“Complicadas por la postura de Ciudadanos para que no se vea su pacto con Vox” así califican fuentes internas del Partido Popular la situación sobre el pacto de gobierno en Andalucía. Aún insisten, según nos cuentan, en la formación naranja en presentar a Juan Marín como presidenciable para intentar que el PSOE les apoye. Algo que desde el PP y el propio PSOE-A saben que va a ser imposible. Por lógica, el que más votos ha obtenido no va a ceder, y por necesidad política de las derechas por quitarle al PSOE de Pedro Sánchez su joya de la corona. Así pues, aunque insisten, han aceptado que será Juan Manuel Moreno Bonilla el presidente pero, siempre están los peros que pueden echar abajo la negociación, quieren que el PSOE apoye la operación de alguna o, esto es lo que se está negociando ahora, que no se note que en Ciudadano se juntan con Vox.
Ayer por la mañana el portavoz más chulo de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, ha intentado desviar el tiro de lo que realmente se está negociando. En un intento de esconder que van a ir de la mano de Vox, el neofascismo/populismo/ultraderecha en España, pidiendo a Susana Díaz que no bloquee la investidura. Eso sí, ha expresado que “prioriza la negociación con el PP” evitando hablar del partido de Santiago Abascal. Según nos cuentan de fuentes de la negociación, la misma avanza en casi todas las materias importantes, lo que no es de extrañar pues llevaban el mismo programa económico y social, e incluso en el reparto de cargos, salvo algunas matizaciones y deseos libidinosos de alguna de las partes, también existe acuerdo. ¿Dónde está el problema? Que en realidad sólo tienen 47 escaños que apoyen esas medidas y repartos mientras que la izquierda sumaría 50 escaños.
Quieren en Ciudadanos, como afirma Albert Rivera en los últimos días (veremos qué dice en su visita semanal a Griso o Quintana), el apoyo gratuito del PSOE-A o en su defecto de Vox. Aceptarían, pues no les queda otro remedio, una abstención sin ningún tipo de pacto con la formación neofascista. Algo que desde el PP, el famoso café en el Alfonso XIII para darse los números entre Moreno Bonilla y Francisco Serrano para negociar, les han recordado que es imposible. Una cuestión es que la mesa del Parlamento pudiese ser negociada, como quieren en Ciudadanos, entre PSOE, PP y Cs y otra es el gobierno. Según nos cuentan las fuentes populares, están intentando hacer ver a José Manuel Villegas (Marín es sólo un peón que está a las órdenes del comisario político naranja) que la estabilidad gubernamental estaría dañada constantemente si no hay un acuerdo de mínimos, al menos, con Vox. Pero Ciudadanos no sabe cómo justificar ante sus amigos de ALDE que pactan con la ultraderecha.
No es una estrategia para hacerse los interesantes, según nos cuentan, sino que Rivera ha entrado en un estado de pavor indescifrable porque la amenaza de sus socios europeos y la posible no vinculación con Manuel Valls para el Ayuntamiento de Barcelona es una guadaña que le persigue de verdad. En el PP no tienen problemas de pactar con Vox, al fin y al cabo los consideran los hermanos pequeños cabreados, parte de la famiglia. Todo el acuerdo está cerrado salvo ese punto sobre cómo vender Rivera y su secta naranja que pactan con populistas de derechas, pero populistas como los calificó el propio presidente de Cs. Y, además, cuentan con un hándicap, el establishment ha decidido no hacer presión sobre Díaz o el PSOE porque debe ser Rivera quien tenga la valentía de pactar con Vox o no hacerlo con todas las consecuencias. Bastante están blanqueando a los neofascistas desde los medios de comunicación para que Rivera se ponga con pijoterías.
Acuerdo existe en todos los puntos programáticos, a falta de flecos y matices, pero falta la valentía de Ciudadanos para posicionarse en un sitio u otro. Quieren echar al PSOE, como repiten Rivera y Girauta, pero no saben cómo hacerlo por el miedo a perder más que a ganar en Ciudadanos. Intentan hacer ver que Vox no existe, que en una entidad fantasmagórica y que el problema se reduce a tres partidos. Están intentando desde Ciudadanos que pensemos los demás que la realidad es distinta a como lo es. Hasta el momento han jugado con esa posverdad que le alimentaban los medios de comunicación, pero Vox es tan hijo del PP como de la inoculación de odio que lleva más de dos años realizando Albert Rivera. Hoy tienen que hacerse cargo de ese hijo por mucho que no quieran. Acuerdo cerrado en su totalidad pero cobardía en la toma de decisiones en Ciudadanos. En el PP encantados porque se demuestra que la formación naranja es una estafa política y en el PSOE también porque va a terminar pactando con Vox por presiones de los mismos que han puesto a Rivera en lo más alto. Hay ganas de muchas empresas del Ibex-35 de repartirse el botín andaluz y Rivera, salvo que quiera poner su cuello en juego, no va a ser un impedimento. San Telmo será ocupado por Moreno Bonilla le guste o no a Rivera pactar con Vox. Que lo hará.