Donald Trump
Donald Trump, durante su primer discurso ante el Congreso

Donald Trump convirtió su discurso ante el Congreso de Estados Unidos en un espectáculo más propio de un mitin electoral que de una sesión institucional. Su intervención, de una hora y cuarenta minutos, estuvo marcada por afirmaciones exageradas, ataques a sus opositores y una interpretación distorsionada de los hechos que ha caracterizado su estilo político. Mientras sus seguidores aplaudían cada una de sus frases, los demócratas reaccionaban con escepticismo e incluso con protestas ante las continuas falsedades del republicano.

Un regreso lleno de arrogancia y distorsiones

El expresidente aprovechó su comparecencia para presentarse como el salvador de Estados Unidos, asegurando que en poco más de un mes de gobierno ha logrado más que cualquier otra administración en la historia del país. «Estados Unidos ha vuelto. Hemos logrado más en 43 días de lo que la mayoría de las administraciones logran en cuatro u ocho años», proclamó Trump con su característico tono triunfalista. Sin embargo, los hechos desmienten sus palabras.

Entre las afirmaciones más llamativas, aseguró que su administración ha registrado el menor número de cruces ilegales en la frontera sur, algo que no solo no es cierto, sino que ha sido refutado por sus propias agencias gubernamentales. También presumió de una economía en crecimiento, obviando el impacto negativo de sus nuevas tarifas comerciales y la incertidumbre generada en los mercados financieros.

La carta de Zelenski y el giro en la política exterior

Trump también aprovechó su discurso para hablar de política exterior, en especial sobre la guerra en Ucrania. Con un tono ambiguo, anunció que había recibido una carta del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en la que supuestamente este le pedía apoyo para negociar la paz con Rusia. Sin embargo, horas antes, Zelenski ya había publicado en redes sociales un mensaje similar, lo que evidencia que Trump solo estaba reutilizando información pública para engrandecer su papel en el conflicto.

Más preocupante fue su insistencia en reclamar el Canal de Panamá y su afirmación de que se hará con Groenlandia, algo que ya intentó sin éxito en su primer mandato. Estas declaraciones no solo evidencian su tendencia a la exageración, sino que demuestran su visión unilateral de la política internacional, basada en el expansionismo y en decisiones impulsivas sin fundamento real.

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