Todo el mundo piensa que Isabel Díaz Ayuso es algo menos que un cero a la izquierda. No se puede negar que sus capacidades analíticas o culturales son mínimas, incluso que en el ámbito de la gestión ni se entera de lo que ocurre, pero no hay que negar que actuar, saber pegar los codazos necesarios y supurar odio lo hace perfectamente. No tomen a la presidenta de la Comunidad de Madrid como una persona que, en términos comunicativos en la política espectáculo de la postmodernidad, es inútil. No lo es, ni lo son quienes están detrás controlándola y dirigiéndola. Pensar que en el PP no saben lo que hacen es un error que viene posibilitando que lleven décadas sin soltar el gobierno madrileño y eso que han tenido una auténtica cueva de ladrones allí. Son expertos en la manipulación, lo llevan haciendo desde el siglo XIX como poco; trabajan la comunicación a-política como nadie y cuentan con el apoyo de una ingente cantidad de medios de comunicación bien remunerados.
Ayer salió una muy virginal Díaz Ayuso en la portada del periódico de cámara del PP, El Mundo, y todo el mundo pasó a hacer memes, a criticar lo irreverente que podía ser (¿Se han quejado desde la jerarquía eclesiástica? No, pues eso) y que parecía tonta. Sí, sí, tan tonta que las mentes preclaras de la progresía dejaron de criticar los bocatas de calamares de IFEMA, la bronca supina con Ciudadanos, el informe inútil que se envió para pasar a la fase 1 de la desescalada (cuando Madrid sigue siendo un hervidero de virus) o el problema que ha habido con las residencias de ancianos entregadas a manos de oscuros intereses privados. Ya nada queda de la mala gestión del PP con la crisis pandémica y sus primeros intentos de llevar a la clase trabajadora a la muerte para salvar a sus jefes económicos. Nadie se acuerda de la falta de material y camas hospitalarias e Madrid o cómo han fallecido personas en sus casas sin una mínima atención. Nada de lo que ha pasado, especialmente en los últimos días se recordará. La clásica maniobra de distracción para mentes líquidas que viven del meme. Y no sólo entre el común sino especialmente entre los políticos. Esto lo hacía de maravilla Esperanza Aguirre, que mentía sin parpadear y soltando alguna perla (lo típico era acusar a Leguina de no se sabe qué mala gestión de hacía 12 años, hablar de ranas o directamente controlar lo que decían en Telemadrid con sus correspondientes comisarios políticos).
Pensar que más allá de que la capacidad intelectual de IDA no es muy grande, es tonta es un punto de soberbia. Quienes están detrás de ella dejan a Iván Redondo en un tonto a las tres en esto de la comunicación y las bombas de humo. Miguel Ángel Rodríguez ya disfrazó a José María Aznar del Cid (ya intuía que era mercenario) y le acabó llevando a Moncloa, conspiración mediante. Jorge Vilches tampoco se queda atrás en la tarea de agit-prop. Pelearse con los comunistas y socialistas (los de antes) en la facultad curte bastante y no se amilana de utilizar todo el arsenal de la izquierda dándole la vuelta. Ponen a hablar de libertad y progreso económico a Díaz Ayuso y si mete la pata lo venden como naturalidad y persona sencilla. Saben lo que se hacen y son buenos, muy buenos en maniobras de distracción. Saben, además, que en la política espectáculo los contrincantes acaban por entrar en el trapo, bien porque muchos políticos viven del me gusta y los retuits en redes sociales (aunque los mensajes que lanzan sean completamente inanes) y caen en la trampa del escándalo inventado, bien porque hace mucho tiempo que no se baja al fango a pelear. Y en la derecha se mueven en el fango de la lucha constantemente.
A ello súmenle que la mayoría de medios de comunicación están de su lado, por mandato de la clase dominante, y que un aparato ideológico como la Iglesia también apoya, especialmente porque reciben cada mes sus cuarenta monedas de plata de las instituciones populares, para acabar conformando un gran aparato de desinformación, ideológico y, por tanto, político contra el que la izquierda, en demasiadas ocasiones, acaba entrando al trapo. Hacen más los grupos de redes sociales por amplificar las maniobras de distracción (con muertos a sus pies y sin seguridad sanitaria en Madrid) que los propios creadores. Incluso permiten a la interfecta hacerse la mártir y que le perdonen los cadáveres de ancianos de residencias. Después de no lograr llegar al mínimo necesario para pasar a la fase 1, con las consecuencias sociales y económicas que conlleva, la presidenta madrileña se irá de rositas porque han hecho su juego de forma perfecta. Mañana estarán con otra cuestión distinta y si hace falta cualquier otra boutade se lanza sin rubor. Como ya está creada la imagen de atontada, nada es imposible y acaba haciendo gracia, cuando lo que realmente causa es pavor y miedo. Mientras su discurso neoliberal sigue campando a sus anchas. IDA tiene un “plan D” siempre. Lo han mamado desde pequeños, no les subestimen.