La posibilidad de entrevistar a un premiado con “el” Nacional de las Letras Españolas (en la edición de 2022) no se tiene todos los días. Con motivo de la publicación de su último libro El cuento perdido (MAR Editor), el escritor José María Merino ofrece unas respuestas sabias y pertinentes a las preguntas que desde Diario 16 Mediterráneo le hemos planteado. Más allá de lo afirmado en estas páginas digitales, la lectura del texto sobre el que se charla es muy recomendable. Nada mejor que leer al propio autor para comprobarlo.
D16.- Debo reconocer que hasta que el editor, Miguel Ángel de Rus, no me advirtió sobre ello, no recordaba que usted había ganado el Premio Nacional de las Letras Españolas 2022, ¿Cree usted que esto es producto del exceso de premios? Más allá de sentirse orgulloso ¿qué le ha reportado el reconocimiento?
JMM.- El premio Nacional de las Letras Españolas me lo dieron en el 2021. Entonces cumplía los 80 años, y la verdad es que me resultó estimulante. Me reportó unos cuantos euros exentos de impuestos, y satisfacción, lo que no es poco en los tiempos que vivimos…
D16.- En términos generales hay algo en su libro que entronca con otros autores que utilizan, en cierto modo, la ciencia ficción. Todos, o casi todos, suelen vislumbrar gobiernos poco democráticos, ¿tan mal ve el futuro un escritor?
JMM.- He sido desde muy joven fervoroso lector, y ni el sexo del autor ni el género del texto me ha hecho elegir uno u otro. Hay buena y mala literatura, y a mi me gusta la buena, ya se trate de un texto realista, fantástico, metaliterario… En cuanto a la ciencia ficción, me interesó desde que era adolescente y descubrí a Verne, y me enseñó muchas cosas. Por ejemplo, no puedo comprender que estemos avanzando tanto en materia de Inteligencia Artificial y no hayamos aprobado un acuerdo mundial de aplicar en ese campo las “leyes de la robótica” de Isaac Asimov. Ese imperio creciente de las “nuevas tecnologías” sin restricción alguna desde la perspectiva ética, es un ejemplo de un mundo que no parece ir en la correcta dirección. Y no hay más que ver el “putinazo” y los problemas migratorios, por ejemplo, para considerar que este no es un buen momento para el homo sapiens y que no parece dirigirse a un futuro idóneo, precisamente.
D16.- “La hija del diablo” me ha gustado porque me genera una reflexión sobre la que quiero preguntarle: ¿no estamos perdiendo la transmisión del cuento oral e, incluso, por escrito, con todo lo que ello conlleva?
JMM.- En ese cuento intenté integrar, en efecto, la ficción oral dentro de una ficción, llamémosla “literaria”, porque creo que la oralidad narrativa y ficcional, que está en nuestros orígenes como especie, se está perdiendo cada vez más. He visto en el autobús dos chicos que iban juntos, ¡hablando entre ellos mediante guasáps!. Ya que la familia está tan enredada en el uso del móvil, por lo menos deberíamos recuperar el gusto y el uso de la oralidad en el sistema educativo. Pero las cosas no parecen ir por ahí…
D16.- ¿Tan malos nos hemos vuelto que hasta los arcángeles deben mandar fantasmas para tener presente al Otro, ese que está tan cerca?
JMM.- Estoy trabajando un libro sobre el tema del doble…porque creo que el Otro y yo formamos parte de lo mismo… Nuestra personalidad es múltiple, y tiene muchas perspectivas y niveles… Creo que la vida de cada uno es un largo camino en busca del encuentro con uno mismo. Tal vez los arcángeles solo sirvan para distraernos de la senda más adecuada.
D16.- Cuando lean el libro seguro que los lectores entienden mejor esta pregunta, pero no puedo dejar de hacerla. ¿Por qué subleva de esa forma a los ancianos? (Aunque cabe reconocer que algunos sí merecen algún planchazo)
JMM.- Como ya pertenezco a esa corporación, en ese cuento utilizo el humor, porque me sorprende mucho el olvido y abandono de los ancianos. Y vuelvo a lo de las “nuevas tecnologías”. Me deja estupefacto que se intente que la gente mayor deba acomodarse irremediablemente a ellas, en muchos aspectos de comunicación en la vida ordinaria… Caramba, pienso, si ustedes tienen suerte, llegarán a viejos, y seguro que querrán moverse por un mundo inteligible.
D16.- La utilización del olvido como recurso narrativo es maravillosa. ¿Lo ha hecho buscando libertad creativa para los diversos cuentos de la historia o es algún mecanismo intrahistórico, que diría Unamuno?
JMM.- Puede que ahora sea cosa de la edad, pero toda la vida me ha desasosegado mucho el olvido. Por ejemplo, me sorprende cómo los españoles hemos olvidado que fuimos la “cuna del parlamentarismo” en 1188, o establecimos los “matrimonios mixtos” en 1514…y muchas otras cosas interesantes. Ya Cicerón comparaba la mentira con el silencio… El olvido, a veces intencionado, es capaz de sugerir muchas cosas, y eso enriquece la ficción, lo que es un modo de enriquecer la realidad, paradójicamente.
D16.- Como siempre hacemos con los autores entrevistados, para finalizar ¿por qué deberían leer El cuento perdido o algunas de sus obras anteriores?
JMM.- Que lean ficción. Lo que les dé la gana, pero que lean.