Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa, afirmó el pasado fin de semana que está dispuesto a liderar los esfuerzos para que se logre alcanzar un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia que ponga fin a una guerra que está teniendo consecuencias a nivel mundial. A este llamamiento se unió Reino Unido.
Aunque Rusia fue el país agresor, la paz no es una traición a Ucrania, por mucho que el presidente Zelenski se esté convirtiendo ahora mismo en el mayor obstáculo para esa negociación. ¿Quién está interesado en hacer saltar una guerra nuclear?
La guerra entre Rusia y Ucrania está afectado a todo el mundo, desde la Antártida hasta Groenlandia, desde Nueva York hasta Tokio. Nadie se está librando de unas consecuencias que están afectando de manera muy grave a las diferentes ciudadanías. La inflación es el principal problema que se está derivando por la subida del precio de los diferentes tipos de combustible. También las principales materias primas alimentarias, sobre todo el cereal, están subiendo de precio por la reducción del comercio en Ucrania, algo que está provocando gravísimas crisis alimentarias en algunas regiones del mundo.
Latinoamérica no es ajena a esta situación y, por tanto, debe tener voz en este proceso de paz. En consecuencia, no se puede quedar como mera espectadora mientras otros solucionan un problema que le está afectando de manera directa. Históricamente, Latinoamérica ha permanecido siempre al margen de los grandes movimientos geopolíticos, ha mirado los toros desde la barrera, y eso ha tenido un efecto pernicioso. Por ello, tal y como está la situación actual, el mejor interlocutor latinoamericano debe ser el presidente de República Dominicana, Luis Abinader.
El resultado de la gestión y la estabilidad del país caribeño, además de la efectividad de sus gestiones internacionales, colocan a Abinader como el principal candidato para liderar los llamamientos a la paz e, incluso, ser partícipe o anfitrión de las negociaciones.
Es más, el propio presidente dominicano tiene la capacidad, el entendimiento, el prestigio inicial para liderar esta iniciativa a la que, sin duda, se unirán tanto los países latinoamericanos como la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.
No en vano, Abinader ha demostrado, con sus llamamientos internacionales a solucionar la situación de Haití, que tiene capacidad de liderazgo suficiente que supera las fronteras de su país. No se puede olvidar que, tras décadas de abandono, los llamamientos a la comunidad internacional de Abinader para Haití tuvieron respuesta por parte, precisamente, de Emmanuel Macron.
Aunque resulte una perogrullada, la paz es fundamental para el desarrollo de los pueblos. Sin embargo, en pleno siglo XXI, en un mundo globalizado, la búsqueda del acuerdo y el arreglo no puede partir sólo de las superpotencias económicas y nucleares, sino que todos los actores internacionales deben tener su voz. Los movimientos geopolíticos, actualmente, afectan a todos y cada uno de los rincones del planeta. Por esta razón, Luis Abinader es el mejor paladín de la paz que pudiera encontrar toda Latinoamérica porque representa todos los valores que la barbarie quiere destruir, todos los valores humanistas que lucharán por una solución justa para todos y, sobre todo, porque su gestión es la demostración de que en Latinoamérica se pueden anteponer las infraestructuras de la humanidad a las infraestructuras de la economía sin que ésta se resienta.