No hay semana en la cual cualquier miembro (o ¿miembre?) de Unidas Podemos no solicite al presidente Pedro Sánchez el cese o la dimisión de algún ministro. Como son muy feministes, en realidad, lo que piden son los ceses o dimisiones de mujeres principalmente. Margarita Robles es su obsesión enfermiza, bien porque le puso las peras al cuarto a Pablo Iglesias, bien porque le ha dicho una verdad como un templo a Ione Belarra. En términos generales porque no aguanta las estupideces de niñes pijes, los bobos que dicen los franceses, de toda esa caterva de acomplejados.

Tampoco son extrañas las peticiones contra la ministra de Economía Nadia Calviño, a la que acusan de ser la mujer de negro de la Unión Europea o de servir a los intereses de la clase dominante. Seguramente las gentes de Unidas Podemos han sido las únicas que no se han enterado de que Calviño y Sánchez nunca escondieron lo que era. Podían haberse ahorrado el sufrimiento no entrando en el Gobierno, pero una vez que ya están dentro lo de llorar por las esquinas no cuela. Además de hacer el ri