Más allá de la polémica sobre si la mascarilla FFP2 sirve mejor o peor para evitar el contagio que una quirúrgica (realmente sin medidas adicionales de limpieza no sirve ninguna y si hay sobreexposición al virus más), la realidad es que desde la Comunidad de Madrid están vendiendo la entrega de una mascarilla (vía farmacias) a los residentes en la región como el no va más del esfuerzo sanitario de cualquiera que gobierne una institución política. Una buena acción que, sospechosamente, está encaminada a superar la Fase-0 y poder pasar a la Fase-1 y que la región recupere la actividad económica cuanto antes. Ya ha dicho Ana Botín que el día 18 de mayo todos a trabajar en el banco Santander en su puesto de trabajo así que tampoco hace falta mucha más presión al Gobierno. Una medida que, sin embargo, no es novedosa e, incluso, se puede catalogar como roñosa comparada con las que han hecho en otros lares.

La mascarilla, por muy FFP2 que sea, se acaba gastando si se utiliza de forma continuada. Esto es, si se usa para protegerse durante 8 o más horas al día acaba destrozada en dos días como poco. Por lo tanto el envío de la mascarilla de 6 euros es un gasto inútil a corto plazo. Si lo que se pretende es que las personas de la clase trabajadora estén protegidas evitando ese gasto a los empresarios, se han equivocado de camino. Si lo que se pretende es hacer demagogia pandémica ya es otra cuestión, pero en eso tampoco es que sean originales, ni hagan una labor útil. Emiliano García-Page ya ha propuesto el envío de cinco mascarillas quirúrgicas a cada casa de Castilla-La Mancha por correo, más las que se podrán recoger en las farmacias. Lo ha dicho, las mascarillas no han llegado, pero lo publicitó hace tres semanas. Mucho antes de que, mediantes bolsas de plástico muy mucho de Madrid, lo publicitase Isabel Díaz Ayuso. Iniciativa pandémica para la desescalada que, estando bien, no hay que negarlo, se queda corta para algo más que las personas que deberían permanecer en casa por peligro de enfermar e irse para el otro barrio.

Hay cargos públicos que sin tanta publicidad, que sin tantas alharacas, han hecho algo más por sus ciudadanos que la “popular” presidenta de la Comunidad de Madrid. Es el caso de Julián Nieva, alcalde de Manzanares (Ciudad Real), quien hace algo más de tres semanas previó la situación y compró material sanitario para proteger a su población. No es de los municipios más afectados por el coronavirus de la provincia, pero eso no arredró a su alcalde para prever que no todas las personas tendrían protección para salir a la calle cuando llegase la desescalada. Haciendo uso de dineros que ya no se gastarían, por lo pandémico, en otras actividades de la ciudad ha dotado a cada vecino de Manzanares con dos mascarillas quirúrgicas. Dos por persona, tuviese un año o noventa y ocho. Con eso se garantizaba que, hasta que otras administraciones (Comunidad, Diputación, Estado) tomasen alguna medida similar, la población estuviese protegida y el maldito virus fuese contenido. Siempre sin olvidar todo el protocolo de higiene. Igual piensan que esas 50.000 mascarillas son bastantes menos que las entregadas en Madrid. Sí, pero no hay que olvidar que el gasto para una institución y la otra puede ser similar dados los ingresos. Utilizar 100.000 euros para una ciudad de menos de veinte mil personas, es casi lo mismo que un millón de euros para siete millones de habitantes. Antes que en el negocio, el alcalde Nieva pensó en sus ciudadanos. Un alcalde del PSOE que enseña el camino a gentes que se creen mucho más listas y hábiles (sean del partido que sean).

No es el único caso, pues en numerosas poblaciones también alcaldes han tomado las medidas que han podido, pero sirve como símbolo de la importancia de las alcaldías en entornos rurales. Concentrando toda la visión en las grandes masas de los núcleos urbanos más poblados se pierde la perspectiva de las ideas y de la acción de los cargos institucionales que con menos recursos hacen, en muchas ocasiones, más cosas y con más antelación que otros que tanto venden la moto. Venden la moto porque ya tienen subvencionado el canal mediático. Ahora venden como medida estrella entregar una mascarilla cuando, como en el ejemplo de Nieva de Manzanares, otros han entregado muchas más y bastante antes para que, en cuanto la población estuviese en la calle, se proteja. Luego, como pasa en todos los sitios, la gente hará lo que le dé la gana (y se pondrán a toquetear todo y chuparse los dedos, que haberlas haylas) pero la protección se tenía al comienzo de la salida a la calle para poder pasear. En Madrid han estado sin protección yendo a trabajar. Diferencias entre la visión más cercana y la más lejana de la política. Cuando realmente importan las personas o cuando importan los votos. A Díaz Ayuso las personas le importan poco o nada salvo a la hora de votar (con que se salven las cuentas de resultados de la clase dominante va lista), a otros como el alcalde del PSOE de Manzanares le importan antes que los votos (sin descuidar los económico, no piensen mal). Si en estos días, de publicidad y estrategia de desviar la atención de las muertes y el caos madrileño, les cuentan que IDA ha logrado lo que nadie, recuérdenla que gentes como Nieva lo han hecho mejor y antes.

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