Han tomado la decisión en Moncloa. Tras el subidón emocional que ha tenido el presidente del Gobierno tras el debate sobre el estado de la nación, se ha convencido de que debe acabar como sea con Emiliano García-Page. Algo que ya tenía en mente y que ha intentado realizar de forma oscura utilizando a Adriana Lastra. Se pretendía provocar al presidente castellano-manchego para tener algún tipo de excusa con la que abrirle un expediente. Pero quien es perro viejo no ha caído en las burdas trampas que la odalisca del lobby gay (por ende contraria a las feministas del PSOE) ha lanzado.
Se le ha pedido a Page que estuviese callado, lo que en la práctica supondría que perdería el apoyo considerable que tiene de los castellano-manchegos. Además de ser contrario a su propio ideario (y el de miles de socialistas desubicados con el sanchismo) y a la tradición del propio PSOE. Una tradición que Pedro Sánchez viene pisoteando desde 2014 y que quiere dejar en el olvido, sin historia paradójicamente ahora que le preocupan las cosas históricas. O lo que es lo mismo, el profundo respeto a la libertad de expresión y de pensamiento que siempre existió en el socialismo español. Hoy en día tan sólo se desea que “uno mande y el resto sean monaguillos”, o ni eso, simples entes repetidores de consignas y lanzadores de memes.
La mala labor de zapa de Ferraz
La situación lleva desde hace tiempo trabajándose desde Ferraz pero como en la sede del PSOE hay verdaderos incompetentes, comenzando por la vicesecretaria general (véase lo que ha provocado en las elecciones andaluzas), al final no se ha podido acallar a Page. Un tipo que se ha criado a los pechos de José Bono; que ha conocido las “judiadas” de Alfonso Guerra de primera mano; que pudo comprobar in situ la que le liaron a José María Barreda; o que ha visto el destrozo que hizo el PP en su tierra; no se va a callar tan fácilmente para que el señor de la Moncloa vaya fardando en el falcon.
En realidad Page tenía decidido no continuar al finalizar esta legislatura. Como contó a un reducido grupo de periodistas (entre los que se encuentra quien esto escribe) hace cinco años, pensaba dar un paso al lado y dejar la secretaría general del PSCM-PSOE y, posteriormente, la presidencia de la Junta… pero esos planes han sido chafados por la actitud de Sánchez y sus edecanes. Rompiendo su promesa tuvo que volver a presentarse a la secretaría general porque se enteró de ciertos movimientos para asaltar la federación manchega por parte de Ferraz y Moncloa. La única forma de mantener a la autonomía orgánica era seguir. Dejar el partido a un sustituto o sustituta con los buitres monclovitas sobrevolando no era buena idea y suponía entregar el gobierno de la Junta al PP de forma gratuita.
A Sánchez no le importa entregar CLM al PP
Lo que no quiere Page es que un sinsorgo, por no decir incapacitado, como Francisco Núñez gobierne la región. Cabe recordar que este señor, aupado por Dolores Cospedal (más conocida por el uso de cloacas que por buena gestión), llegó a su cargo prometiendo privatizar la sanidad manchega. Algo que en Ferraz ni deben conocer, si es que conocen algo de lo que existe al sur de Madrid. No porque él sea especial y diferente a cualquiera de sus consejeros o consejeras, no, sino porque Sánchez impondría una candidatura entregada a Moncloa con todo lo negativo que eso supone.
Page es casi el único barón socialista que tiene en la mano repetir triunfo en las elecciones autonómicas de 2023. Salvo que Sánchez se lance a un superdomingo sumando las generales, donde nadie puede estar seguro de nada. Los cientos de alcaldes de la región también tienen altas probabilidades de repetir, como buena parte de las diputaciones provinciales. Todo ese arsenal político y social se podría ir al garete con la decisión de Sánchez. Esto es lo que ha venido intentando frenar Page. De hecho cuando afirmó que él era un monaguillo más se refería a que Sánchez tiene la capacidad de liquidar candidatos y que no era seguro que pudiese repetir candidatura. Era una advertencia a los movimientos de la negada asturiana para laminarle.
Page se defiende con sus armas
No extraña, entonces, que en el Comité Regional celebrado el pasado fin de semana se solicitase a García-Page que fuese, una vez más, el candidato a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. No era algo de peloteo (puede que en algún caso sí) sino parte de una estrategia de la propia federación socialista para evitar que Ferraz o Moncloa tengan tentaciones de impedir que los socialistas manchegos abran su proceso de primarias y elijan en libertad. Por muy manchega que pudiese ser la alternativa, cualquier movimiento desde el sanchismo propiciaría la derrota segura. Si en casi ningún lugar gusta que se vayan cortando cabezas por sus huevos morenos, en Castilla-La Mancha menos.
Sánchez ya se cargó Madrid sin importarle el resultado
Una estrategia la del PSCM-PSOE que no tiene por qué frenar los deseos concupiscentes de Sánchez y su tropa de personas sin tener donde caerse muertas. Page opina con libertad, como siempre ha pasado en el PSOE, no para tocar los pelendengues a Sánchez (realmente el presidente del gobierno le importa un comino) sino para salvaguardar el gobierno socialista en la región. Si el sanchismo se cree que se han inventado el socialismo o que sus ideas postmodernas son de izquierdas es problema del sanchismo. El socialismo a lo manchego es distinto. Más tradicionalista tal vez. Más apegado a la tierra. Esa tierra que provee de raíces, de materialismo, de espíritu de pertenencia y de servicios sociales para todas las personas, especialmente los más vulnerables.
Saben en el PSCM-PSOE que si a Sánchez se le mete entre ceja y ceja cargarse a Page poco van a poder hacer. No tanto por la modificación de los estatutos y del reglamento interno, ese que todo el sanchismo interno ha alabado para llegar a una dictadura unipersonal, sino porque le importa poco todo lo que no sea él mismo. Ya se cargó la federación madrileña (suspendiendo de militancia a las 15.000 personas afiliadas y eliminando el comité regional) para imponer a su candidato Ángel Gabilondo (que perdió ante Cristina Cifuentes) y no le importaría volverlo a hacer con tal de que nadie le haga crítica alguna.
La gran batalla de la tierra media
Si se fijan todas aquellas personas con capacidad crítica y con cabeza han salido de su alrededor, tanto en la ejecutiva como en el gobierno. Sánchez no permite que nadie le diga que está equivocado o que no tiene razón. Se deja aconsejar pero jamás permite que le digan que se ha equivocado, más si piensa que es alguien de menor rango y estudios. Page ha estirado la goma bastante defendiendo lo que piensa el socialismo manchego y ahora está defendiendo a los suyos de una posible entrada como elefante en cacharrería. Cualquiera diría que está diciendo subliminalmente a Sánchez que si quiere peces se moje el culo, que no mande a los encargados de la finca, sino que presente él mismo batalla.
Igual alguno de los chicos de Pepe Blanco o de José Luis Balbás que tiene alrededor le recomienda que abandone esta batalla porque será una derrota segura (nadie en el PSCM-PSOE se callaría), pero no sería de extrañar que todo lo que ha intentado para llevarse por delante a Page sea el comienzo del ataque a Minas Tirith. De momento Page ha encendido las almenaras mediáticas, ¿de dónde sacará Sánchez los Nazgul? No le queda ni uno salvo el asturiano al que ¿han prometido algo jugoso en Madrid? A la vuelta del verano, porque Sánchez no perdona irse al palacete, habrá una continuación. ¿Saldrá en el egocéntrico documental?