de los dominicanos y dominicanas en general, no de una sola persona en particular, ni de una secta, ni de grupos empresariales, ni de grupos intelectuales, ni de sindicatos, ni de grupos financieros y por supuesto, tampoco de una religión determinada o de ninguna en general… por lo que el gobierno no tiene la obligación de exteriorizar respuestas a preguntas posiblemente demagógicas o con objetivos personales o creencias muy particulares, porque a un ciudadano de manera individual le moleste, porque eso no es gobernar. Por estas y otras razones es que la administración del presidente Abinader ha proporcionado buenos frutos a la sociedad, por su transparencia y por su forma de gobernar con diferencia a otros gobernantes anteriores del PLD.
Ante cualquier duda de los logros de la gestión del mandatario dominicano es conveniente leer el libro llamado Luis Abinader, un nuevo estilo de gobernar el cual será publicado partir de enero. Quizás en esta obra se encuentren muchas respuestas.
El porvenir que ha logrado el país caribeño, aparte del conocimiento de gestión política del presidente Abinader, se debe a que afortunadamente el mandatario está rodeado de un buen equipo de comunicación, como por ejemplo, se puede mencionar la dedicación que hace a diario con sacrificio anexo al cargo y anexo a la responsabilidad de la persona que asume el cargo como demuestra una y otra vez, en este caso, el Director de Comunicación y Estrategia Gubernamental y portavoz de la presidencia, ese mismo que le da a conocer las informaciones del gobierno a su pueblo y la de su pueblo al gobierno, las cuales en ocasiones se trabajan en silencio y el ruido solamente lo hace y lo demuestran los resultados.
No obstante, la estructura solida que se ha construido en el país quisqueyano es de lógica reconocer desde una conciencia independiente que se necesita seguir avanzando en todos los sentidos que exige una democracia real, y es lo que con sus acciones está demostrado el Jefe de Estado dominicano, al no acomodarse, quedándose sentado y dejando sus responsabilidad sobre los hombros de sus funcionarios.
El compromiso del mandatario con su pueblo es tan profundo que desde el año 2012 ya venía presentándose como candidato, en calidad de vicepresidente. Es digno de resaltar, que a pesar de que, en el momento de celebrarse las elecciones presidenciales en el 2020, cuando en la República Dominicana se vivían momentos de crisis al igual que en el resto del mundo, Abinader no se desanimó en su deseo de dirigir la nación dominicana, sino todo lo contrario, desde ese momento ha intentado resolverle al pueblo todo lo que la constitución le ha permitido. Por citar algunos casos en donde el presidente Abinader a sido comprometido con el bienestar de la ciudadanía dominicana, es en los subsidios que ha destinado a los combustibles, a las materias primas de productos de la canasta básica, la lucha contra el narcotráfico, la lucha contra la corrupción, incluso intentar solucionar el problema de la seguridad, aunque en ocasiones en estos ejercicios se cometan algunos tipos de errores no mal intencionados, quizás por falta de conocimiento del país quisqueyano en general, pero además el mandatario demuestra su empeño con las ayudas sociales que han contribuido en el sustento de familias dominicanas de menos posibilidades económicas. Esta es una realidad visible que quizás solo sea valorada por esas personas que la necesitan, más no tienen el mismo valor para quienes tienen seguro el sustento de sus familias