Ni la diputada por Huelva en el Congreso, la sevillana Isabel Franco, ni ningún cunero aterrizado de Despeñaperros abajo ha podido negar la mayor tras el resultado aplastante de las primarias andaluzas. La gaditana de Rota Teresa Rodríguez ha sido, es y seguirá siendo la lideresa indiscutible de la formación morada en Andalucía, un proyecto político con mucho poso ideológico pero cosido de prisa y corriendo poco después de aquellas elecciones europeas de mayo de 2014 que pusieron a la formación morada en el disparadero de salida y a la flamante nueva eurodiputada Rodríguez con un billete de ida y vuelta Sevilla-Bruselas con todo por hacer. Cuatro años después, ha llovido bastante y Podemos ya no habla de asaltar los cielos pero en Andalucía aún sueña con dejar sin sillón presidencial a Susana Díaz enarbolando ahora más que nunca la blanca y verde.
EL MARCADO CARÁCTER ANDALUCISTA SERVIRÁ PARA RELANZAR LAS ASPIRACIONES DEL PROYECTO Y EVITAR EL ESTANCAMIENTO QUE OTORGAN LOS SONDEOS
Menos de un año después de aquellos comicios, cuando a Susana Díaz se le antojó adelantar casi un año las autonómicas para coger con el pie cambiado a sus adversarios en marzo de 2015, un total de 590.011 andaluces confiaron en el proyecto morado y ampliaron el monocorde arco parlamentario para acoger a 15 diputados autonómicos de Podemos. En todo este tiempo transcurrido ha sido fundamental el papel protagonista de Teresa Rodríguez como auténtico látigo del ejecutivo socialista andaluz, una realidad que a día de hoy es probablemente el único termómetro que sirve para calibrar las altas temperaturas que se alcanzan en los intercambios dialécticos entre ambas lideresas mientras desde la bancada socialista aún se oye algún que otro descalificativo personal fuera de tono.
La apabullante victoria en primarias de Rodríguez sobre sus dos adversarias –la candidata oficial auspiciada por Madrid Isabel Franco y la granadina Leticia García–, en pleno proceso de confluencia con Izquierda Unida, no sólo demuestra que Anticapitalistas tiene atado y bien atado el proyecto andaluz de la formación morada, sino también que el proceso de hermanamiento con Izquierda Unida y la adhesión de otras identidades andalucistas de corte progresistahan ilusionado de nuevo a su militancia con la vista puesta en los más que previsibles comicios autonómicos adelantados.
El proyecto de confluencia, bajo la denominación de Adelante Andalucía, sumado al temor instalado en la sede madrileña de la calle Princesa a una suelta de lastre de la marca Podemos en Andalucía, sobre todo después de constatar que los afines a Rodríguez tienen registrado un nuevo partido llamado Marea Andaluza de modo “preventivo”, no han sido argumentarios de peso suficientes para convencer a una militancia que desea ilusionarse al margen del nuevo matrimonio de conveniencia sellado en Madrid con los socialistas de Pedro Sánchez, y cuyo primer traspié ha sido la elección fallida del nuevo consejo de la RTVE.
El Pacto de los Botellines de la Puerta del Sol madrileña dejó en casa a un millón de potenciales votantes de izquierdas afines a Podemos e Izquierda Unida. Este chasco ha servido al equipo de Teresa Rodríguez para confeccionar una estrategia de marcado carácter andalucista para abrir los brazos a nuevos posibles electores más allá de los que confiaron en la marca Podemos en las andaluzas de marzo de 2015.
De ahí que prácticamente el único debate planteado entre las dos principales candidatas a la presidencia de la Junta haya girando en torno a la visibilidad de la marca Podemos y sobre la mayor o menor autonomía consentida desde Madrid. Porque mal que le pese a Teresa Rodríguez y al Consejo Ciudadano de Podemos Andalucía, el número dos del partido, Pablo Echenique, sigue siendo el que mueve la batuta. Vía tuit, ha felicitado a Rodríguez por su victoria y ha subrayado que las primarias andaluzas de Podemos han registrado seis veces más votantes que las exprés de Ciudadanos en Andalucía, partido al que todos los sondeos le otorgan el mayor crecimiento para las inminentes autonómicas. Echenique conmina a las tres candidatas a ir “todas juntas a ganar al susanato”.
La victoria de Rodríguez demuestra que Anticapitalistas tiene atado el liderazgo del proyecto andaluz y que la adhesión de identidades andalucistas ha ilusionado de nuevo a la militancia
Teresa Rodríguez, una vez avalada por la militancia, saca pecho. “La autonomía no se mendiga, se conquista y nos la hemos ganado”, apunta tras su victoria interna. Largo camino queda por delante, sobre todo después del claro ánimo de tutelaje evidenciado por la dirección del partido, obsesionado ahora por una convergencia con el PSOE a nivel estatal que en Andalucía se antoja prácticamente imposible después del idilio escenificado durante esta legislatura con Ciudadanos.
Ni que decir tiene que la presidenta andaluza habla mejor con su mano derecha que con la izquierda. No le trae buenos recuerdos la coalición de la anterior legislatura con Izquierda Unida. El proyecto Adelante Andalucía es evidente que abre una nueva ventana aún sin explorar en el escenario político autonómico.
Pese a todo, Susana Díaz lo es todo hoy por hoy en Andalucía, y ni Juan Marín, flamante reelegido líder de Ciudadanos, ni Juanma Moreno, desde un PP andaluz en posición de enroque tras la caída estrepitosa y espantada de Mariano Rajoy, parece que vayan a hacerle sombra por sí solos a la actual lideresa indiscutible de la comunidad autónoma. Tampoco la ya candidata oficial de Podemos Andalucía podrá por sí sola hablarle de tú a tú a Díaz, pero qué duda cabe que el Podemos Andalucía de 2015 no es el actual, donde la experiencia es un grado y los colmillos ya brillan más retorcidos.