Los dos partidos de la derecha española, Ciudadanos y Partido Popular, han intentado realizar una campaña electoral en clave nacional. Lo mismo han hecho los ultra fascistas de VOX. Este hecho refleja la imposibilidad por parte de las dos principales formaciones conservadoras de ofrecer a los andaluces soluciones a sus problemas. De ahí que hayan tenido que tirar de repertorio patriotero con el fin de captar el voto de ciudadanos y ciudadanas indecisas que pudieran comprar ese discurso de odio hacia, principalmente, Cataluña.
Albert Rivera ha arengado en diferentes ocasiones a los asistentes a los actos de Ciudadanos para que sus votos vayan en contra del nacionalismo catalán. Para ello ha utilizado un discurso populista en el que ha mezclado la unidad de España con la financiación autonómica y ha llegado a afirmar que una victoria de Susana Díaz sería apoyar a los nacionalistas. Un discurso simple, con dos ideas-fuerza que mezclan lo económico con lo patriótico, ideas que combinadas recuerdan a los modelos de propaganda de regímenes autoritarios del pasado.
Rivera, incluso, ha llegado a afirmar que, si no gana su partido, el nacionalismo llegará a Andalucía, es decir, que ha intentado captar el voto del miedo. Sin embargo, el esperpento del líder catalán de Ciudadanos no conoce límites y ha alcanzado lo absurdo cuando dijo que «ese pacto de la cárcel, que nos avergüenza a los españoles, no quiero que llegue a la Junta de Andalucía. Tenemos que poner freno en las urnas al sanchismo, tenemos que poner freno a los pactos con los Torra, con los rufianes y con los que escupen a ministros de España». Créanselo, Rivera dijo que podría haber un pacto de Susana Díaz con los nacionalistas…, pero, ¿qué nacionalistas hay en Andalucía?
Por parte del Partido Popular, también han retorcido el esperpento y a rozar el absurdo que es propio de los mítines de Rivera. Pablo Casado ha llegado a afirmar que «en la papeleta de Díaz van también Quim Torra y Arnaldo Otegui», además de dar la exclusiva de que los Presupuestos Generales del Estado se están negociando en la cárcel de Lledoners como un modo de utilización de la estrategia del miedo a la hora de asimilar esos PGE con la financiación autonómica. Esto dicho por Casado, líderes del partido de los recortes y de la oposición a mejorar la financiación de las Comunidades Autónomas, suena sarcástico. Sin embargo, el sumun del absurdo lo alcanzó Juan Manuel Moreno Bonilla cuando dijo que Andalucía era «el contrapeso contra el supremacismo nacionalista de Torra y compañía».
El pueblo andaluz votará hoy en libertad por Andalucía, no contra Cataluña. Los mensajes populistas, patrioteros y llenos de odio no dan ninguna solución a los problemas de los y las ciudadanas andaluzas.