Los buceadores de la frase descontextualizada, el escándalo injustificado, el chascarrillo fácil o la última estupidez que pueda dejar en mal lugar al gobierno, esos que son como setas por esta época en la prensa han estado intentado hacer su agosto con la Ponencia del 40° Congreso del PSOE. Que si la España multinivel; que si las feministas defienden el feminismo; que si la república que nadie explica cómo sería porque no les da para ello; y bla, bla, bla, pero en realidad nadie se ha percatado del espíritu del documento. Dicho en términos políticos, nadie se ha percatado de la ideología que destila el documento y las contradicciones que existen respecto al discurso.

En términos generales el documento es una copia o un remedo de los postulados que el PSOE plasmó en su documentación en los años de José Luis Rodríguez Zapatero (republicanismo postmoderno), más la agenda gubernamental de Pedro Sánchez. Si lo primero se ha mostrado errado en cierto modo (todo lo que hoy les extraña como irracional, como abuso o como derechos extraños para minorías y víctimas cuasi inventadas), lo segundo es personalista y no debería ser parte de una ponencia que es de todo el PSOE, que trasciende las personas que puedan gobernar o estar en la secretaría general. Por ejemplo, el secretario general puede estar a favor de una agenda centrada en las relaciones con Estados Unidos, pero el partido en su conjunto puede mostrarse en contra. Una cosa son los principios y otra la acción de gobierno. La ponencia presentada por la ejecutiva pretende que la acción de un gobierno particular sea la que articule los principios del PSOE en general.

Parte el documento (en su Introducción, que ya con esa catalogación da la idea de un informe ejecutivo para cualquier empresa) de una declaración de principios sumamente izquierdista, poco más y podían haber escrito que el PSOE era marxista. Total, como se verá, para lo difuminado que queda en el documento ese izquierdismo barato utilizado para hacer ver que “Somos la izquierda”, cualquier asunción de abolición del Estado, lucha de clases, etcétera, habría tenido la misma validez… ninguna. El documento, al ser un corta y pega de otros documentos, acaba mostrando una serie de contradicciones patentes para un ojo agudizado y leído (por eso la prensa ni lo ha visto), contradicciones relativas a lo ideológico que permiten vislumbrar un encubrimiento de una política globalista, una política moderada del liberalismo triunfante.

Para que se hagan una idea. Nada más comenzar el texto se dice lo siguiente: “El socialismo se basó desde sus orígenes en una ética de la justicia social y la lucha obrera por la emancipación frente a la explotación capitalista” (punto 6) o “alternativa al capitalismo” (punto 11). Después de esto cualquiera que lo lea piensa que hay que tomar algún palacio o fábrica al asalto y no. Tampoco la insistencia entre los primeros puntos de la ponencia respecto al reformismo conlleva el gradualismo típico de los partidos socialistas. Gradualismo que afecta al plano económico, político, social y cultural. No, es mero reformismo, en el sentido de parches y acuerdos de mínimos. De hecho el término capitalista o capitalismo se cita 5 veces en todo el texto (tres al comienzo); explotación una vez; economía de mercado (el eufemismo por capitalismo) una vez; mercado en solitario (si se entiende como eufemismo) 31 veces; todo ello en un texto de casi 300 páginas. El movimiento que se presenta como alternativa al capitalismo no cita al capitalismo. Algo que no sería problemático si las propuestas y medidas contribuyesen a confrontarlo… pero eso no ocurre.

¿Qué principios socialistas?

Sin entrar en este artículo en las medidas concretas (muchas son declaraciones de intenciones y sin presupuestos en la mano no dejan de ser sino eso, intenciones), cabe analizar los principios que se dicen defender. “Los valores del socialismo democrático [aquí se nota el corta y pega] han combinado la búsqueda de la justicia social con el respeto a la libertad individual. Donde mejor se manifiesta esta combinación es concibiendo la libertad como la ausencia de dominación: la persona es libre cuando se sacude todo tipo de dominación”. Producto del zapaterismo y de los trabajos desconocidos de la desparecida fundación IDEAS, la libertad como no dominación pretende superar la clásica dicotomía entre la libertad positiva (libertad para ser, que era la defendida por el socialismo clásico) y la libertad negativa (libertad respecto a cualquier interferencia), una dicotomía que viene de Benjamin Constant y su libertad de los antiguos y los modernos (muy buena la reedición realizada del texto por Página Indómita).

La libertad como no dominación entiende que debe haber ciertas interferencias (el Estado principalmente) pero que no puede haber dominación sobre las personas. De ahí que las leyes deban actuar buscando eliminar la dominación (relaciones asimétricas de poder, dominio arbitrario), que no las interferencias, o como decía el liberal Phillip Petit (el filósofo de cabecera del zapaterismo) si las interferencias van dirigidas al bien del sujeto y él está de acuerdo son ética y políticamente válidas. El problema es cómo conocer si el sujeto está de acuerdo o no, algo que no se explica. La libertad como no dominación trabaja, por tanto, bajo el imperio de la ley ya que esta puede y debe reflejar los ideales y valores de la ciudadanía. ¿Cuáles son estos valores e ideales? ¿Quién decide cuáles son los valores y los ideales? Esto tampoco se explica pues, al fin y al cabo, sería establecer una dominación encubierta o una especie de cuerpo superior no orgánico que tiene la capacidad de saber mejor que nadie cuáles son (al fin y al cabo el republicanismo es aristocrático).

De ahí que se acojan a otro liberal como Michael Walzer para insertar el pluralismo. Lo curioso es que aparezca este tipo de conceptualización filosófica y ética, mientras que otras tradicionales del socialismo desaparezcan. O es una forma de confrontar el recurrente sentido de la libertad como no interferencia de las derechas. Si esto es así, ya que la no dominación es un concepto liberal-republicanista, sería un reconocimiento de un derrota por adelantado en el campo de lucha en la teoría. Realmente el PSOE no tenía necesidad de recuperar esta estupidez, como verán ahora, y podía dedicarse a otras cosas. Por ejemplo a un debate abierto (que lo vuelven a proponer en la última parte del documento) siempre postergado porque parece que el monoteísmo es mucho mejor.

Contradicciones entre principios y propuestas

Gracias a la libertad como no dominación se producirá la emancipación de las personas acaba diciendo el texto de la ejecutiva del PSOE. Emancipación de esto, de aquello, de lo que sea, pero emancipación. Emancipación ¿de qué? ¡Ah! Pues en realidad no se sabe. Porque del capitalismo no es ya que toda la ponencia es una perfecta clase teórica de cualquier escuela de negocios. “Emprendimiento innovador” para emancipar al ser humano como dicen en el punto 356. Pasando por alto que el emprendimiento o es innovador o no es (que no hay nada más sencillo que leer a los padres del concepto John Stuart Mill y Joseph A. Schumpeter). Para emanciparse nada mejor que ser empresario, incluso empresario de uno mismo como decía la religión new age. Mucho coaching y frases de taza de café  es lo que hay. Como introducir elementos de cogestión y codecisión en los consejos de administración de las empresas para así lograr que las empresas (que viven de sus cuentas de resultados) sean menos opresivas. Hay que intervenir (punto 583) en las fases de producción para establecer mecanismos que corrijan las asignaciones económicas que reciben los más débiles (salarios dignos). Al final ¿cómo se logra la emancipación?, ¿con salarios dignos?, ¿con codecisión? Es no haber entendido nada.

La emancipación del ser humano no tiene que ver con el “logro personal” y la obtención de “habilidades y competencias que empoderan” (punto 548), eso está muy bien para escuelas de negocio. Cuando de la política se trata, es obvio que la emancipación se obtiene cuando el sistema económico (en este caso capitalista) no es el factor que acaba determinando, en última instancia si se quiere, todas las relaciones de producción y las relaciones de reproducción. Emanciparse es liberarse de los aparatos ideológicos del sistema. Emanciparse son muchas cosas menos pasarse la vida estudiando para adaptarse al sistema capitalista. Emanciparse no es verse privado de “capital social”. Es que hasta las palabras y conceptos utilizados son neoliberales. Quieren libertad como no dominación y durante todo el texto están mostrando la dominación ideológica del capitalismo en todos los puntos, pues lo que se hace es asumir el marco lingüístico ideológico del sistema. No hay una sola reconceptualización, ni un solo cambio del marco de pensamiento e ideológico –algo que sería lo lógico-, aunque fuese en la teoría. El enemigo del que hay que librarse es el capitalismo, especialmente, en su fase globalista.

¿Cómo pretenden poner límites al capitalismo globalizado y globalizador mediante instituciones que no han servido, es más han sido impulsoras, para frenarle en todos estos años? ¿Piensan que la Unión Europea va a servir de solidificadora del Estado de bienestar y como arma con la que confrontar con el capitalismo? ¿Piensan que la financiarización del capitalismo puede ser frenada a la vez que se mantienen reuniones para que esos grandes fondos de inversión inviertan en los propios países? ¿Sin costes asociados? Se puede ser utópico y creerse que uniéndose varios países en instituciones internacionales se frenará al capitalismo, pero eso es no haber entendido uno de los principios básicos del socialismo, el materialismo analítico filtrado por la historia. Si el Capital está a favor del cambio climático no es por buenismo (otro mal del texto, el buenismo), es por negocio y análisis de la realidad (saben que lo petroquímico tiene los días contados). El desarrollo capitalista de reproducción de las relaciones sociales sigue estando al libre albedrío. Y la ponencia del PSOE no dice nada. Bien al contrario, insiste en que esas relaciones de dominación persistan en el tiempo.

Carencia de visión global socialista

Con sólo haber leído y comprendido a Byung-Chul Han, filósofo muy del gusto de la izquierda caviar, sabrían cómo está afectando la reproducción capitalista al ser humano. Mucho defender la diversidad (la falsa diversidad realmente) y nada se dice sobre la uniformización que está perpetrando el capitalismo en las sociedades europeas, especialmente la continentales. Todo el mundo viendo las mismas series. Comprando en las mismas tiendas y los mismos ropajes, en la sección capitalismo de plataformas, y proponen desde el PSOE que la gente monte una tienda en un pueblo. O no han entendido el funcionamiento del capitalismo, o es que están tan insertos en el mismo y gozan tanto con sus informes de escuela de negocios que se muestran incapaces de ver que la dominación de la que cabe emanciparse está siendo defendida por la ponencia.

La codecisión y la cogestión (propuestas con más de cincuenta años de antigüedad); los presupuestos participativos (30 años de antigüedad); la España multinivel (200 años ha que existe); la digitalización para autoexplotarse; el aprendizaje a lo largo de la historia (¿cuántas carreras debe obtener un trabajador a lo largo de su vida?, ¿o es que no saben que cualquier trabajador desde que entra en una empresa y aunque cambie lleva aprendiendo programas, códigos, normativas…?), todo eso no emancipa. La gran mentira está ahí, no hay proyecto emancipador, ni reformista. Hay un intento de hacer un capitalismo que no deje atrás a nadie o con rostro más humano –que ya es algo más que dejar a las personas a su suerte-, pero no un proyecto emancipador. Y ahora, cuando la fe en el progreso (idea de origen cristiano) se está poniendo en duda de izquierda a derecha, sale el PSOE a decirse progresista del capitalismo. ¿Qué progreso? ¿Progreso para quién y para qué? ¿Quién gana y quién paga ese progreso? Las grandes preguntas quedan sin responder. Y todo porque, al ser un documento de corta y pega y personalista, carece de una visión global de la materialidad del mundo y de España. Muchas propuestas, mucho postureo, pero al final las contradicciones derrumban todo el armazón político, ético… al menos queda lo estético.

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