Cayetana Álvarez de Toledo ha sido cesada de sus funciones de portavoz del PP en el Congreso de los diputados. Ese titular que pueden ver en muchos medios de comunicación igual es motivo de alegría para algunas personas, seguramente la mayoría fuera del ámbito del PP. Lo que es seguro es que muestra la inestabilidad e inseguridad existente en el seno del principal partido de la oposición. A pesar de los datos que aliñan desde los medios cavernarios sobre futuros electorales, parece ser que no las tienen todas consigo dentro del Partido Popular. Si a menos de un año de conformar la dirección del grupo parlamentario ya tienen que estar cambiando, igual, sólo igual, es que el problema no está en ciertas personas sino en otras. No en unas posiciones políticas sino en otras. En su rueda de prensa improvisada se “ha quedado a gusto” denunciando lo que son los partidos políticos, algo que se denunció ayer mismo en estas páginas, pero en realidad, más allá de egos dolidos, lo importante está en otro lado.
El cambio a deshoras, todo hay que decirlo, se venía rumoreando desde hace tiempo. Los argumentos del mismo, buscar la moderación el busca de no se sabe bien qué. La moderación por la moderación no lleva a ningún puerto sino que hace que la nave siga varada. Álvarez de Toledo podía ser muy bocas, muy intempestiva, pero los fundamentos ideológicos estaban –y están- claro en su cabeza. Es una clara representante de algo que existe en el PP desde hace años, una corriente de liberalismo libertario –o salvajismo capitalista más individualismo extremo (un idealismo)- que hasta la fecha no había tenido un altavoz como con la ex-portavoz. El aznarismo actual, no el de la época de gobierno, está en esa tesitura. Están inspirados en las políticas de ensayo y error de la potencia imperial en América Latina, donde las diferencias entre clases, la pobreza y los Estados fallidos son moneda común. Como sucede en el Imperio aunque lo oculten con mucha propaganda y diversidades varias. Igual le ha penalizado su incontinencia verbal y su profundo desconocimiento de la sociología española, pero ideológicamente tiene las cosas claras, como muchas personas en el PP.
Se supone entonces, a la vista de los diversos cambios, que se produce un cambio del aznarismo al marianismo. Algo extraño pues más aznarista que Pablo Casado seguramente no haya en el PP. De hecho fue el aznarismo el que le aupó a la presidencia en detrimento de Soraya Sáenz de Santamaría. No es pues un cambio de posición ideológica –si es que el presidente pepero tiene alguna posición al respecto- sino un cambio de personajes en la obra teatral para atraer espectadores. Concepción Gamarra puede ser más moderada que Álvarez de Toledo, puede ser más conservadora, pero no cambia en la práctica política nada. Es el mismo perro con distinto collar. Cambia, eso sí, la forma de expresarse en público, no tanto el fondo en busca de a saber qué tipo de elector o electora. En la cabeza de Casado suena bien atrapar al electorado socialdemócrata que detesta a Pedro Sánchez –si es que existe ese electorado-, la realidad es que el problema no está en los actores secundarios sino en el principal.
El gran error del PP, del que siguen sin darse cuenta para fortunio de las españolas y españoles, fue la elección de Casado. Cegados por las informaciones de los medios cavernarios contra Sáenz de Santamaría –quien tenía el apoyo de la fracción bancaria de la clase dominante-, se lanzaron a apoyar al actual presidente sin pensar en las consecuencias. Pensaron que mejor un chico joven que significara dejar atrás cierto pasado lleno de corrupciones –cuando el candidato se crió a los pechos de esas tramas-; mejor alguien que “mete caña” al PSOE de forma más dura que la ex-vicepresidenta; pensaron que mejor alguien neófito en las cuestiones de gobierno sin pensar por qué no le habían dado esas responsabilidades –ni en el gobierno central, ni en la Comunidad de Madrid-; en realidad no pensaron y optaron por Casado contra el sorayismo. Y de ahí vienen los problemas reales del PP.
Extraña que los asesores del partido no se percaten de la poca materia prima que tienen entre manos, que no se molesten en “culturizarle” un poco, que no se molesten en dotarle de un discurso -¡que se dejen de relatos!- más ahora con la que está cayendo. Claro que al ser asesores elegidos por él mismo no deben andar muy allá en el tema. Casado es ese cuñado/cuñada tonto/a que todas las familias tienen. Casado es el amigo cansino y prepotente de los grupos de quedadas. Casado es el tonto útil de todo partido político. Casado es el señor que agarra el brazo cuando te habla. Casado es el no-ser. ¿En qué momento les pareció buena idea elegirlo? En el PSOE dan palmas con las orejas. Y más tras las elecciones que hizo para las elecciones autonómicas. Emiliano García-Page está muy agradecido a Casado por situarle a un incapaz y alelado como Francisco Núñez, por ejemplo. Porque se retira del gobierno manchego pero con esa tipo en la oposición podría pasar cuarenta años de mayoría absoluta. Un error mayúsculo que en público, de momento, no se está lamentando aunque en privado se oye un coro como el de Carmina Burana.
Pueden cambiar de portavoces y recurrir al comodín de José Luis Martínez Almeida, pero da igual porque el problema es Pablo Casado. Un personaje prepotente que piensa que las españolas y españoles son idiotas y no se esteran que hoy dice una cosa y mañana la contraria. Tiene la suerte de que la mayoría de la prensa, por no decir la práctica totalidad, es de derechas, si hubiese valientes en los medios de comunicación cavernarios ya no estaría en la presidencia después de las continuas derrotas electorales. Gentes del gobierno, o que apoyan al gobierno, nos piden en redes sociales que dejemos de dar pistas al PP, que mejor dejarles que se hundan. El problema, ya que las personas no paran de hacerles publicidad, es que vendría la extrema derecha a sustituirle. Y al menos hay que defender la precaria democracia burguesa que se tiene –en vistas de que la revolución hoy es imposible con los mimbres que hay- y el PP sirve de dique de contención. Claro que igual aciertan eligiendo un sustituto, pero es preferible ese riesgo a Abascal controlando las fuerzas armadas. Por cierto, para gafe Arcadi Espada. Fundó y apoyó a Ciudadanos y miren dónde está. Parece que es/era pareja de Cayetana y la liquidan… veremos lo que tarda El Mundo en cerrar. Si les da su apoyo témanse lo peor. Por muchos cambios que hagan, para rematar, en el PP si no atajan el verdadero problema –Casado y su colega Teodoro García-Egea-, van camino de dejar en máximos el “techo Fraga”.