Toda la prensa del nacionalmadridismo y el nacionalbarcelonismo está exultante. Sus jefes han logrado tumbar a la todopoderosa UEFA y se irán de rositas con la ya fracasada Superliga. La valiente justicia ha callado la boca a Alexander Ceferin y le hará comerse sus palabras y sus pretensiones de sancionar a los sagrados (por la gracia de dios, evidentemente) Real Madrid y FC Barcelona. “Golpe a la UEFA” titulaban hace pocos días los plumillas sin haberse percatado del juego burocrático-judicial que existe detrás de todo ello. Un procedimiento sinuoso que no tiene por qué acabar en victoria.
La UEFA publicó ayer una nota de prensa en la que se afirmaba que el procedimiento sancionador a Real Madrid, FC Barcelona y Juventus quedaba congelado hasta nuevas noticias. Esto, si se sabe leer entre líneas, algo complicado para cierto sector de la prensa, señala en realidad que sí se piensa sancionar a esos tres equipos. Que los rumores de no inscripción en la próxima Champions, más allá de la posible multa, eran ciertos. Y que Ceferin no se va a quedar de brazos cruzados, entre otras cosas porque los clubes ingleses, españoles e italianos que se avinieron a pactar con el organismo futbolístico se quejarían con razón. Así que más le vale a la prensa mamadora del régimen blaugrana-madridista no mostrarse entusiasmados porque las noticias son pésimas en realidad.
Para entender todo esto hay que dar un poco de marcha atrás en el tiempo para comprenderlo. Cuando Florentino Pérez presentó la Superliga, y así chafaba la nueva Champions, realizó una petición de medidas cautelares al juzgado de lo mercantil para evitar sanciones y otro tipo de acciones contra las sociedades que conforman la sociedad European Superleague Company SL. Una petición que solicitaba la prohibición de adoptar “cualquier medida que prohíba, restrinja, límite o condicione de cualquier modo, directa o indirectamente, la puesta en marcha de la Superliga” en base a que la UEFA, contraviniendo la legislación de la Unión Europea (ojo que esto es importante), tiene un monopolio sobre la competición deportiva futbolística. “Las medidas cautelares solicitadas son proporcionadas e idóneas para garantizar la tutela que se pretende en el procedimiento principal, evitando las actuaciones de FIFA y UEFA que impedirían la tutela que pudiese otorgarse en una eventual sentencia estimatoria” dice el auto del juez.
¿Por qué? Porque el juez ha iniciado una cuestión previa para conocer si la Unión Europea (en concreto el Tribunal de Justicia de la UE) estima o no que FIFA y UEFA son entidades monopolísticas que impiden la libre competencia mercantil. Esas medidas cautelares que se pidieron, por mor del convenio de Lugano, han sido trasladadas a los juzgados suizos (donde tienen residencia FIFA y UEFA) que las han comunicado a los interfectos. De ahí viene la nota de prensa congelando la sanción a los tres equipos que aún se mantienen en la Superliga. ¿Deben alegrarse? Cualquiera que conozca cómo funcionan las instituciones europeas no lo haría porque hasta que se resuelva la cuestión previa no hay nada que hacer y nada asegura que se pronuncie en favor de la Superliga ya que las competiciones UEFA trascienden los límites mismos de la Unión Europea en sus pretensiones.
EL TJUE no puede (al menos no debe) pronunciarse sobre entidades que ejercen sus acciones más allá de las fronteras de la UE. Las competiciones UEFA incluyen a equipos/sociedades que no son miembros de la UE (Rusia o UK, por ejemplo) y, además, los equipos/sociedades que participan en ellas (ojo que Real Madrid y FC Barcelona no son sociedades al uso) han aceptado ese supuesto monopolio deportivo no sólo de UEFA sino de las distintas federaciones nacionales. A nadie se le obliga a participar en la Champions, de hecho la inscripción debe ser cursada mediante una petición del equipo, pero sí se le puede excluir si vulnera los acuerdos de la competición que libremente ha aceptado. El TJUE puede decir que existe derecho a conformar una Superliga dentro de la UE (lo que impediría a los equipos de UK participar, en principio), pero no puede pronunciarse sobre algo que trasciende sus propias fronteras.
¿Qué ha ocurrido en casos parecidos? La sentencia Bosman supuso un cambio para los equipos que pertenecían a la Unión Europea, pero no afectó a equipos que jugaban en ligas que no eran de la UE. La UEFA, para evitar desmanes, acordó una serie de parámetros para que no fuese aquello un sindiós. Pero nadie obligó a UEFA a ese cambio. Otro caso parecido fue el contencioso que se mantuvo contra Microsoft por tener una posición dominante con una multa de 860 millones de euros “por no haber permitido que los fabricantes de programas informáticos accedieran en condiciones favorables a la información relativa a la interoperabilidad de los productos”. Pero en este caso la UEFA no impide a Real Madrid o FC Barcelona salirse de sus ligas, junto con otros equipos, y montar su Superliga, sino que pide respetar los acuerdos a los que se llegaron. Porque existiendo la ECA (asociación de clubes europeos), de la que forman parte los equipos a sancionar, que ha acordado las normas del campeonato Champions y Europa League, es complicado señalar que UEFA tenga posición de dominio o monopolística (que la tiene en buena lógica) en los términos mercantiles que piden desde la Superliga.
De forma más sencilla, el juzgado hace bien en solicitar una cuestión previa porque debe tener claro, para poder dictar sentencia o mantener las medidas cautelares, que dentro de la UE hay una posición dominante o si las competiciones UEFA trascienden los límites de la UE y por tanto no les es aplicable la legislación correspondiente. De hecho en España hay una posición dominante de la RFEF con las competiciones futbolísticas y si alguien quisiese montar otra competición nadie desde la RFEF podría sancionar a los equipos que de ella formasen parte (sucedió con la efímera liga profesional de baloncesto), pero esos equipos no podrían participar en las competiciones UEFA porque no aceptan los acuerdos para ello. ¿Esto que supone? Que la Superliga puede montarse, pero los equipos pueden ser excluidos de las competiciones UEFA, que es por donde piensa atacar Ceferin. A Joan Laporta le queda el comodín de la asamblea de socios, pero que no se muestre muy ufano, pues las cuestiones previas del TJUE suelen ser de lavarse las manos cuando el tema va más allá de las fronteras UE. De momento, con la congelación de las posibles sanciones, ya se sabe que sí, que en cuanto les dejen les van a empurar.