Perfectamente este artículo podría haberse titulado como la gran obra de Göran Therborn “Cómo domina la clase dominante”. Es evidente que el ministro de Consumo Alberto Garzón es ya parte de esa clase dominante que pretende dominar, en esta ocasión, mediante la manipulación de los datos estadísticos.
No ha asumido el ministro que la mayoría de españoles se hayan burlado de su vídeo de la carne. Unos porque son negacionistas del cambio climático, otros porque son de derechas y se oponen a lo que diga un ¿comunista?, los más porque la mayoría de españoles no comen carne de forma abusiva –según las estadísticas institucionales- o no pueden comer carne porque no pueden hacer ese gasto. En un país, como dijo –sorpresivamente de manera acertada, aunque se lo habían puesto como a Felipe II- Pablo Casado, donde hay millones de personas en las colas del hambre, hablar de no comer carne es cruel y muestra déficits de gestión de un gobierno autocalificado como de más izquierdas. Y como no lo ha asumido sigue erre que erre, con el añadido de que ahora se dedica a la manipulación.
Como sabe que la mayoría de personas que frecuentan las redes sociales tiende a no leer los adjuntos y se queda con el texto del mensaje solamente, se atreve a decir que “El 61% de los españoles afirma reducir su consumo de carne para luchar contra el cambio climático. Y esa cifra sube al 76% al sumar a los que tienen intención de hacerlo”. Si usted lee ese texto asumirá que es mala persona porque usted o bien sigue consumiendo la misma carne de antes (la que sea), o bien no sabía que la mayoría de personas que le rodean tenía esa conciencia tan ecológica como para pensar en la reducción del consumo. Se sentirá como una rata inmunda por pertenecer a ese 24% de personas carentes de una mínima conciencia ecologista. Salvo que haya reducido en consumo por prescripción médica y sienta cierto alivio. El mensaje de la estadística, por mucho que choque a cualquier persona con dos dedos de frente, está claramente dirigido a hacerle sentir mal, a manipularle, a crear estado de opinión, en consonancia con la ideología dominante (cuando menos parte de ella).
Como la mayoría de personas ni consultarán la encuesta o el texto del artículo, sabe el ministro que puede manipular de forma sencilla a las personas. En realidad trata como estúpidos a los ciudadanos españoles. El problema es que ese artículo sea revisado por alguien que no se lo cree y tiene ciertas nociones de estadística social (más que el propio ministro casi seguro). El artículo señala lo siguiente: “Cuando se preguntó a residentes en España si estaban reduciendo su ingesta de carne para combatir el cambio climático, el 61% respondió “sí”. Esta cifra se situó ligeramente por debajo de la media de la UE-27 del 66%”. La pregunta real de la encuesta, según el informe del Banco Europeo de Inversiones, es la siguiente (pág. 42 y ss.): “Regarding food, do you do any of the following to fight climate change?” (Respecto a la comida ¿realiza usted algo de lo siguiente para luchar contra el cambio climático). Ese algo es “Comprar productos de temporada”, “Dejar de comprar productos que no se fabrican cerca de su casa” y “Reducir la ingesta de carne”. El 94% de los españoles dicen que sí a la primera; el 72% dicen que sí a la segunda; y el 61% dicen que sí a la tercera.
¿Dónde está la manipulación? Primero, la propia forma de la encuesta. No se pregunta si ha reducido o no la ingesta de carne y por qué. Ahí ya se está desviando la posible respuesta hacia donde quieren los que han pagado el estudio y los que han creado el mismo. Segundo, si a usted le pregunta si prefiere morir ahorcado o vivir trabajando, siempre elegirá con probabilidad trabajar (de ahí sacarían que las personas prefieren trabajar hasta morir que jubilarse, pero esto es desviarse del tema). O lo que es lo mismo se hace una pregunta capciosa donde se pone a la persona entrevistada en la tesitura de ser buena/mala persona. Con tanta campaña de cuidado del medioambiente (necesarias, por otra parte) si usted no ha cambiado sus hábitos alimenticios lo ocultará para no parecer socialmente irresponsable. Y más si es por internet que deja rastro. Ese tipo de pregunta lo que busca es condicionar la respuesta utilizando símbolos sociales que generan normatividad.
Y tercero, es una encuesta realizada por internet (pág. 9 del informe), se supone que vía email, donde se hacen 30.700 encuestas a personas de 15 años en adelante en Los 27 países de la Unión Europea, más Gran Bretaña, Estados Unidos y China. Esa cifra sólo sería una muestra fiable para Estados Unidos solamente, si a ello le suman los miles de millones de chinos y los 4 centenares de europeos, sale que se han hecho treinta mil encuestas para una población total de 2,227 millones de personas. Si el tamaño de la muestra ideal es de un 0,034% aproximadamente, el 0,0013% utilizado igual se queda corto para ser mínimamente descriptivo. A esto añádanle el sesgo internet, donde una parte de la población queda excluida por diversos motivos.
No es fiable esa encuesta, salvo para quienes la pagan que tienen una intención propia, y es algo que el autor del artículo (Stefan Drews) debería haber hecho notar. Si bien la muestra y el canal son insuficientes (no aparecen las personas entrevistadas en España tampoco), le tendenciosidad de las preguntas ya es suficiente para darse cuenta que existe una intencionalidad manipuladora. Hoy en día la clase dominante está entregada al realismo mágico de las cifras. Una especie de empirismo ideológicamente utilizado para hacer ver que la realidad es una e inmutable. Tanto para esto como para otras cuestiones. La Unión Europea es muy favorable a lo ecologista (entre otras cuestiones porque la industria de ciertos países va a ganar mucho dinero) y está mandando mensajes en forma de estadísticas para generar una hegemonía ideológica en ciertos segmentos de la vida. Garzón, como buen y dócil miembro de la clase dominante, también utiliza esos datos que se alejan de la realidad que cada cual puede constatar. Al final más que apoyar una concienciación sobre la necesidad de luchar contra el cambio climático, van a generar millones de escépticos y conspiranoicos por no decir la verdad, por no utilizar medios fiables, por manipular vilmente. Y no sólo manipulan con la carne…