Fuente: Pool Moncloa

Ayer, en el artículo sobre el 12° Congreso del PSOE de Castilla-La Mancha, se hizo alusión a tres tipos de materialismo. Además del materialismo manchego de Emiliano García-Page se señaló que existía un materialismo histérico, el cual es propio de la izquierda verdadera actual. Un materialismo postmoderno, por ende poco materialista, lleno de brilli-brilli aunque se venda como lo más de lo más en lo que respecta a avances en los derechos de los seres humanos. Es histérico porque, de no aceptar lo que se dice o presenta, cual adolescentes malcriados se echan al suelo, sueltan lágrimas de cocodrilo, niegan la palabra, refunfuñan y llenan las propias cuentas corrientes.

Yolanda Díaz: si no es como yo digo la reforma, lloro

Propio de ese materialismo histérico es la actitud de la ministra de Trabajo Yolanda Díaz. Le ha faltado decir: “Si no se hacen las cosas como yo digo, me llevo el Scatergoris”. De momento no le han aceptado pulpo como animal de compañía, pero eso es algo que les importa entre poco y nada. Ya han llorado, ya se han hecho las ofendidas y con eso les vale. Mañana dirán que la situación es compleja y saldrá un mecanismo de “flexiseguridad” de las relaciones laborales en la que la CEOE habrá metido la lijadora. Díaz siempre ha sido muy de desbrozar y si hace falta hacerlo con la reforma (nada de derogación que es puro eufemismo), se hace.

Una vez tiene su foto de lideresa, contra Podemos, intentará la prevalencia de los convenios colectivos generales y poco más. Ni la precariedad, ni las subcontrataciones, ni nada de lo que es “materialmente” perjudicial para la clase trabajadora se tocará. Un quid pro quo con empresarios y sindicatos, hacerse la foto –donde quería estar sola pero no podrá- y cada cual a seguir a no hacer nada. Como no han entendido que las relaciones de producción son determinantes para la reproducción social, ni Díaz, ni los sindicalistas postmodernitos, será un nuevo producto del gatopardismo del materialismo histérico.

La musa de los medios de la caverna

Realmente lo que ha molestado a Díaz no es que la Unión Europea –ya saben lo que ha dicho Paolo Gentiloni sobre que debe contar con el visto bueno de la Comisión- le marque el camino, eso de la pérdida de soberanía no les impide llenar las arcas, sino que no le dejen hacerse la foto en soledad. Ella, que ahora es la musa de la caverna mediática para desbancar al PSOE y a Pedro Sánchez. Es cierto que cambiar a Pablo Iglesias (quien también gusta de actuar para la CEOE) por la gallega mejora la imagen del Frente Amplio, que ya saben que son los mismos que ahora pero con otro nombre, porque al primero le tenían asco. Pero no es menos cierto que les ha caído del cielo una oportunidad de hacer una pinza à la Anguita.

En el nuevo periódico de Bieito Rubido (se agradece que sea en abierto) y de la Asociación de Católica de Propagandistas (aquella que fundase el padre Ángel Ayala y tuviese en el cardenal Ángel Herrera Oria a su principal figura), El debate, no hay día en que sus columnistas (todos llegados de ABC) no loen a la ministra de Trabajo. Ayer sin ir más lejos, loaron la capacidad de la ministra para coger por los huevos al presidente del Gobierno. Pase lo que pase con la reforma, para bien o para mal, siempre ganará Díaz. La cual potenciará su imagen y arrasará en las elecciones cuando lleguen porque Sánchez la tiene miedo… vamos como Anguita que iba a arrasar.

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