Tras el debate de antes de ayer en el Senado, gran parte de la prensa española ha salido en tromba a elevar a Alberto Núñez Feijóo debido a una supuesta paliza que habría propinado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Este último, la verdad, es que no es ducho en el ámbito del debate. Siendo sinceros no ha ganado ninguno –Susana Díaz y Patxi López le dieron para el pelo en la campaña de primarias (la cual se decidió con otros engaños y por otros apoyos)-, ni en su casa. De ahí que alabar al presidente del PP por algo que estaba claro que, incluso teniendo una mala tarde, no iba a perder, como poco a empatar, es incomprensible.
Incomprensible si los medios fuesen en realidad periódicos y no canales de propaganda de algunos intereses y de los partidos que “ayudan” a la causa mediante publicidad. Las personas, en general, se están empezando a cansar de esta prensa partidista donde lo mío es bueno y lo tuyo es malo. El exceso de subjetividad es un problema evidente en la prensa (aunque no llegan al nivel de los medios deportivos donde van con la camiseta puesta todo el día). Ni todo lo expuesto por el presidente es malo, ni todo lo propuesto por el aspirante es bueno. El deber del periodista es informar sobre lo que han dicho y buscar la veracidad de cada propuesta con sus pros y sus contras. Hasta ahí. Es evidente que si el medio es liberal tenderá a ensalzar ciertas políticas y no otras. Normal y clásico.
El problema con Feijóo es que, desde que se hizo cargo del timón del PP, tampoco es que haya dicho o propuesto nada diferente a lo que el gobierno ha hecho o le han dejado hacer. Salvo en las políticas electoralistas y demagógicas –como el impuesto a los ricos, en vez de eliminar recovecos fiscales a los que no tienen acceso la mayoría de la población-, la realidad es que Feijóo no habría hecho nada distinto en el fondo y casi en las formas. En el Senado expresó que eliminaría el 30% de los ministerios y capillitas que ha creado Sánchez. Nadie ve mal eso, ni las gentes del PSOE pues supondría volver a lo que había antes de encajar a los jerarcas podemitas. Algo que haría si tuviese el gobierno en solitario porque de compartirlo con Vox seguramente la reducción se la llevaría el viento. Cambiarían los collares pero los perros serían los mismos.
Está negociando con Sánchez el cambio del CGPJ, que ya iba siendo hora, y parece, por las informaciones de la prensa afín al PP, que al final persistirá el cambalache de siempre. El PP tragará con vocales colocados por Podemos, de la cuota PSOE, y dará un vocal a sus socios conservadores vascos. Lo de siempre y evitando el debate público sobre la mejor fórmula de elección de los jueces, no vaya a ser que sean totalmente independientes y les dé por enchironar políticos. Pero en realidad salvo hablar de bajar impuestos y reducir gasto (un mantra histórico del PP), no hay nada nuevo. Ni en propuestas, ni en aptitud, ni en actitud.
Las columnas de propaganda de los medios siguen loando al personaje sin fijarse en realidad en las acciones que lleva a cabo. Se atizar a Sánchez, con razón, por haber negociado con los secesionistas que el español no aparecerá en las aulas catalanas ni en un 25%. Pero callan, la mayoría, que en Galicia eso ha estado pasando bajo el mandato pepero de Feijóo. Todo lo que critican de Ximo Puig en la Comunidad Valenciana, deberían hacerlo en Galicia. Claro que, entonces, la propaganda no haría el mismo efecto, ni invitarían a ciertas tertulias, ni a ciertos eventos donde se abona la presencia o se logran trabajos.
Se le alaba por nada en realidad. Tan sólo porque hay que quitarse a Sánchez de encima como sea. Desde que venció en la moción de censura, una gran parte de la prensa se ha lanzado contra Sánchez lo hiciese bien o mal. Pero cabe preguntar ¿piensan que Feijóo aboliría la ley trans?, ¿aboliría la nueva ley del aborto?, ¿aboliría la ley de memoria democrática en sus aspectos más aberrantes?, ¿haría algo muy distinto a lo que viene haciendo Sánchez? Esperará para ver si el Tribunal Constitucional resuelve la papeleta y si no dice nada tampoco actuará.
El capitalismo de amiguetes de ahora no es distinto del que tiene el PP montado en todas sus comunidades o ha sido norma en sus gobiernos. Cambian los beneficiados y, a veces, ni eso. Cada uno de ustedes puede intentar responder esta pregunta ¿qué ha propuesto Feijóo que sea radicalmente distinto a lo que hace Sánchez?, o a esta otra ¿qué ha propuesto Feijóo que recuerde? La nada más completa. Con tan poco es incomprensible que la mayoría de medios apoyen a Feijóo de forma tan desinteresada. Debería, si es que se quieren llamar periódicos, exigir desde las columnas de opinión mucho más para conceder el apoyo. No basta con echar a Sánchez, debe haber algo más. Quedarse en la expulsión del presidente elegido democráticamente por los españoles tiene tufillo totalitario y muy contrario a la libertad.