Gracias al titular seguramente les hayan venido a la cabeza numerosas imágenes de políticos de todo sexo y pelaje que encajarían con esa carencia absoluta de personalidad. Por un motivo u otro, por racionalidad u odio, seguramente le hayan venido a la mente nombres de personas que, dedicándose a la política como profesión, sean poco más que un cero a la izquierda. Lo más probable es que, salvo por la imagen que antecede al artículo, nadie haya caído en la cuenta de que Francisco Núñez, presidente —¡Casi na!— del PP en Castilla-La Mancha, es el hombre con menos personalidad de la política española. Eso, es decir, no caer en su nombre, ya indica lo poco que es valorado y su insulsa presencia pública.

Francisco Núñez, más conocido en la región como «Paco Bulos», es ese tipo de pepero que proyecta todas y cada una de las supuestas imágenes que hacen del PP el partido que dice ser. Taurino cuando hay feria. Visitas a todas las queserías de la región —no por ello tiene esa barriguilla, ya venía con ella de casa— para decir lo buenos que son los quesos. Visitas a todas las bodegas de la región —y no vean la cantidad de ellas que hay— afirmando que son los mejores caldos del mundo. Encuentros con empresarios. Encuentros con autónomos. Encuentros con agricultores. Encuentros en la tercera fase si hace falta. Y siempre señalando a Emiliano García-Page por cualquier ocurrencia peregrina que se le ocurre en el momento.

El problema para él, no para los castellano-manchegos, es que basta que diga que no se hace nada por el vino y aparezcan los datos de mayores ventas de la historia. Basta que acuda a inventarse que no se ha hecho nada con la Dana y a los dos días estén terminadas las obras. Basta que pida cualquier cosa que habrá datos, ofrecidos no por el gobierno sino por las propias organizaciones, que desmientan lo afirmado. No solo tiene poca personalidad es que tiene un gafe encima poco recomendable. Eso sí, cuando se habla del agua en la región se esconde cual caracol en su caparazón porque no puede defender nada no vaya a ser que barones peperos que tienen más peso y gobiernan le tiren de las orejas.

Y es que al pobre Núñez, que insiste en que le digan Paco imitando a otros peperos ilustres como Juanma, no se le ocurre nada que tenga cierto peso o consistencia. Se quejó del retraso en la obras del Hospital de Toledo y cuando le mostraron lo que hubo que hacer para evitar el despilfarro de los contratos con entidades del señor de Pío XII, al igual que ocurre en la Comunidad de Madrid, huyó a Guadalajara. Lugar donde decía vivir hasta que se descubrió que vivía en Toledo y estaba cobrando las dietas por desplazamiento de forma fraudulenta. Normal que necesite dinero con el dispendio en disfraces que realiza, como ahora verán. Aunque lo mejor en sus años de oposición fue aquella propuesta de hacer 10 institutos con apenas 10.000 euros. No millones, no, euros.

Lo que acaba por mostrar la carencia de personalidad es su estética. Si miran la imagen superior, mientras el dirigente del PP, Pablo Casado, estuvo sin barba, Núñez tenía la barbilla pelada. Al poco de dejarse la barba el ex-presidente pepero, al mes o así, Núñez comenzó a aparecer con una frondosa barba emulando a la de su jefe por aquel entonces.

Núñez, no se sabe si tendrá un espía en Génova, pero la realidad es que cada vez que acude un dirigente nacional a visitarle —cabe decir que las visitas cada vez son menores con respecto a los años casadianos— Núñez acaba vistiendo con la misma ropa o similar a la del personaje que le visita. Arriba le tienen con Teodoro García-Egea. Mismo modelo.

Que viene otro jefazo nacional, pues similar traje y color de corbata verde.

Que Alberto Núñez-Feijoo se pone jersey azul y camisa, Núñez también lo hace.

Que Elías Bendodo llega con un plumillas de tres cuartos, Núñez sale corriendo a comprarse uno.

Los colegas con plumillas cortos en Almansa, él también lleva uno.

Feijoo debe olerse el percal y no advertir cómo va a ir vestido y le tiene despistado con el conjunto en general, pero ahí acaba combinando como puede los mismos colores que el jefe.

Aquí le fallaron los pantalones —porque la última vez que se vieron Feijoo llevaba vaqueros— pero sí acertó con la camisa y el jersey azul.

Es verdad que dentro de los partidos políticos existe una cierta estética: que si las cazadoras, los polos Spagnolo, los fachalecos, los vaqueros… Lo normal es coincidir en el estilillo —los que más pena dan son los que van de cazadores por el mundo y no han visto una perdiz ni colgada en la pollería de su barrio— pero ir iguales sólo lo ha conseguido Núñez. Por eso se decía más arriba que aquellas dietas cobradas de forma fraudulenta —y no dimitió— le venían bien para tener ese amplio fondo de armario y para pagar a quien le chiva el estilo, claro. El tipo tiene de todo en el armario, en la cabeza ya es otra cuestión. Al final no es más que la muestra palpable de lo que es la clase política española en muchas ocasiones, pura banalidad.

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