¿Alguien ha escuchado al PP o a Vox preocuparse por las dictaduras que existen en otros países del mundo que no sean Venezuela o Cuba? Algún raspón a Rusia o a China pero callados con todas las dictaduras islámicas, las de derechas o los asesinatos de cristianos en numerosos países, incluyendo Israel. Tampoco en Podemos se ha escuchado defender los Derechos Humanos salvo en Venezuela o Nicaragua. Al final, en España, están haciendo el juego venezolano porque les interesa para su batalla política interna. Venezuela, en sí, les importa entre poco o nada. A algunos les interesa por cuestiones económicas personales.
Que José Luis Rodríguez Zapatero está haciendo el ridículo constantemente con el Grupo de Puebla es obvio. El expresidente del Gobierno siempre ha sido un muñeco de las posiciones más estúpidas que se podían encajonar a la izquierda. Vientres de alquiler, allí que va a defenderlos por activa y pasiva. Pseudodictaduras latinoamericanas, allí que está defendiéndolas. Buen dinero debe estar sacando porque hacerlo gratis es para ponerle dos medallas, una de badulaque y otra para que no se le olvide. Tampoco piensen que es el único, José María Aznar también defiende otros intereses que le reportan pingües beneficios y son perjudiciales para España.
Se comprende que The Objective haga de Venezuela una gran causa, al fin y al cabo, sus dueños son millonarios venezolanos, pero el resto de periódicos ¿qué? Utilizan Venezuela para atacar al Gobierno o para defenderlo. ¿Les interesa Venezuela? No. Y existen pruebas de ello. Cuando el autoproclamado Guaidó había que utilizar Venezuela contra Podemos, luego años sin saber qué pasaba en el país sudamericano. Ni sus peleas con Guayana, ni nada. No interesaba porque no daba posibles réditos españoles. A Pedro Sánchez, por cierto, esto ni fu ni fa y además le hacen luz de gas de sus tropelías, como subir la edad de jubilación por la puerta de atrás.
Incluso los que se tienen por los más católicos de España, más en Vox que en el PP, han salido a criticar al papa Francisco por su supuesta tibieza contra el dictador venezolano y las trampas electorales —por cierto, si saben que es un dictador ¿a qué viene decir que es un cacicada lo de las elecciones? Lo normal en una dictadura almas cándidas, salvo que pretendan hacer, que las hacen, comparaciones—. Tan católicos son que ni saben qué dice la doctrina de la Iglesia, ni entienden las palabras del romano pontífice. ¿Qué querían que dijese, que se levantasen todos a matar a Maduro y que no quedase vivo ninguno? Ya prevenía hace casi sesenta años José Jiménez Lozano sobre este tipo de católico. El Papa debe fomentar la paz y la concordia, más entre cristianos. Pero los católicos protestantizados españoles son de coger el látigo con mucha facilidad pero olvidarse constantemente de la caridad.
Mañana, cuando Carlos Puigdemont aparezca por la frontera, se olvidarán de Venezuela, de los venezolanos y del sursuncorda. Aquí lo leyeron primero.