En 1982 nació en India, de la mano de la física nuclear y activista Vandana Shiva, la Fundación para la Investigación Científica, Tecnológica y Ecológica, que impulsa iniciativas como “Navdanya”, una organización a través de la que ayudan a agricultores locales a rescatar y conservar las variedades de semillas en peligro de desaparición por el uso de semillas comerciales.
En su esfuerzo por conservar la biodiversidad han creado hasta 34 bancos de semillas comunitarios en todo el país para preservar las semillas indias naturales, y las distribuyen sin costo a agricultores interesados. Navdanya ha contribuido a la conservación de más de 2.000 variedades de arroz.
A lo largo de su trayectoria, Shiva ha responsabilizado de la progresiva desaparición de especies a las compañías productoras de semillas, fertilizantes químicos y pesticidas, especialmente aquellas que desarrollan variedades transgénicas.
El poso de su discurso ha calado hondo, a lo largo de todos estos años, entre las pequeñas organizaciones de agricultores de todas las latitudes de mundo, que ahora se preocupan por el mantenimiento de unos bancos de semillas propios, que les permiten no tener que recurrir al uso de semillas comerciales, modificadas genéticamente en muchos casos.
Y Republica Dominicana también ha tomado nota de estas buenas prácticas. Uno de los recursos más importantes y que más aporta al país son los bancos de semillas. En ese sentido, atesora probablemente el único banco de semillas del Caribe, del cual nacen la mayoría, si no la totalidad de los árboles que se plantan en República Dominica. De hecho, en el banco de semillas, recientemente han recibido delegaciones de países como El Salvador y Honduras, con gran interés en conocer el modelo de trabajo.
Este esfuerzo del Gobierno por preservar las especies autóctonas se ve reflejado también en el arroz.
Hace unos meses, el presidente Luis Abinader anunciaba la autosuficiencia de arroz con la producción de 14.4 millones de quintales este año, a partir de semillas certificadas.
Estos logros son indicadores de que las políticas agrarias del Gobierno de República Dominicana surten efecto y contribuyen a la conservación de la agrobiodiversidad, que es una forma de adaptación al cambio climático.
Los bancos hacen posible la preservación de semillas autóctonas, que son de vital importancia para agricultoras y agricultores a la hora de asegurar importantes genes que aporten sabor, color y olor a los frutos, pero también resistencia a plagas y a las inclemencias del clima. De esta forma contribuyen a frenar la desaparición de variedades de cultivos de los campos, que se estima en un 90% solo en los últimos 100 años.
Ahora, la semilla de una renovada agricultura para República Dominicana brota de la mano del Gobierno de Luis Abinader con iniciativas como estas, que contribuyen a la creación del nuevo escenario urgente que el planeta se merece, tras la Cumbre del Clima COP27 que estos días se va a celebrar en Egipto.