Es obvio que el presidente del PP, Pablo Casado, va a salto de mata, o de issue en issue que diría algún politólogo con cierta pedantería, durante las pasadas semanas. Según el tema que piensan en su gabinete de (des)comunicación así aparece el mitomaníaco exigiendo (porque siempre exige, nunca propone) algo al Gobierno. Da igual que lo lleve implementando semanas o meses, o que no sea competencia suya, él lo exige y lo rodea todo de pompa y circunstancia. Por todo ello no asombrará que ayer exigiese al gobierno una serie de honores para la Guardia Civil y la Policía Nacional en relación a la pandemia del coronavirus. No sólo se había cesado por falta de confianza a una serie de cargos de la benemérita sino que, además, el Consejo de Ministros había acordado equiparar los salarios de los aparatos represivos del Estado con los de las comunidades autónomas. Debía ganarse la confianza de esos aparatos estatales, que por lo que expresan en las redes sociales parecen más vinculados a la extrema derecha que al PP, en todo ese meollo. El problema, porque siempre hay algún tipo de problema cuando habla Casado, es que jamás logra equilibrar la balanza y para satisfacer a los aparatos represivos acababa por machacar y menospreciar a todos los sanitarios españoles.

Allá por el 2 de abril, cuando la pandemia estaba en lo más duro del esfuerzo, sacó la demagogia propia de su ser y en uno de los programas de la telebasura orgánica de las mañanas propuso que se abonase el salario en bruto a policías, guardias civiles y demás personal fundamental (como, él mismo citó, los camioneros). Para el personal sanitario propuso una paga extra por todo el esfuerzo que hacían en unos hospitales atestados de personas infectadas. Populismo barato mientras señalaba, porque ya se dijo que nunca equilibra la balanza, a las personas por aplaudir a las ocho de la tarde al personal sanitario. No bastaba con aplaudir sino que había que dar una “paguita”, como si las buenas gentes que salían a los balcones tuviesen alguna potestad en ello. El nesciente lo es siempre, incluso en los peores momentos. Debió darse al mes siguiente que eso era imposible por parte del Gobierno central pues los salarios los abonan las comunidades autónomas y se calló (la última vez que lo hizo, por cierto, fue visitando un hotel de Enrique Sarasola… curioso). Ya no había demagogia que hacer y debía imponerlo a los suyos también. De hecho Isabel Díaz Ayuso se negó a abonar, a finales de abril, una paga extra o algo por el estilo cuatro días después de haberlo dicho su jefe. También exigía al Gobierno equipamiento para los sanitarios y no a las comunidades autónomas que eran las responsables primarias en esas fechas. Desde ese momento en que la sociedad glorificaba al personal sanitario y acudió raudo y veloz a hacer demagogia se olvidó de ellas y ellos, provocando incluso que se dejase de aplaudir al cuerpo sanitario a las 8 de la tarde. Comenzó, junto a la extrema derecha, a politizar el reconocimiento con caceroladas y demás inmundicias que han desaparecido en cuanto han abierto las terrazas y se pueden hartar de gin-tonics con cosas dentro. Ni libertad, ni democracia, reclamaban gin-tonics, terraceo e irse al chalet en la sierra. Populismo.

Se olvidó tanto del personal sanitario que ya ni lo cita porque está a otras cosas, entre ellas, ganarse el aprecio de los aparatos represivos del Estado en plena disputa con la extrema derecha. ¿Por qué se ríe del personal sanitario se preguntarán? Por el trato que pide para unos y otros. Si se fijan en el mensaje que difundió ayer en sus redes sociales dice lo siguiente: “Pido hacer test a todos los policías y guardias civiles, que se considere en acto de servicio los fallecidos por Covid19 y les concedan la medalla y la cruz de oro respectivamente, y a los infectados que se les reconozca como enfermedad profesional y la cruz con distintivo blanco”. ¿Cuántos heroicos policías y guardias civiles han fallecido o se han infectado para que Casado pida esos honores y emolumentos asociados a las cruces? La Guardia Civil ha tenido nueve fallecidos por COVID-19 y 1.700 infectados; la Policía Nacional 4 fallecidos y 850 contagiados. Ojalá no hubieran sido ninguno pero en comparación con los 51.482 sanitarios infectados y entre 72 y 35 fallecidos por mor del trabajo desempeñado. Quiere para 13 personas más honores que para 72; quiere más honores para 2550 que para 51.482 a los que sólo iba a dar una paguita que no se dará.

Si eso no es reírse de los sanitarios, en busca de apoyos y tonterías políticas, sólo hay que rematar con la actuación de dos de sus barones autonómicos. IDA no sólo no ha permitido que se reconozca como baja profesional a un grupo de sanitarios, los que tienen un contrato precarizado por guardias, sino que avanza en la privatización de la sanidad pública como ha quedado demostrado con el Hospital Niño Jesús. Juan Manuel Moreno Bonilla tampoco les dará paga extra y, como es así de mezquino, eleva la apuesta de IDA y deja al personal sanitario (el más infectado de España proporcionalmente) sin el plus de productividad que se ganaron dejándose el lomo en los hospitales y centros sanitarios. Así es como paga el PP el servicio prestado a los sanitarios, ni paga, ni derechos laborales y echando a la calle a los que se contrató. ¿Imaginan si un Gobierno del PSOE hubiese dejado sin salario a personal médico por infectarse por el coronavirus como han hecho en Madrid? Bieito Rubido no hubiese tenido portada suficiente para proclamar cualquier hecatombe. Sin embargo ahora callan como buenos perros amaestrados ante sus amos aunque dejen sin dinero al personal sanitario por no reconocer el coronavirus como enfermedad laboral, algo que el sinsorgo de Casado pide para los aparatos represivos ahora que es moda. Casi cincuenta y dos mil personas infectadas a las que no quiere dar reconocimiento, ni honor, sólo la puerta de salida a la calle.

Y lo hacen conscientemente, no vayan a creer, porque para ellos tener de su lado a los aparatos represivos es mucho mejor. Así les hacen informes falsos, les trabajan en la suciedad de las cloacas, pegan a los manifestantes si son de izquierdas y controlan al gentío. El personal sanitario, por mucho médico de derechas que haya, son unos simples empleados que suerte tienen, de momento, por trabajar en el servicio público. Mañana, eso querrían, estarían todos en la calle mendigando un trabajo, con salarios míseros (fíjense que se permite precariedad con los contratos por guardias incluso en lo público) y controlados por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Todo lo que signifique poder debe estar bajo su mando, excepto el económico que es el que le manda a estos peleles políticos, y como el cuerpo sanitario no tiene poder en sí, al menos en el sentido en que lo entienden en la derecha como potencia, les dejan en la estacada. Les pasaron la mano por el lomo cuando eran los héroes en España, hoy si pudiesen les quitarían hasta la capa. De momento sus barones territoriales les quitan hasta los derechos y Casado ni se acuerda de ellas y ellos. De la cifra de infectados sí pero sólo para tirársela a Pedro Sánchez (sin pensar que la sanidad está transferida a las CCAA y algo de culpa tendrán en el PP). Y eso que dice tener familiares sanitarios, cómo sería si no lo fuesen… aunque queda claro que el listo en la familia no es él.

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