Da igual en qué parte del país esté Inés Arrimadas, siempre es el mismo discurso. Parece que los nacionalistas tienen secuestrada Cataluña y Andalucía lo está por el PSOE. En su tierra natal la dirigente populista naranja ha manifestado que “Andalucía no es del PSOE ni del PP, Andalucía es de los andaluces que creemos en el futuro de esta tierra”. Cambien PP y PSOE por ERC y PDeCAT, y Andalucía por Cataluña y el mensaje es el mismo. Esa España en la que sólo ven españoles y españolas parece secuestrada por cualquier partido político que no sea el suyo. Sólo Ciudadanos, nos venden, puede acabar con el secuestro de España, sea donde sea. Salvo que lo que puede vender bien en Cataluña, en Andalucía es hablar en balde. Y eso lo debería saber una andaluza.
Ni una referencia andalucista. Ni una sola referencia a la idiosincrasia del Andalucía. Todo técnico, todo legalista, todo falso. Falso sí porque no se puede olvidar que si el PSOE tiene secuestrada Andalucía (como han dicho en el acto), Ciudadanos es cómplice necesario pues ha gobernado junto a ese partido durante los últimos cuatro años. Y no ha habido quejas, hasta el paripé pre-electoral, y sí que han sacado tajada en muchas mancomunidades, diputaciones y empresas municipales. Han sido, siguiendo las propias palabras de Arrimadas co-partícipes del delito. Juan Marín debería dejar la formación naranja por criminal y secuestrador de la tierra andaluza. Arrimadas no tiene discurso más allá del odio y el secuestro. Se muestra incapaz de cualquier tipo de política que pase por el diálogo, la poliarquía, el respeto. Ella sólo sabe manejarse en el antagonismo y ese no es nada claro en Andalucía. Parece mentira que sea gaditana.
“Hay quien dice que es imposible ganarle al PSOE en Andalucía, pero ya decían lo mismo de ganarle al nacionalismo en Cataluña y lo conseguimos” también ha dicho Arrimadas. Aquí hay motivos para chanza. Primero, es casi imposible que se produzca tal vuelco electoral según los últimos sondeos (no los de CIS, esos no). Segundo, en Cataluña vencieron en votos y gobernaron los nacionalistas. Eso sí, Arrimadas ni movió ni una pestaña por intentar gobernar. Le venía bien seguir como víctima del procès. ¿Haría lo mismo en Andalucía? ¿Cómo piensa ganar si hablan para unos andaluces y unas andaluzas que no existen salvo en muy poco rincones? El discurso de Arrimadas y Ciudadanos, que tienen la ventaja de la autodestrucción del PP andaluz, habla de una Andalucía irreal. Llegan, como llegaban los invasores europeos a las tierras conquistadas, como si fueran ellos los que llevan la modernidad a Andalucía, cuando la realidad es que Andalucía hace años que es moderna. Incluso ya es hasta postmoderna, mucho más avanzada que el pensamiento y la ideología que defienden en la secta naranja.
“El cambio ya está aquí, y ese cambio solo puede venir de las manos de un partido limpio y sin mochilas como Ciudadanos” ha dicho Marín con toda la cara del mundo. ¿Por qué miente? Porque en Arroyomolinos parece que sí metieron la mano, por ejemplo. Y en Espartinas sus alcaldes (porque llevan tres) son la muestra palpable de la ineficacia en la gestión y la persecución de los trabajadores municipales. O sea, que mochilas parece que sí que hay. De hecho algo huele a podrido en Ciudadanos Andalucía. José Manuel Villegas, como no sabe nada de Andalucía, y muy poco de otras cosas, se ha dedicado a la demagogia política, diciendo que “millones de españoles” van a estar pendientes de las elecciones andaluzas. Como saben que no pueden hacer de andalucistas, porque se les nota que no lo son ni les gusta, como no pueden ser tan fachas como en el PP, como Susana Díaz les gana los pulsos de gobierno, recurren a un discurso estatalista (o nacionalista) que en Andalucía no cala. Insistirán, sin duda, pero ni caso. Y eso que tienen una oportunidad de oro de acabar con el PP andaluz, pero con su cuñadismo ideológico no pasan ni de Jaén.