La estancia hospitalaria de Eduardo Zaplana viene marcada por una carta que ha trasladado a la opinión pública “para defender su inocencia”. A pesar de su grave estado de salud, para el ex ministro y ex presidente de la Generalitat Valenciana lo más importante es “la defensa de su honor”. Según explica en este comunicado, “jamás cobré comisión alguna ni distraje una peseta o un euro de las administraciones públicas a las que serví y de cuya labor me siento muy orgulloso”. Zaplana agradece, asimismo, el apoyo público de las personas que han solicitado su puesta en libertad por motivos de humanidad.
Para Eduardo Zaplana la enfermedad que sufre, leucemia, no es ahora su principal motivo de preocupación, “sin duda lo es para mi familia, mis seres queridos y mis médicos”. Para el ex ministro la defensa del honor, de su nombre y reputación está por encima de todo. Zaplana fue trasladado desde la prisión de Picassent la pasada semana al Hospital La Fe de Valencia, donde permanece ingresado tras detectarse un empeoramiento de su enfermedad.
Zaplana remarca en esta carta su inocencia “Soy inocente porque no he sido juzgado tal y como reconoce nuestro ordenamiento jurídico, aunque no sea libre por estar sometido a prisión preventiva, estando privado de mis derechos y mis libertades; y si me lo permiten quiero hacer otra afirmación en este caso subjetiva, “soy inocente” por el convencimiento absoluto de no ser responsable de los hechos de los que se me acusa”.
El que fuera ministro en el gobierno de José María Aznar sostiene y lamenta que los motivos por los que “me mantienen en prisión ya más de siete meses son mi capacidad para destruir pruebas y el riesgo de fuga. El mismo resultado se podría haber conseguido si, en lugar de la prisión provisional se hubiese acordado el arresto domiciliario que, además, hubiera ayudado a mi salud”.
Eduardo Zaplana destaca que cuando se levante el secreto de sumario “pueda defenderme y explicar todo aquello que la instrucción necesita que aclare”. Asimismo asegura que no ha tenido la misma suerte de otras personas “de notoriedad pública que han sido acusados de delitos similares o de mayor gravedad y pueden defender sin limitación de derechos y libertades desde sus casas”.