Van a tomar la decisión los dirigentes regionales del PP de toda España de prohibir a su presidente nacional acudir a las elecciones regionales o, simplemente, a visitarles. Más allá de su afición a disfrazarse como Mortadelo por toda España, Pablo Casado comienza a tener cierta fama de gafe. Como el caballo de Atila, por donde pasa acaba arrasando… las esperanzas electorales de sus candidatos. También es cierto que esos candidatos, salvo en Galicia –donde la mufa no ha surtido efecto paradójicamente- y Andalucía, los ha puesto él con el dedo mágico pepero, así que en el pecado lleva la penitencia. No obstante es acudir él y hundirse en las encuestas.
No eran muy halagüeñas las expectativas del PP de Cataluña antes de las elecciones, pero ahora tras el paso de Casado por aquellas tierras son peores. De estar compitiendo con la “derechita valiente” han pasado a ver si obtienen el suficiente número de apoyos para pasar el corte y entrar en el reparto de escaños, cuando menos en Barcelona y Tarragona. Hay que reconocerle al presidente pepero que haya dado la cara con todo el tema de Bárcenas –tampoco es que haya aportado algo novedoso-, pero como ha comenzado a cantinflear y a ponerse medallas que no son suyas las cosas han ido a peor. Decir que él se negó a salir como portavoz del PP a hablar de lo que pasó el 1 de octubre porque no le parecía bien la actuación policial –sí, de esa misma policía para la que pide respeto, subida de sueldos y que les pongan vacunas cuanto antes-, cuando todo el mundo es consciente de que desde Moncloa, sección sorayista, se controló la comunicación, es para reírse. ¿Cuándo se ha quejado Casado de que la policía emplee la fuerza en algún sitio? Jamás. Es más bien que ha calificado a los apaleados de terroristas o izquierdistas peligrosos.
Como pueden ver en los cuadros de arriba, el agua que parece el PP está en las encuestas en un porcentaje que no superaría nunca el cinco por ciento. Da igual si es de Gesop o escocesas, como muestran las infografías realizadas por electomanía (1 y 2) el PP no sólo se hunde en la miseria electoral sino que su competidora por la derecha aumenta considerablemente sus apoyos. Luego dirá que el PSOE no es constitucionalista en Cataluña o que verdes las han segado, pero su política de tierra quemada, de insultos constantes, de maledicencias, de gracietas y de fotos con lechones no da resultado. Normal que le cataloguen de Fra-Casado. Más pendiente de aparentar que ser, está hundiendo al PP. Y si sobrevive a nivel estatal es porque tiene un aparato mediático detrás importante.
También le salva que Vox está en guerra continua con los medios de comunicación, como la última batalla contra ABC, y por ahí puede conseguir que no acaben virando hacia el otro lado. Algunos analistas bien conectados con el PP dicen que no es tanto culpa de Casado como de equipo detrás, tanto en Génova como en las regiones. Algo de razón tienen porque es ver a Francisco Núñez en Castilla-La Mancha y entender por qué cualquier candidato que presente el PSOE ganaría desnudo. Sin embargo, no se puede ocultar que Casado es un completo inútil para dirigir un partido. Puede servir de edecán, de palmero o de apparatchik pero como director principal tiene numerosas lagunas que, en tiempos de premura, son imposibles de arreglar. Ni tiene cultura (política cuando menos), ni tiene inteligencia (política), ni tiene buena labia, ni tiene personalmente un corpus doctrinal firmemente asentado. Por eso se contradice día tras día y pasa de ser moderado a un incendiario antisistema. Si a todo esto se le suma esa mufa que parece ir con él… ni todas las encuestas encargadas por Marhuenda le salvan.