La Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural ejecuta, a través del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa), un total de 13 proyectos de investigación dirigidos de un modo expreso a la adaptación de la agricultura al cambio climático. Así lo ha destacado el responsable de este departamento autonómico, Rodrigo Sánchez Haro, en el marco de la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha que ha celebrado con el «compromiso» de un Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Andalucía 2014-2020 que destina más de la mitad de su presupuesto (1.051 millones de euros, el 55%) a acciones dirigidas a combatir esta amenaza ambiental.
El Ifapa aborda, en este sentido, el estudio de la biodiversidad asociada al viñedo, el efecto del cambio climático sobre el olivo, la transferencia de tecnología a la fruticultura mediterránea, la gestión integral del cultivo del almendro y otros frutos secos o la mejora genética del trigo harinero, así como las prácticas agronómicas en cultivos extensivos. El incremento de la eficiencia en el uso del agua, el impacto del riego deficitario en la productividad de los cultivos subtropicales o la búsqueda de herramientas para la gestión sostenible del estrés hídrico constituyen otro de los frentes en los que trabaja la entidad adscrita a la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural. Otros proyectos son Innova-SAR (estrategias de riego deficitario con la integración de la teledetección y modelización), Sustag (‘Assessing options for the sustainable intensification of agriculture for integrated production of food and non-food products at different scales’) o LIFE+Climagri (buenas prácticas agrícolas).
Sánchez Haro ha insistido, en este punto, en que «tenemos la prioridad de frenar el cambio climático y sus consecuencias«. Un punto en el que ha destacado el «papel clave» de la agricultura y la ganadería, que en Andalucía suman 4,5 millones de hectáreas de superficie agraria útil y un valor de 11.257 millones de euros, por su «gran capacidad» de secuestro de carbono, con el «incuestionable» efecto barrera de ecosistemas característicos de la región como el olivar y la dehesa ante el avance de la desertificación.
El PDR 2014-2020 afronta este desafío, en palabras del consejero, con un «amplio paquete de medidas» que van desde la formación, el asesoramiento y la cooperación hasta el fomento de inversiones orientadas a la modernización de explotaciones y agroindustrias, en infraestructuras, relacionadas de manera directa con objetivos de medio ambiente y clima o de prevención y recuperación ante adversidades climáticas. Todo ello, ha proseguido, sin olvidar la incorporación de jóvenes agricultores, las ayudas agroambientales, a la producción ecológica y al mantenimiento de la actividad en zonas con limitaciones o el programa Leader.
Ley de Agricultura y Ganadería
La Ley de Agricultura y Ganadería de Andalucía, ya en trámite parlamentario, pone el foco, según ha resaltado Rodrigo Sánchez, en el impulso de la sostenibilidad de la actividad agraria y agroindustrial. En concreto, el texto establece, «con la I+D+i como herramienta fundamental«, que las actuaciones públicas en materia de infraestructuras han de tener en cuenta la mitigación y adaptación al cambio climático; la promoción de la eficiencia energética y el uso y suministro de energía renovable; la utilización de subproductos, desechos y otra materia prima no alimentaria para el desarrollo de la bioeconomía, y las medidas de prevención sobre las infraestructuras agrarias ante eventuales catástrofes naturales y fenómenos climáticos adversos.
No son, ha aseverado el titular de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, los únicos instrumentos puestos por el Gobierno andaluz al servicio de la sostenibilidad. Con ello, ha aludido a la Ley de Medidas frente al Cambio Climático promovida por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, que recoge la elaboración del Plan Andaluz de Acción por el Clima con tres programas (mitigación, adaptación y comunicación), y a la Estrategia Andaluza de Bioeconomía, que avanza hacia una nueva forma de producir y de consumir que da respuesta a los retos ambientales al mismo tiempo que genera oportunidades para el desarrollo económico y el empleo.
El Plan Estratégico para la Agroindustria de Andalucía, el Plan Andaluz de la Agricultura Ecológica, el Plan de la Ganadería Extensiva, la Agenda del Regadío Andaluz, el Plan Director de la Dehesa y el Plan Director del Olivar son otros programas de contenido sectorial que también afrontan el problema en una comunidad autónoma que tiene, desde la óptica de Rodrigo Sánchez, dos «buenos aliados» para una «acertada» toma de decisiones en la Red de Estaciones Agrometeorológicas y en la Red de Alerta de Información Fitosanitaria (RAIF). Asimismo, los departamentos de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural y de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio comparten «causa común» a través de las líneas de actuación en materia de gestión de restos vegetales en la horticultura. «Andalucía es, además, región modelo demostrativa en producción de química sostenible en Europa», ha sentenciado el consejero.
Desperdicio alimentario
Rodrigo Sánchez ha colocado el acento también en otra de las apuestas de la Ley de Agricultura y Ganadería de Andalucía: evitar el desperdicio alimentario. «Tenemos que hacer todo lo posible para evitar que un tercio de los alimentos a nivel mundial, 1.300 millones de toneladas al año, acabe desechado«, ha señalado. Esto, a su vez, ha recordado, supone dar «nuevos pasos hacia la economía circular y, con ello, hacia la mitigación del cambio climático». No en vano, por cada kilogramo de alimento aprovechado se dejan de arrojar a la atmósfera 4,5 kilogramos de CO2.