Un siglo tan convulso como el pasado, probablemente el más cruel de la historia, sirvió para dar cabida a dos sangrientas guerras mundiales, para luchas fratricidas entre ideologías antagónicas, sin olvidar las amenazas atómicas reincidentes, las guerras comerciales de grandes bloques mundiales, los desequilibrios inhumanos Norte-Sur en el reparto de las riquezas del planeta… En definitiva, sirvió para hacer de este mundo un universo menos habitable por momentos. Lo que llevamos vivido de siglo XXI va por el mismo camino sin remisión. Nada hace plantearnos que todo entre en vías de solución. Más bien todo lo contrario.
Contemplados en perspectiva, ninguno de estos hechos históricos –por muy importantes y decisivos que han sido para el presente y futuro inmediato de las sociedades y los ciudadanos de este planeta– puede compararse lo más mínimo a la que sin duda ha sido la gran revolución de los siglos XX y XXI: el feminismo. La sociedad patriarcal que rige nuestros designios desde la noche de los tiempos tiene los días contados. La mujer debe ocupar el lugar que les pertenece, en la historia y en la sociedad, sin más dilación. Nunca ha habido excusas lógicas ni coherentes que lo impidan. Ahora tampoco deben existir razones espurias para ello.
La lacra de la violencia de género –el terrorismo más sofisticado ideado por el machismo imperante que aún intenta anular la capacidad de rebelión de las mujeres por la vía de la fuerza e incluso el crimen– no es más que el último coletazo de una sociedad que ha mirado hacia otro lado durante demasiado tiempo, probablemente desde que el ser humano tiene constancia de serlo. Por todo ello, la verdadera revolución de estas convulsas últimas décadas es la que han protagonizado las mujeres con su lucha por defender los derechos que les corresponden en igualdad de condiciones que los hombres.
Coincidiendo con el primer aniversario de la presencia de esta revista mensual en los quioscos, Diario16 pretende rendir un sentido y comprometido homenaje a esta lucha con un número monográfico coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer el 8 de Marzo. Karl Marx advirtió que “la peor lucha es la que no se hace”. Por ello, nadie debe eludir este compromiso que nos concierne a todos. Desde aquí, vaya nuestro granito de arena.