Fuente: IA-SAG

Este es casi uno de esos artículos que hay que escribir, por obligación moral, todos los veranos. Mejor dicho, todos los momentos en que se abren los mercados de fichajes, estivales o invernales. Es un deber para cualquiera que desee defender un tanto la verdad. Bien es cierto que, al final, es algo entretenido estar especulando si viene Dodó o Fofó, o imaginar la buena pareja de centrales que formación rodillas raras y bizco. En eso nadie como Manuel Esteban, «Manolete», para inventarse los intereses y fichajes posibles. Acertaba uno de mil y por suerte, pero todo el mundo sabía que no había maldad, ni interés pecuniario detrás de esos fichajes increíbles. Algo que no sucede con otros que pululan hoy por redes sociales y medios de comunicación.

Existen tres especímenes realmente enfocados en el mercado de fichajes: los profesionales, los insiders y los tragaldabas. Los profesionales suelen ser periodistas especializados que trabajan para uno o varios medios de comunicación. Algunos ya se sitúan más allá de los medios en sí para convertirse en marca propia. Los insiders son gentes que intentan hacerse con noticias para difundirlas, en muchas ocasiones sin verificación alguna. Los tragaldabas se dividen en mentirosos y replicantes. Los mentirosos son personajillos que creen haber leído o haber escuchado que a tal equipo le interesa tal jugador, es todo producto de su imaginación. Los replicantes son aquellos seres que roban las noticias a los demás, cayendo en los errores de los robados y de su miseria personal pues lo hacen porque no tienen nada mejor que hacer que subir su dopamina creyendo que la gente le hace caso.

Salvo los del último grupo que son carne de cañón de Ok Diario o Fichajes.net, el resto de los que se dedican a martillear a las pobres gentes que leen medios o redes sociales, al 95%, están al servicio de los intereses de los representantes o algunos clubes. No se engañen, si sacan alguna información es porque trabajan directa o indirectamente en favor de este o aquel grupo de representación. En especial hay un grupo de una nacionalidad concreta donde se reparten el mercado de las exclusivas y que están muy implicados con ciertas agencias y ciertos representantes. Si lanzan algún interés o un inventado contacto con este o aquel jugador, la realidad es que será inventado —salvo que hablen del Atleti donde los responsables son tan educados que van por toda Europa preguntando si la familia, los amigos y el chaval están bien o mal, si disfrutan de la vida y esas cosas educadas, nunca de fichajes y menos por jugadores con verdaderos problemas intelectivos—.

Lo que sale en los medios y redes sociales es porque quieren los representantes y algunos clubes para aumentar el valor o quitarse a algún jugador de encima. Ni periodismo de investigación —como el de la Leire esa—, ni contactos, ni leches. Todo es parte de un juego entre representantes y algunos personajes del periodismo. Sólo en un porcentaje del 5% acaba llegando información fidedigna. Porque, por ejemplo, imaginen a los cansinos de los teleñecos de la noche llamando a este o aquel equipo para ver si les dan una exclusiva. Acaban diciéndoles que se va a fichar a Tilico —que como Jesús Gil está muerto se sabe que no será—.

Los insiders, que sí lo son —ara cualquier otra cuestión recurrir a los tragaldabas— también rascan información de las agencias y están a su servicio, aunque a diferencia de esos supuestos profesionales, lo son indirectamente. En la mayoría de las ocasiones son utilizados sin que se den cuenta. En otros casos más profesionalizados hay quid pro quo. En España todo el mundo sabe que hay cierto periodista que es el hombre de Jorge Mendes en As y en los Teleñecos. Lo mismo pasa con italianos, británicos y españoles. Todos al servicio de representantes para que los precios suban y así rascar mayor comisión o hacer ver que cierto jugador completamente inútil tiene mercado.

¿Cuántos de los fichajes que se anuncian como interés acaban realizándose? Menos del 10%. Si acertaran el Atleti ficharía 45 jugadores cada año. Porque el equipo rojiblanco es de esos equipos, junto al Chelsea, que sirven de comodines a representantes y sopladores para vender su mercancía. Al final un negocio en el que unos rascan y otros son utilizados sin miramientos. Pero ¡oigan! Ellos son felices creyendo que lanzan muchas exclusivas cuando no son más que herramientas para que otros hagan dinero.

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