El mítico Partido Comunista de España -¿se han dado cuenta que los “partidos rojos” PSOE y PCE llevan la “E” del país y los nacionalistas PP, Cs o Vox no?-, más conocido en la lucha contra la dictadura franquista como “el Partido” y ahora recordado por los Millenials por la alocución reciente de reconocimiento del presidente del gobierno Pedro Sánchez, parece querer llevar por la calle de la amargura a su atribulada militancia. La de dentro y la de fuera –esa a la que echan a patadas “desbrozando”-, pues muchos y muchas son los que tienen mayor aprecio al Partido que parte de la cúpula actual. No sólo juegan a sorber y soplar, o lo que es lo mismo, a estar en el gobierno (en principio tienen dos ministros) y a hacer oposición; no sólo su secretario general, Enrique Santiago, aparece como un simple mayordomo o guardaespaldas del secretario general de otro partido; no sólo le han llevado a la práctica intrascendencia a nivel político y de lucha; además tienen que hacer un poco más el ridículo pidiendo paguita.
En Mundo Obrero no han tenido mejor ocurrencia que pedir subvención como se va a hacer con las empresas mediáticas porque, al fin y al cabo, también son un medio de comunicación. No hace mucho, desde el Comité Central y desde la coordinadora de IU, se decía que “menos Mundo Obrero y más… (sitúen aquí repensar, posmodernizar o la moñada que les apetezca, pero con mucho brilli brilli)”. Ahora piden paguita en un Editorial, que como sucede con todos los editoriales debe tener el visto bueno de buena parte del secretariado del CC, que resultado hasta gracioso. Comienzan preguntándose “¿Por qué los impuestos que paga un comunista pueden utilizarse para financiar a La Vanguardia, El País o ABC pero no a Mundo Obrero?”. En principio no se debería financiar a ninguno, ni con los impuestos de un comunista, ni con los de un fascista. En principio, también, ya que se financian medios de comunicación mediante publicidad institucional –esperando que se haga de forma equitativa, como ha pedido Diario 16 entre otros medios-, lo normal es que los “medios de partido”, que son de partido por su propia naturaleza, que están dirigidos a un grupo cerrado de personas (ya no se venden en las calles), no deberían llevar publicidad de gobierno. ¿Se imaginan una campaña del PP –como tantas ha hecho desde el gobierno- en portada del órgano de comunicación del PCE? Estrambótico.
Les ha sentado mal que el grupo de medios que han señalado la discrecionalidad de la concesión de publicidad institucional –así montó Esperanza Aguirre la Brunete mediática y han sobrevivido ABC y La razón- porque han dejado fuera a los medios de partido. “Considera[mos] una discriminación injustificable que el grupo que protagoniza esta iniciativa pida ‘que sean excluidos del reparto de la publicidad institucional los medios que mantengan relaciones directas con partidos políticos’”. Siguen sin darse cuenta, pese a decirlo, que son “prensa de partido”. Incluso al final se enojan y recurren a argumentos muy “liberales”: “Además de que la Constitución establece que todos somos iguales ante la ley, no parece muy democrático que la hacienda pública pueda beneficiar a los negocios de los grandes medios financiados por los bancos que utilizan los recursos colectivos y se excluya del reparto de la publicidad institucional a los medios que se sostienen con las cuotas de los afiliados a los partidos políticos”. Curioso que siguen sin darse cuenta de que son “medios de partido” y lo que ello implica, como ahora se verá, mientras engañan con el mantenimiento de las “cuotas de los afiliados”. Si fuese por las cuotas no quedaban ni las sillas del Comité Central.
“Estigmatizar a la prensa de partido viola el principio democrático de que todos los votos valgan lo mismo y todas las voces tengan las mismas oportunidades” concluyen, sin percatarse de la contradicción en su afirmación. Al ser prensa de partido ya tienen financiación pública directa. Entre las cantidades que de la hacienda pública se destinan a los partidos políticos, hay ciertas cantidades que se conceden para actividades de partido, para fundaciones, etcétera. ¿Qué hacen en el PCE con ese dinero que no lo destinan a su prensa de partido? Supóngase que Mundo Obrero o El socialista también formasen parte del reparto de cuotas de publicidad institucional ¿pagarían las cantidades altas que se exigen por ley a OJD o Comscore para medir sus audiencias? Seguramente les entraría menos dinero por publicidad que lo que tendrían que pagar a estas empresas de medición. Esto no lo han pensado, sólo quieren paguita y deben pensar que no hay ningún mecanismo objetivo para dar el dinero –cuestión bien distinta es que a partir de ese punto objetivo entren subjetividades-. Igual han pensado que como tienen dos ministros con carnet del PCE –hay que remarcar con carnet- les iban a llover los euros sin tener que justificar nada. Por muy postmoderno que sea ¿en qué mundo viven?
Tampoco se han dado cuenta que lo que pedían los medios de comunicación del manifiesto es que se evite llenar de publicidad panfletos de partido, camuflados, como La última hora. Los medios de partido ya tienen capacidad para conseguir financiación, incluso el papel puede ser subvencionado, pero comparar órganos de difusión de un partido con empresas con numerosos empleados que necesitan de la publicidad para sostener los empleos, parece un poco chusco. La Fundación de Investigaciones Marxistas tiene sus subvenciones, pese a ser una fundación de partido, y se buscan la vida con colaboraciones con universidades, por ejemplo. ¿Piensan que con 10.000 euros, por las cifras de difusión que tienen, van a llegar a más gente? El problema no es de difusión sino de contenido. Salvando algunas columnas, el resto es retórica contraria a la acción real del partido. Si hasta en la página del PCE hacen más publicidad de cargos de otros partidos que del suyo propio.
Existe una lógica que rompe la supuesta desigualdad de trato, los medios de comunicación, en principio, no son de parte, no apoyan a un partido, a una coalición o a una persona política. En principio son neutrales aunque se sepa cuáles son de derechas (casi todos) y cuáles son la prensa del partido de algunas agrupaciones políticas, pero no son prensa de partido, la cual por lógica no tiene publicidad por no perjudicar a quienes se publicitan o por no señalar al medio del partido de servir a intereses particulares. Y la publicidad institucional también es parte de esos intereses. Vuelvan a imaginar que durante la guerra de Iraq Aznar hubiese lanzado una campaña institucional del tipo “España defiende la democracia en todo el mundo” y tuviese esa publicidad junto a las quejas de la prensa de partido a la guerra. Contradictorio sin duda. O un artículo hablando de la explotación laboral de las mujeres y al lado la publicidad del ministerio de Igualdad apoyando la legalización del proxenetismo. ¡Ah claro, lo primero hace tiempo que no lo publican! Por no redundar más en el ridículo, sólo cabe decir que en el Estado de partidos cartelizados –viven de las subvenciones públicas- pedir otra subvención avergüenza a la militancia comunista, la de dentro y la de fuera del partido. ¿A que no han leído algo igual en El socialista? En Podemos tampoco porque se lo montaron por fuera. Mejor que lo repiensen y que gestionen mejor los dineros públicos.