Figuras de Edgar Borges, editado por Trampa, es uno de esos libros extraños, deconstructivos, metanovelísticos si lo prefieren, que cae de vez en cuando en las manos. No exentos de calidad, de saber hacer literario, empero te imponen una apertura mental a la hora de leerlos. Al igual que sucede con Chesterton, la utilización de la alegoría o del símil hace transitar al lector por caminos olvidados o nuevos en cada párrafo. Nada mejor que hablar con el propio autor para que nos ofrezca alguna pista sobre su propia obra.
D16. Me ha parecido una obra bastante alegórica (el guardián, las reglas, el manicomio…), ¿pretendía algo así desde que se puso por primera vez ante la hoja en blanco.
EB. En mi escritura la simbología surge sin una planificación previa; es como la mirada que capta formas de la realidad no exactamente iguales a las que el ojo percibe. Similitudes, paralelismos, representaciones. Todo eso es posible, pero nunca reflejo. No creo que la literatura sea el reflejo de un espejo, al contrario, la literatura es vidrio roto, escribir es intentar armar otras formas con los vidrios que la mirada ha destrozado. Creo que, como un músico o un arquitecto, el escritor intenta darle forma a la nada a partir de un caos. Luego, cuando la obra está terminada, la alegoría nace en la mirada de cada lector.
D16. ¿Es esta novela una deconstrucción de la Novela?
EB. Crear es deconstruir; un creador no debe ser un funcionario de la realidad que vende el poder. Figuras es una novela de saltos en muchos sentidos; están los saltos de Enrico, el personaje, pero también los saltos que buscan darle forma a un territorio vacío a través de las palabras y las matemáticas. La corriente narrativa que lleva a los personajes a determinadas circunstancias deshace realidades absolutas. Mucho de lo que fluye en la historia va a permitir que personaje y lector deconstruyan su percepción de la realidad, y probablemente de la novela como género. En un momento el narrador, que también vive y se pregunta situaciones de la historia, dice sobre Enrico: «La angustia por la perspectiva le sobrevenía cuando, de una manera irracional, su punto de vista se desplazaba por otros hipotéticos puntos de vista que podrían coexistir en torno a un espacio determinado». Y esto tiene que ver con la forma cómo los distintos estados emocionales del personaje generan mirada, percepciones de la realidad. Enrico padece “la crisis de la perspectiva”, enfermedad que le hace ver las líneas rectas de manera distorsionada. Es entonces cuando los espacios se le convierten en otros escenarios, dando lugar a una serie de formas geométricas con las que tendrá que lidiar. En otro extremo de Figuras está Federica, la interna de un manicomio que asegura que en otro tiempo volaba. Enrico es un emisario que lleva cartas de amor a esta mujer, teniendo que transitar un camino de casillas por donde está prohibido saltar, y prohibirle el salto a un sujeto que solo salta es un peligro para la vida de él o para las leyes del sistema.
D16. Para leerla creo que hay que hacer como recomendaba Huxley y situarse más allá de las puertas de la percepción (sin psicotrópicos, obviamente) ¿es una novela propicia para el sexto sentido?
EB. Toda novela debería posibilitar una comunicación más allá de lo racional. Espero que Figuras, así sea en algunas de sus páginas, logre un diálogo o un silencio con el lado salvaje del lector. Cuando esto ocurre, las palabras alcanzan sensaciones similares a las de una composición sinfónica.
D16. Siguiendo con la anterior pregunta, ¿dónde está el límite de la realidad?
EB. En la legitimación de una norma. La realidad es un acuerdo social; algo inventado en lo que necesitamos creer para entendernos. Pero la realidad es, o debe ser, algo movible y transformable según las verdades de los involucrados. ¿Dónde está su límite? En la capacidad del individuo en conjugar su imaginación con la situación externa que habita.
D16. Usted es ya un autor que tiene una holgada, y en algún caso premiada, obra literaria, ¿busca todavía esa “gran obra” que sea la representativa de Edgar Borges?
EB. Mi búsqueda es creativa, sin pensar mucho en las categorizaciones que puedan venir después. Escribo, como pudiera interpretar la guitarra o un texto dramático, para intentar comunicar otras formas de realidad.
D16. Me deja una duda la novela: ¿Morir para escapar del mal o vivir y combatir con las armas que se tengan?
EB. Siempre hay que combatir con las armas que se tengan y con las que se inventen.
D16. Aunque en una primera lectura no lo parezca, en el transcurrir de las páginas se aprecian influencias literarias diversas, ¿quiénes le han influido más?
EB. Soy un lector apasionado de la obra de Franz Kafka, Virginia Woolf, Juan Rulfo, César Vallejo, Ana María Matute y Thomas Bernhard, por citar algunos. Pero también me gusta mucho el teatro, la música y el cómic.
D16. Como siempre hacemos, le dejamos este espacio para que defienda a pecho descubierto su obra frente a los lectores.
EB. Más que defender mi obra, me parece importante decir que corremos el riesgo de que la inteligencia artificial se convierta en un arma masiva de estupidez y nos perdamos irremediablemente en ese laberinto.