Hace tiempo que se viene advirtiendo tanto aquí como en el Diario Sabemos, Pedro Sánchez no tiene otra intención que destruir todo lo que pueda el PSOE. O lo que es lo mismo, dejar tras su paso un rastro de tierra quemada, salada y sin ningún tipo de fermento. La última prueba ha sido la aprobación, sin necesidad de primarias, de la candidatura de Miguel Ángel Gallardo como candidato a las elecciones anticipadas a la Junta de Extremadura. Una muesca más en la incompetencia del señor que habita en la Moncloa.

Como todos sabrán Gallardo está procesado por el caso del puesto de trabajo ad hoc creado para el hermano del presidente, David Sánchez. A las puertas de ir a juicio, porque se va a ir según todos los indicios judiciales, Sánchez decide que lo mejor es quemar las naves pero no para insuflar fortaleza a la soldadesca, no, sino para que la posible derrota sea tal que no se levante cabeza en varias generaciones. A él le interesa inventarse enemigos por todos lados y si tiene uno más en Extremadura, mejor. Como Emiliano García-Page es un enemigo más, Sánchez puede hacerse la víctima, llorar como una magdalena, contarnos todo el amor que tiene dentro, dar toda la pena que pueda porque se encuentra rodeado de enemigos del PP, que pacta con la ultraderecha —no, no es Falange, ni nada parecido, se refiere a Vox— para acabar con su gran proyecto de una España grande, libre y resiliente.

¿En qué cabeza cabe poner a Gallardo como candidato y sin primarias? Sólo a alguien que está al borde del frenopático. Nada de hybris, ni tontadas de esas, al borde del frenopático, sin más. Es cierto que el candidato extremeño del sanchismo está tan solo procesado y que hay que respetar la presunción de inocencia. A esto le añade el sanchismo que todos los jueces están deseosos de derrocar a Sánchez e utilizan todas las armas que tienen a su alcance para hacerlo en esa supuesta oposición judicial que hacen. Bien, vale, argumentos sanchistas que sirven para justificar su candidatura porque es inocente y lo será cuando termine el juicio —de hecho si comenzase el juicio y él fuese, cosa improbable, presidente de la Junta, debería dimitir como establecen los estatutos del PSOE—. Ya y por eso…

…hizo renunciar al curul a diversos compañeros y compañeras de partido para intentar obtener un aforamiento que por su puesto de presidente de Diputación no tenía y así enviar la causa a la Audiencia Provincial. Algún nesciente dirá que era una estrategia procesal —perder un nivel de recursos es algo muy inteligente, sí—, aunque la verdad es que buscó de forma personal salvarse él solo. O que le hiciesen un juicio para él solamente pensando que así se salvaría. Por lo tanto, si impuso la dimisión y la renuncia a otras personas buscando el aforamiento es que algo teme, de algo no está seguro, piensa que algún error sí que hubo o que es cierto lo que supone la juez. Solo por esa acción de apartar compañeras y compañeros, ya no es un candidato fiable, y si le suma el miedo, mucho menos fiable.

María Guardiola, cansada de las tonterías de Vox, ha decidido adelantar las elecciones para intentar captar voto de un lado y de otro y la verdad es que Sánchez se lo ha puesto «a huevo». No era claro que la pepera, con quien no hay mucha satisfacción en Extremadura, pudiese ganar las elecciones, pero si le ponen un candidato procesado, con rumores malévolos —de esos que difunden las redes con mala leche o certeza que nunca se sabe— de furores amorosos con el hermanísimo y con menos gancho que una esquina redonda, pues lo tiene más cerca. Sánchez podía haberle dado la vuelta pero, claro, condenar al candidato es señalar a su propio hermano, aunque podría haber llevado a cabo unas primarias exprés con alguien tan sanchista como este.

Al final ha seguido su doctrina principal: «primero yo, luego la familia, posteriormente los fieles y si acaso, al final, el PSOE». Así lleva actuando desde que llegó a la secretaría general por primera vez. Por salvarse aparentemente él, que le den al PSOE, el cual tenía la posibilidad de volver a empatar o incluso ganar a Guardiola. Pero no, prefiere fieles a su persona que el bien común o el del partido. Por eso pone a las ministras como candidatas en cualquier lado por inútiles declaradas y comprobadas que sean. Carlos Mazón es un sinvergüenza político que miente más que habla, y habla mucho, y que no dimitió por los terrible sucesos de la Dana, pero seguirá gobernando la Comunidad Valenciana porque ha puesto a la barbie quimicefa que le es fiel, incapaz políticamente, pero fiel. Por no hablar de Aragón y el nuevo cargo de Pilar Alegría en la ejecutiva, lo que va a aumentar ciertos rumores que corren por la Villa y Corte —por cierto ¿va a investigar la mininistra lo de los Ultrasur en el Bernabéu o solo cuando es en otro estadio? ¿Estos fascistas sí son buenos porque son del Maligno que luego invita al palco?—.

No hace mucho dijo Alfonso Guerra que el dilema principal ahora, de puertas a dentro, es «O Sánchez o el PSOE». Bien tirado porque con Sánchez no va a quedar PSOE alguno. Si ya es, al menos de puertas para afuera y con una salvedad, el partido sanchista, lo que venga después de sus acciones va a ser la nada. Cero. El no-partido. Igual Sánchez es más de derechas que Blas Piñar y lo que está haciendo es vengarse. O es un comunista infiltrado que todavía no ha perdonado que les barriesen en la transición. O igual es que, además de sus carencias intelectuales, es malo. Pero malo tipo Angela Channing, no Raymond Reddington —de hecho el bueno de Raymond ya se lo habría cargado—. Malo y vengativo. «O yo o nada» debería poner en el lema de su escudo de armas de Emperador del Universo.

Post Scriptum. Con el dinero que gana, más los sobres que reconocen en Ferraz, ya podría comprarse ropa. Que esa chaqueta marrón y esa camisa vaquera oscura tienen más mítines que La pasionaria.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here