Por mucho sueño de pertenecer a la NBA que haya vendido, en realidad a Florentino Pérez el baloncesto no le interesa. De hecho seguramente no entenderá ni las reglas, ni el juego, ni nada. Una de las primeras medidas que tomó nada más llegar por primera vez a la presidencia del Real Madrid fue acabar con el famoso e histórico Torneo de Navidad. ¿Qué era eso de celebrar un torneo de tipos en camiseta de tirantes contra equipos potentes del resto del mundo? ¿Dan una Champions con eso? ¿No? Pues a la basura, que luego aparecían unos tipos vestidos de vikingos y un señor con un paraguas que le podían quitar plano en las teles.
La sección es deficitaria en realidad y vive gracias a lo que se consigue de los ingresos globales del club. Algo que irrita a Pérez si no se consiguen Euroligas y ligas todos los años. Y encima hay que pagar alquiler, barato porque el PP hace precio amigo, pero gasto. Cuando el pelotazo de las torres dijo que iba a construir el pabellón de los pabellones en la nueva ciudad deportiva… hasta la fecha. “Es que si no jugamos la NBA no interesa” debe pensar el ser superior. Esto porque no ha preguntado cuánto cuesta una franquicia, que igual piensa que se la van a regalar. Sólo bajo estos parámetros se puede entender lo que ha sucedido con el entrenador del equipo de baloncesto.
Nadie le echa un pulso
Como la mayoría conocerá, Pablo Laso sufrió un pequeño infarto mientras se disputaban los playoffs de la ACB. No pudo estar en la pista durante la victoria en la final frente al FC Barcelona, pero sí estar en los entrenamientos. Un título más para sumar 22 en la sección baloncestística. Desde el club le dijeron al entrenador que era mejor que se tomase un tiempo de descanso antes de volver a las canchas. Una especie de despido en diferido o simulando ser amistoso. Laso, apoyado por los informes médicos, dijo que él no iba a dejar el equipo porque estaba perfectamente ya. No había sido algo que le inhabilitase para ejercer su profesión. Lo mismo que si fuese un ingeniero de ACS, por ejemplo.
Lo que no había entendido Laso es que su florentineza le estaba ofreciendo un pacto amistoso para dejar el equipo. El entrenador vitoriano nunca se ha escondido en sus críticas a la ejecutiva blanca, cuando ha sido necesario. De hecho molestaba bastante al técnico que el presidente sólo apareciese de vez en cuando por el pabellón. Casualmente en partidos más o menos importantes. Eso le sentó a cuerno quemado a Pérez, pero los títulos y el apoyo de la plantilla y la afición impedían acabar con quien había osado enfrentarse al ser superior. Ahora, con un infarto mediante, le han metido la cabeza de caballo en la cama.
Florentino y el no señorío
Toda una vida hablando del señorío del Real Madrid para acabar despidiendo a un entrenador y a un médico del club por causas de enfermedad. Un hecho que sería contrario al estatuto de los trabajadores, situación que Florentino se pasa por los bajos como ha hecho siempre. En el comunicado del Real Madrid no se ha podido encontrar ni un solo agradecimiento a Laso. Los 22 títulos le deben parecer pocos al ser superior o le puede su soberbia. El señorío de utilizar una causa médica para cargarse a un trabajador cualificado al que tenía enfilado por cuestiones, digamos que, más o menos personales.
Soberbia también contra el médico que ha atestiguado (es de suponer que un médico sabrá más de medicina que Florentino) que Laso podía seguir entrenando sin ningún problema. Si se contradice al ser superior ya se sabe el camino: “a la puta calle”. Por tanto nada que ver con lo estrictamente médico, sino con lo personal. Como le ha pasado en el fútbol pero le tapan los medios mamadores del régimen. Esos mismos medios que mañana dirán cualquier infamia contra Laso tras la sorpresa inicial de ayer.