El estimado Enrique García-Máiquez se creció ayer en su columna de la Gaceta con la Guerra del Rosario. Tiene razón en que se aplica más la tolerancia con los musulmanes que con los cristianos en términos sociales, pero en otros aspectos está errado, principalmente porque el rezo del Rosario está siendo manipulado para intereses políticos específicos y nada cristianos.
¿Qué es la guerra del Rosario?, se preguntarán ustedes. El delegado del Gobierno en Madrid ha impedido la celebración del rezo frente al templo del Inmaculado Corazón de María, esquina a la calle Ferraz, a unos sesenta metros de la sede del PSOE, por no ser una concentración de urgencia y haberse avisado de un día para otro. La ley le otorga esa potestad al delegado y ha cumplido con ella. Incluso la policía ha tomado los datos de algunos cristianos por no cumplir con la ley para posibles sanciones administrativas. Una ley promulgada en tiempos de mayoría absoluta del PP, cabe recordar. Y sin duda es algo que no parece muy justo.
¿Para qué acudían a rezar el Rosario? Pues eso no está del todo claro. Si hubiesen acudido a pedir por las almas de mártires o algún otro tipo de intercesión la negación del rezo hubiese sido deleznable. Para otras religiones se suele ser más permisivo. Pero no, no se acude a realizar alguna intercesión mediante el rezo. Ni a pedir por el alma o el buen juicio de los políticos, especialmente la de Pedro Sánchez, se acude por cuestiones mundanas como la política. Dicen que es por la unidad de España, como si Dios no tuviese preocupaciones mayores. Además, ¿qué querría Dios, una España unida pero atea, o una separación entre Cataluña y el resto de España donde la primera fuese católica y la otra atea? En realidad a Dios le da lo mismo cómo se conformen los Estados siempre y cuando se sea cristiano.
Advertía Joseph Ratzinger que «en medio de un mundo que tiende a la unidad, la Iglesia se dispersa en resentimientos nacionalistas, en la exaltación de lo propio y en la denigración de lo ajeno» (¿Por qué permanezco en la Iglesia? Ediciones Sígueme, que lo acaban de reeditar junto a otro opúsculo de Hans Urs von Balthasar). ¿Qué quería decir quien luego se convertiría en romano pontífice? Que, más allá de las banderías internas, la Iglesia se estaba convirtiendo en iglesias con sus luchas “políticas” de carácter nacional. Algún obispo ha opinado en contra y otros a favor de los acuerdos de Sánchez, expresando la riqueza y pluralidad política que es propia de la Iglesia, sin embargo, ninguno se ha expresado a favor de la utilización bastarda de los símbolos católicos.
Como dice Von Balthasar en el texto citado: «Venden lo específicamente cristiano a precio rebajado, creyendo que así tendrán más compradores, sin ser conscientes de que en la operación no solo han rebajado el precio, sino que lo han dejado sin valor». Esto que se refería al apartamiento de Cristo de lo católico se puede aplicar perfectamente a la guerra del Rosario. Utilizando de forma espuria el rezo le quitan el valor que tiene. Porque nadie, incluyendo a una gran mayoría de católicos (como ya se indicó hace unos días), les parece que ese rezo tenga algo de espiritual, de transmisión de valores, de apostolado…, parece una patochada alejada de lo propiamente cristiano.
¿Dónde está la centralidad de Cristo ahí? ¿Dónde se simboliza? ¿Si viniese en estos tiempos no cenaría Cristo con Sánchez por aquello de la oveja descarriada? (esto último es muy posible que no sucediese, pero es una paradoja que se entiende) La posible destrucción de España, que está por ver, ¿qué tiene que ver con la invocación de María? Se mire por donde se mire no se entiende.
Si rezasen contra la ley de eutanasia, mantendría su valor; si rezasen contra las leyes que afectan a la doctrina de la Iglesia, mantendría su valor; pero es que rezan contra Sánchez y unos acuerdos políticos que nada tienen que ver con lo cristiano, ese acontecimiento que supone la presencia de Dios en la Tierra. O ¿es que entre los secesionistas catalanes no hay también cristianos? O ¿entre los socialdemócratas? Los hay hasta entre los comunistas…
No. No es una persecución a los cristianos, entre otras cuestiones, porque a Sánchez y su troupe de flautistas de Hamelin el cristianismo les da igual. No existe en términos éticos, culturales, comunitarios. Sin embargo le refuerza por la imagen que se ofrece del catolicismo español. Ahora que se ha demostrado que alguno de los execrables abusos sexuales en el seno de la Iglesia son falsos (no han sido verificados por el Defensor del Pueblo); ahora que parece que la Iglesia en España se aviene a compensar los abusos (lean a Roberto Esteban Duque y a la propia CEE); ahora que se está en cierta calma chicha (todavía quedan cosas asquerosas como la protección de la archidiócesis de Toledo a un abusador condenado); abren un frente que Sánchez tiene todas las de ganar.
Entre los católicos falsos, los pompier y el contexto de secularización radical, esto no tiene ni pies ni cabeza. Intentar buscar algún tipo de martirio es pecaminoso. Es ponerse en el pináculo del Templo para ver si los ángeles recogen a quien se tire. No se va a ganar nada en favor de la Iglesia. Ni una pírrica victoria simbólica. La imagen que se transmite es de nacionalcatolicismo (algo condenado por el papado), con lo que ello conlleva históricamente; de integrismo; de Iglesia preconciliar (del Vaticano I) y eso echa para atrás a todos los ateos, agnósticos y muchísimos católicos. Cuando menos a esos de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Y luego los ideólogos y defensores de la guerra del Rosario. Más allá de la peste a yunquismo que tiene alguno (no, el reino de Cristo no se dará en la Tierra mediante la política), es que son de lo más estrambótico que hay en el panorama español. Cuidado que ha habido teólogos, buenos y malos, que han hablado del tema. Pues no, se ponen al frente los que se dedican a rebuscar en el Antiguo Testamento al dios de la venganza, el fuego y la espada (pobre papa Gelasio I, tanto hablar de lo espiritual y lo terrenal y acabar así), mientras que Dios es amor. Un amor posiblemente incomprensible. Si es que no han leído ni a Benedicto XVI y su encíclica Deus caritas est. Realmente sí la han leído pero les da igual. Son de utilizar las vísceras y dar con la cruz en la cabeza de los demás (como hacía Bud Spencer en Los misioneros). Y para rematarlo aparecen los Abogados Cristianos.
Como se puede inferir de Ratzinger en su libro Ser cristiano en la edad neopagana (Ediciones Encuentro), se está en un tiempo donde lo cristiano, al menos en Occidente, está de capa caída. Casi en un punto de no retorno hacia la desaparición. Los propios cristianos se han fracturado (más allá de la ruptura católicos-protestantes). No se cuenta con apoyo mediático (más allá de los medios propiamente católicos que suman poquísimos lectores). Y ¿quieren ganarle a un presidente del Gobierno con toda la prensa progresista de su lado y el vacío de la laica una guerra religiosa? Si es que hasta la prensa de derechas es la primera es ofrecer a todos los “frikis católicos” que aparecen por allí.
Si rezasen por cualquier justa causa como el fin de la guerra en Ucrania o en Gaza, contarían con el apoyo de todos los católicos y los que no lo son. Si rezasen contra cualquier política que contradiga la doctrina católica y se lo prohibiesen, habría que luchar en su favor. Si rezasen por algún hecho doloroso, habría que apoyarles. Porque aquí lo importante no es el rezo en sí sino si encaja con los valores y la doctrina de la Iglesia, si es un rezo “válido”. Normal que hasta la archidiócesis de Madrid les niegue el derecho a sagrado (ahora los curas son cobardes, según esta gente), lo estarían prostituyendo. Lean a Luigi Giussani, que no es un progre, y comprenderán que el amor al otro, la posibilidad del encuentro, no está vinculado a la unidad de España (una forma de decir contra Sánchez). En general lean y recen por cosas justas y cristianas.