Uno de los rasgos característicos de las poliarquías de las que hablo Robert A. Dahl, lo que comúnmente se llaman democracias liberales, es la existencia de una prensa libre y sana, se añade desde aquí. ¿Qué significa libre y sana? Libre de cualquier condicionamiento externo a la propia línea editorial (la cual marca ya cierta restricción… conocida), lo que es complicado en un mundo donde la clase dominante ocupa todo aquello que huela a contrapoder o poder social, y sana porque ejercen su oficio de acuerdo a la máxima de informar con imparcialidad. Si alguien roba, por ejemplo, se informa que ha robado sin importar condición social, laboral o política.

Tan solo mirando los titulares de ayer, como ahora se verá, cualquiera de ustedes se puede dar perfecta cuenta de que eso de la prensa libre y sana es una rara avis en España. Como verán en las líneas siguientes todas las informaciones están condicionadas partidista, ideológica y económicamente. El Mundo tenía como destacado ayer por la tarde: «El PP avisa a Sánchez de que no apoyará un “plan para controlar los medios” y lo compara con Venezuela». Curioso que no se haya presentado el plan, aunque conociendo al personaje, Pedro Sánchez, normal que haya cierta suspicacia, y ya afirman que es para controlar los medios y colocan Venezuela como argumento porque ahora toca. Como sucede de vez en cuando aparece el país sudamericano como arma arrojadiza dando a entender que España camina hacia la venezuelización.

No son los únicos con el “preocupante” tema en OK Diario afirman en dos destacados lo siguiente: «El PP recuerda a Sánchez que él “no es quien para repartir licencias de medios ni carnés de periodista”» y «Sánchez aprobará mañana un “Plan de acción por la democracia” para meter en cintura a los medios críticos». Sin saber qué tipo de “Plan” se trae entre manos el narciso de Moncloa es complicado saber si se meterá en cintura o no a los medios críticos. Lo que callan muchos, y es algo que podría ser anticonstitucional, es que se pretenden saber al milímetro, según ha dicho el propio presidente, quienes financian los medios y son propietarios. Igual porque a algunos les molesta que se sepa quién está realmente detrás de sus propios medios en esas redes de empresas interpuestas, socimis y demás instrumentos empresariales. Tampoco es que vaya la vida en ello pero sabiendo quien maneja al perro se sabe el carácter de éste.

Lo mejor de todo es que de llevarse a cabo algún tipo de acción contra la prensa, el PP y sus colegas no harían nada pues llevan décadas de “amistad financiera” con muchos medios y esto les daría pie para controlar a los “otros medios”. Por eso ABC, que parecen paradójicamente los más normales, escriben en su principal artículo «Sánchez anuncia la aprobación del plan sobre los medios y compara las libertades de España con Venezuela». Parece que el presidente también utiliza Venezuela para sus cosas de democracias. La Razón, entre sus dos destacados también habla del tema: «Sánchez aprobará mañana su agenda contra la ”máquina del fango”».

Y como todo no va a ser Sánchez y su asalto a los medios de comunicación, que es algo que importa entre poco y nada a la población en general, entre otras cosas porque ya existen leyes que protegen de la difamación, En El Diario se dice que «La presidenta del Poder Judicial propone a un juez conservador como vicepresidente del Tribunal Supremo». ¿Ha sido buen o mal juez? No se sabe pero parece que ser conservador es malo per se. En La Razón al menos dan el nombre en el titular pero sin indicar nada respecto a su cualificación: «La presidenta del CGPJ propone al magistrado Berberoff como vicepresidente del Supremo». Al menos se muestran asépticos, ¿será porque les parece de los “suyos”?

Otros que se salen del tema periodistas perseguidos son los de Vozpopuli que utilizan palabras gruesas para dar a conocer a una periodista que parece que ahora se ocupará de las campañas del PSOE: «De la “anormalidad facha” a “hienas” del PP: la fontanera que prepara al PSOE contra Prensa (sic) y jueces». Como si en el PP no hubiese asesores, y cargos públicos, que dicen cosas peores que esas. O ¿solo interesa señalar lo malo de hunos y no de hotros? En El Debate siguen con sus cosas de Begoña Gómez: «Moncloa cerró una planta de RNE para que Begoña Gómez grabara un podcast que luego usó para pedir la cátedra». Habrá que ver porque estas noticias suelen acabar con algo bastante menor, pero ayuda a que los columnistas tengan alimentación para tres o cuatro artículos.

The Objetive esta vez no se abalanza sobre la esposa del presidente o Venezuela sino que pone en la mirada a José Luis Ábalos: «La exjefa de ADIF confiesa que solía encontrarse a Aldama cuando iba al Ministerio a ver a Ábalos». Justo debajo señala el ajuste de cuentas entre el ministro Óscar Puente y Ábalos: «Ábalos avisa a Puente: adoptó en Valladolid “decisiones similares” a las investigadas en el ‘caso Koldo’». Tampoco se libra Diario 16 de su titular con su toque de ideología: «Peinado ya tiene sustituto para el caso Begoña Gómez: el juez que exculpó a Esperanza Aguirre de su fuga de la policía». Los únicos que están a otra cosa, ayer, eran los de Infolibre: «Las farmacéuticas destinan 110 millones al año a financiar a las asociaciones europeas de pacientes». Poco dinero parece si es toda la Unión Europea, pero cuando menos señalan al grupo de presión farmacéutico, algo que no es desconocido para la mayoría de ciudadanos.

Son casi más interesantes los titulares de la prensa religiosa. O cuando menos de mayor interés para los católicos y sus peleas terrenales. En Infocatólica destacan: «Monseñor Chaput: “El papa Francisco tiene el hábito, ya bien establecido, de decir cosas que dejan a los oyentes confundidos». En Religión en Libertad se ponen más solemnes y hablan de la muerte: «¿Cómo son los últimos días de los monjes? La “buena muerte” en el interior de una histórica abadía». Como pueden ver, temas más del interés de los católicos posiblemente que lo que exponen los demás medios sobre intereses ciudadanos.

Todo es politiquería mientras las noticias realmente importantes quedan escondidas, cuando se ofrecen. Si a ello le añaden la guerra incultural de los columnistas a sueldo, no se sabe bien si de los partidos, las empresas o los del dinero, el ciudadano medio español no se entera de nada. Tiene que rebuscar mucho para encontrar información importante, opiniones verdaderas o temas de verdadero interés social. Y como ahora todo se mide en “me gustas” o visitas la situación empeora por momentos pues se busca más lo escandaloso que lo veraz. Antes un caso como el de Begoña Gómez era trabajado durante meses y se exponía con todo atado y bien atado antes de darlo a la opinión pública. Y quien dice este caso dice cualquiera en el que estén implicados los del PSOE o los del PP. Sin medios realmente libres y sanos los poderosos seguirán sentados en sus sillones fumando un puro o comiendo un yogur vegano.

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