Había presupuestado llegar hasta cuartos de final en el Mundial de Clubes, como podría haber presupuestado llegar a la final, total de ilusiones también vive el gilismo inilustrado, y al quedarse antes por el camino ya se avista en lontananza aquellos eslóganes que los amanuenses habituales expondrán: «Antes de entrar hay que salir» y «Se ha ingresado menos y hay que rebajar los fichajes». Vamos, con tal de no invertir en el equipo, lo que sea. Porque, cabe recordar, la inversión neta durante los años del Cholo Simeone es de 7 millones al año.

A Miguel Ángel Gil Marín se le viene torciendo todo. El año pasado hubo más gasto porque apretaron los inversores que le tienen cogido por los dídimos, los que esperan como agua de mayo llegar a 2027 y recuperar con holgura su inversión. De ahí que desde la dirección y satélites se ponga muy en valor la piscina de olas, el auditorio, los campos de entrenamiento, etcétera. Por el camino se reduce la cantera, esa cosa tan molesta a los Gil, pero habrá un supercine para ver a José Luis Ábalos en alguna película de Pétalos Producciones. Lo deportivo es algo que nunca le ha interesado al dúo prescrito, de hecho si les interesase hubiesen apretado por algún fichaje —cuando FIFA y UEFA han autorizado que cuenten para la próxima temporada— para el Mundial. «No money, no party» le habrán dicho en EEUU.

Ahora también ha abierto la espita para los ataques más directos al Cholo que se recuerdan. Antes eran los tres o cuatro nacionalmadridistas acongojados por el nivel demostrado y los teleñecos de la noche, a la orden de su malignidad de Pío XII. Ahora ya empiezan hasta los que acuden a las barbacoas gilistas quienes más están atizando al Cholo. Y no porque no lo merezcan muchas de sus decisiones deportivas sino porque, parecer ser, el Mundial ha sido un fracaso por no poder trincar más de 30 millones de euros. Luego va por ahí pagando con billetes del Monopoly, tampoco debe llorar tanto. Lo paradójico es que se alienten los ataques de quien ha sido su escudo. Porque si los árbitros chulean al Atleti es por la cobardía de Gil y Enrique Cerezo. No quiere perder esos carguitos y esos amigos que hace para llenar la buchaca y por ello, que pisoteen el escudo, la camiseta o lo que haga falta.

A más, a más, ahora sale el marido de Erika a quejarse del vestuario, de cosas de dentro. Porque es la niña bonita del Cholo pero ¿a qué vienen esas insinuaciones de alguien que debería haberse acogido a la cláusula de salida porque da pena verle por el campo? Aquí se ha dicho que el equipo parece poco trabajado —¿con tres asistentes bien pagados no son capaces de tener jugadas de estrategia o aprender a sacar el balón o algo que parezca fútbol?— y que lo del Mundial era una engañifa en la que no permitirían avanzar al Atleti tiempo antes de que comenzase, esas declaraciones del marido de Erika ¿contra quien van? ¿Contra sus compañeros del mate y los bailes o contra los que dejan todo aunque carecen de calidad? Es dejar a Julián Álvarez y Marcos Llorente como Cagancho en Almagro después de haberse quejado de robos evidentes. ¿Mal rollo en el vestuario?

Todo esto lo que hace es reforzar la idea de una buena parte de la afición sobre la necesidad más que evidente de cambios estructurales y deportivos. No puede ser que el Atleti camine por la vida sin secretario técnico, uno que sepa ver a esa futura estrella y no al prejubilado del Liverpool; no puede ser que haya cada vez más ingresos por patrocinadores y nunca haya dinero en la caja para inversión deportiva, eso es un fallo de la estructura; no puede ser que no haya un portavoz del equipo que no sea el propio entrenador; no puede ser que se esté en altos cargos y se rían de ti con los horarios, las fechas y los arbitrajes. En lo deportivo es evidente que se ficha uno de calidad —normalmente con fecha de caducidad—, seis despojos de tienta y el regalo de algún representante amigo. ¿A qué se quiere jugar? ¿Qué posiciones hay que reforzar? Todo eso no existe en el universo gilista la afición ya no traga. Porque…

…como la mayoría consume el pienso nacionalmadridista o tiene infectada la mente con ello, al final acaban pidiendo más fichajes, más nombres, más lo que sea, pero más y ganar títulos todos los años —algo que espanta a Gil porque le toca pagar más—. Como con ser terceros y clasificarse para alguna roda en Champions es más que suficiente los jugadores se acomodan, aunque alguno como De Paul nació acomodado y rasquin boling, y el entrenador sigue con sus manías y entrenando lo justo, pero eso no le basta a una parte grande de la afición que exige estrellas de verdad, no medianías que al dejar el equipo acaban en ligas tan potentes como la turca o la croata. La duda le corroe la mente, porque el alma la tiene corrompida desde hace décadas de usurpación propietaria, ¿cargarse a Simeone?, ¿invitar a más barbacoas?, ¿cargarse a algún periodista? ¡Vaya verano le espera al pobre Rubén intentando equilibrar todo lo que Gil destroza y para que no se carguen al Cholo!

Post Scriptum. Se anuncia que vendrá Cardoso en breve —¿y Baena pa’ cuándo?— por treinta millones cuando antes del mundial no se querían pagar veinticinco según nos contaron. O mienten ahora, o mintieron antes… ¡Perdón, mienten siempre! Aunque estos dos no sirven para tapar todos los agujeros que cualquier secretario técnico normal y no madridista vería.

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