Hasta los más furibundos sanchistas comienzan a preguntarse: “¿Quién asesora a Sánchez?”. Su confianza en “su” presidente del Gobierno es férrea pero entienden que, en parte, tiene al enemigo en casa. Cuando al camarlengo monclovita, Iván Redondo, le entregaron el finiquito, ningún sanchista lloró por la pérdida. Pensaban, con acierto, que estaba perjudicando a “su presidente”. Cuando vieron quiénes entraban en Moncloa (Antonio Hernando y Óscar López) fruncieron el ceño por susanistas y patxistas antes que por desconfianza en que apoyarían al presidente. Hoy ya no están tan seguros. Estas gentes están casi haciendo bueno al camarlengo.
En el PSOE, no sólo los sanchistas sino todos los demás militantes, asisten perplejos a enormes errores de estrategia política. Emiliano García-Page ya advertido sobre meter a los lobos con el rebaño, en referencia a la inclusión de los secesionistas de todo pelaje en la Comisión de Secretos Oficiales. Entre otras muchas cuestiones, incluidos por el chantaje realizado a Pedro Sánchez con motivo de los espionajes a los dirigentes secesionistas (cuando estaban cometiendo delitos contra el Estado). Parece que ha preferido someterse al chantaje por un año más de legislatura –algo que tampoco era necesario- piensan en el PSOE, sin importarle el perjuicio que pueda causar en las elecciones Autonómicas y Municipales del año que viene.
¿Para qué sacarlo ahora?
Un chantaje, el de ERC (que siempre acaba votando contra el Gobierno en cuanto puede y no hay dinero que rascar), que no se habría producido si la estrategia gubernamental hubiese sido otra respecto al espionaje a los secesionistas (los que montaban huelgas, adoran a un prófugo de la Justicia y han realizado un informe donde mantienen que no saben quién les ha espiado). Con haber negado la mayor y haberse agarrado al desconocimiento de quienes estaban detrás de Pegasus, en esos casos, ya habrían ganado tiempo. Es más, hasta podrían haber echado la culpa a Vladimir Putin que es quien les ha estado dando apoyo estratégico. Pero no, salieron a decir que el CNI había espiado de forma legal (controlado judicialmente) a algunos. Algo que se podría haber dicho muy a posteriori o ni eso.
No sólo se entregaron a no desviar la atención, cuando estaba en juego una ley importante, sino que el 2 de mayo aparece Félix Bolaños a decir que también han sido espiados el presidente del Gobierno y la ministra Margarita Robles en sus teléfonos privados (los oficiales están protegidos). Una especie de cortina de humo o de intento de victimismo que se ha acabado volviendo contra el propio presidente. ¿Qué aporta decir que se han espiado los teléfonos de dos personalidades del Gobierno al tema? Nada. En realidad deja a España como un país de pandereta donde cualquiera puede espiar hasta a los más altos dignatarios. ¿Sirve para contentar a podemitas y secesionistas? Tampoco. ¿Para qué cuentas algo de lo que no se puede sacar beneficio y sí perjuicio?
Todo el mundo lo ha criticado
La parte de Unidas Podemos ha intensificado la petición de dimisiones o ceses (sobre Robles porque dejó mal en su momento a Amado Líder) y se une a los secesionistas para abrir más comisiones de investigación. Si los propios ministros (o mininistros) te tratan así ¿de qué ha servido dar a conocer algo que daba igual? Los medios progres hablan, y con razón, de un problema de seguridad en los servicios de inteligencia del Estado. Otra crítica hacia Sánchez y su equipo que se podría haber ahorrado, más cuando estaban virando hacia posiciones favorables en el caso del espionaje. ¿En qué ha beneficiado a Sánchez decir lo que se ha dicho y que nada aportaba?
Como no podía esperarse, desde los medios de derechas las críticas se reparten en diversas cuestiones. Que si con Sánchez el CNI se está destrozando. Que si no hay confianza porque los podemitas y los secesionistas intentan destruir España y su Estado. Que si el espionaje ha sido realizado por Marruecos (aliado de Israel, cabe recordar) y que de ahí que tenga al presidente cogido por las partes blandas y haya puesto en peligro los acuerdos con Argelia. O que el Centro Criptológico Nacional (CCN) ha demostrado que el informe sobre el espionaje se entregó en julio de 2021, lo cual señala a Sánchez como un interesado pues lo ha sacado fuera del tiempo correspondiente. Más ridículas las palabras del portavoz del PSOE, Héctor Gómez, negando la evidencia no han podido ser.
¿Sánchez tiene asesores o enemigos en casa?
Después de ver y analizar todo lo que ha ocurrido en tan sólo dos días, normal que las gentes del PSOE se pregunten cómo es posible todo esto. Ni una de las acciones que se han decidido y tomado en Moncloa ha beneficiado al PSOE –no siendo responsables, además-. Todas han servido para elevar la crítica al presidente, a la ministra, al gobierno y la gestión de algo tan fundamental como la seguridad nacional y las relaciones internacionales. ¿Ninguno de los tres tenores monclovitas se ha dado cuenta de los errores? Bolaños fue vendido como el político perfecto de suprema inteligencia y ha demostrado que a chapuzas políticas no le gana nadie. Hernando y López, más allá de no destacar por nada en la vida privada y política, tampoco parecen ser los mejores asesores para todo un presidente del Gobierno.
Si la idea de dar visibilidad a todo ha partido de Sánchez, que sería extraño, la misión del ministro de la Presidencia y de los asesores es hacerle ver que puede ser perjudicial. En asesoramiento político se trabaja con varios escenarios y con un conocimiento mínimo de la historia. Si la idea ha partido de los tres tenores por darse un golpe en el pecho de victimismo deberían presentar mañana mismo su dimisión. Si ha sido con motivo de transparencia, algo tan peliagudo debe quedar aparcado hasta que toque. Normal que Yolanda Díaz diga que tiene miedo de que la espíen para dar una leche a Sánchez (a la que ponía, en otro error de cálculo, como futurible aliada). Han dejado solo a Sánchez en todo esto, con las posaderas al aire y los asesores permiten que todo el mundo le patee en salva sea la parte.