La llegada de Luis Abinader a la Jefatura del Estado de República Dominicana ha supuesto una verdadera revolución democrática, económica y social. El actual presidente del país caribeño prometió un cambio y lo está implementando, no sólo desde un punto de vista interior, sino que está obteniendo el reconocimiento de los organismos internacionales y de las grandes potencias mundiales.

El Fondo Monetario Internacional ha reconocido a República Dominicana como uno de los motores de crecimiento, tanto a nivel de Latinoamérica como en el escenario global.

El Banco Mundial ha confirmado que, por más que duela a los nuevos trumpistas dominicanos que anteponen sus intereses personales a los del pueblo, Abinader ha conseguido que República Dominicana esté siendo una de las economías de más rápido crecimiento en América Latina y el desde el año 2020.

El crecimiento económico que ha derivado del nuevo estilo de gobernar de Luis Abinader ha llevado, según Banco Mundial, a un aumento de la clase media y a una reducción de la pobreza. En 2022, el empleo creció un 2 % y la precariedad disminuyó 1,9 puntos porcentuales en comparación con 2021. La previsión del Banco Mundial es que la tasa de pobreza de ingreso medio alto (US$6,85 en PPA de 2017 por día) continúe disminuyendo en 2023 a 21,6 %. 

Las perspectivas de crecimiento con Luis Abinader son sólidas, incluso hasta más allá de 2024. «Se espera que el crecimiento económico de la República Dominicana se desacelere del 4,9 % al 4,4 % en 2023 debido a condiciones financieras más estrictas, la consolidación fiscal continua y la desaceleración económica mundial. Sin embargo, se espera que las reformas estructurales en energía, agua y asociaciones público-privadas, así como los esfuerzos para mejorar el capital humano y atraer inversión extranjera directa, mantengan el potencial de crecimiento en el mediano plazo. Como resultado, se proyecta que el crecimiento se acelere al 5 por ciento después de 2023», confirma Banco Mundial.

Reducción drástica de la desigualdad

Estas cifras tienen una consecuencia que coloca la gestión de Luis Abinader a la altura de la propia de un verdadero estadista: la reducción drástica de los niveles de desigualdad, que son medidos por la denominada «tasa Gini».

Según los datos del Banco Mundial, República Dominicana ha superado en positivo a potencias como Estados Unidos y ha asumido el liderazgo absoluto en América Latina. Estas cifras señalan que Luis Abinader ha conseguido con su nuevo estilo de gobernar que la tasa Gini de República Dominicana se sitúe en 38,5, mientras que Estados Unidos, la potencia hegemónica, tenga un 39,7%.

En América Latina, República Dominicana se coloca en el liderazgo absoluto de reducción de la desigualdad. Brasil, la teórica superpotencia iberoamericana, tiene una tasa Gini de 52,9, Panamá de 50,9, Costa Rica de 48,7, México de 45,4, Chile de 44,9 o Argentina de 42.

Cuando Abinader llegó al poder, el Índice de Gini de República Dominicana estaba situado en 41,9, mientras que durante los gobiernos de Leonel Fernández esa cifra alcanzó los 52,1.

Jamás República Dominicana estuvo en la situación en la que está en la actualidad. Luis Abinader sabe afrontar los retos no sólo del presente, sino que está arreglando los desaguisados de los gobiernos anteriores y, sobre todo, está cimentando el futuro. De ahí que las reformas estructurales que se están aplicando tienen como objetivo fomentar el crecimiento en un incremento de la productividad que permitirá al país aprovechar las oportunidades de nearshoring y continuar diversificándose hacia nuevos sectores económicos a través del fortalecimiento de los tradicionales.

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