No sólo recurrió al espadón de Augusto Pinochet, la burguesía chilena hizo una profusa utilización del cierre patronal (como les habían recomendado desde Washington) para crear un ambiente de crispación y crisis al presidente socialista Salvador Allende. Una vez estuvo todo crispado vino el golpe de Estado y la represión. Algo similar está haciendo la burguesía y la administración catalana. Utilizan el cierre patronal para caldear el ambiente y lograr así un apoyo que parezca mayoritario a su pretensión de doblegar el brazo del Estado español. Cierre patronal que, al ser ilegal, tendrán que abonar los empresarios que apoyen tal medida, así como la administración pública. Porque lo que hay hoy y parece que en días venideros no es una huelga, sino un plan de la burguesía para crear su propio Estado explotador.
Las empresas que cierren, que se acojan al cierre patronal, abonarán a los trabajadores y trabajadoras el salario de ese día. Es curioso como empresas que se suman a ese paro patronal lo esconde de día de permiso retribuido, como han señalado desde Bonpreu i Esclat en sus redes sociales, por ejemplo. No es un día de permiso es un cierre patronal pero como es ilegal utilizan ese eufemismo. Un cierre patronal para apoyar la secesión y al señor Quim Torra. Para paralizar Cataluña y que parezca que los burgueses catalanes y sus masas están ganando la batalla al Estado español. Al ser unos supermercados casi hasta les conviene no vaya a ser que a los salvajes CDRs les dé por quemar sus comercios. Esas mismas personas que ahora catalogan de infiltrados desde la Generalitat y su prensa. Por curiosidad, si observan el tuit que les adjuntamos de esa cadena, no dicen que darán permiso a las trabajadoras y trabajadores, sino a los colaboradores. La burguesía catalana sumándose a la postmodernidad del buenrrollismo y que parezca que en la senda hacia la independencia todas y todos suman por igual. Aunque ya sabemos que no.
El Grup Bon Preu se suma a l'aturada general demà dia 18 d'octubre. Per aquest motiu l'empresa cessarà totalment la seva activitat. Això es traduirà en què no hi haurà activitat comercial ni laboral i els col·laboradors tindran un permís retribuït durant el dia 18 d'octubre. pic.twitter.com/zjjEQP9O2a
— Supermercats Bonpreu i Esclat (@bonpreuesclat) October 17, 2019
Lo curioso del caso es que el dueño de Bonpreu i Esclat tiene su empresa de inversiones trasladada a Madrid desde 2017. Joan Font se aviene a la performance independentista pero el euro es el euro y mejor tenerlo a buen recaudo bajo la protección del Estado español. ¡Tonterías las justas! Un cierre patronal se aguanta pero perder la fortuna por las locuras de la fracción política de la burguesía no. Que algunos tendrán las fortunas bien guardadas en Andorra o Suiza, pero el señor Font sus inversiones las cuida con mimo. Este es el fiel reflejo del independentismo catalán. Una burguesía que de momento apoya la independencia, porque una Cataluña independiente como paraíso fiscal (no les quedaría otra) es una fuente de dinero. Y más si al controlar el poder tienen sometida a la clase trabajadora (de momento la tienen atontada en barricadas y demás). Una especie de bonapartismo neoliberal.
Mercadona no despedirá a las trabajadoras y trabajadores que se ausenten del trabajo sin justificar. El euro es el euro y en Cataluña sacan unos cuantos. Si esto sucediese en Castilla-La Mancha, por ejemplo, estaban en la calle al día siguiente. ¿Por qué? Porque no es una huelga. La huelga es un instrumento de lucha de la clase trabajadora constitucionalmente recogido. Lo que está pasando hoy en Cataluña no es una huelga, es una protesta que no es lo mismo. Siendo legal y legítima, no te exime de ir a trabajar, al menos sin tomarte el día libre perdiendo un día de vacaciones. Por eso la burguesía catalana ha apostado por el cierre patronal, ya que de ser motu propio sólo irían los funcionarios del gobierno catalán. Realmente hasta el momento la clase trabajadora no ha participado activamente en los días de destrucción y de acatamiento de las órdenes de la burguesía en su interés. No es una lucha laboral, ni socialista, ni comunista, sino maniobras de la clase dominante catalana. Pero como no pueden decirlo así usurpan la noble lucha de la clase trabajadora, con su pátina de autoridad, para sus propios intereses que no son los de las trabajadoras y trabajadores. Hasta traen a la memoria la lucha de la clase trabajadora en La Canadiense que consiguió la jornada de 8 horas diarias para intentar legitimar lo que no es una huelga. Si quieren puede ser una “manifa”, una performance, un levantamiento o una actuación de las masas en pos del ocultamiento del austericidio, las privatizaciones y el 3% de la clase dirigente. Pero no es, ni será una huelga en tanto en cuanto los empresarios, como han visto, al permiten y la alientan.
Y como último factor de legitimación, porque lo de la huelga igual no cuela, es que se manifiestan y protestan por… ¡tachán!: “la represión franquista”. Pues van con cuarenta años de retraso por si no se han dado cuenta. Es tal la alienación de las masas perpetrada por la burguesía catalana y su facción de bohemia burguesa (allí se creó la gauche divine, aunque era creativa y se dedicaba a la diversión irreverente, pero dejo su poso) que aún siguen con un lenguaje anacrónico. Si alguien les está reprimiendo es el Govern de la Generalitat, ese mismo que les manda a las barricadas es el que les apalea. Gobierno que no deja de ser aparato represivo del Estado y por eso demanda a los detenidos pidiéndoles penas de prisión Por un lado, utilizan los aparatos ideológicos de Estado para que no piensen salvo en nacionalista y por otro los aparatos represivos no vaya a ser que se les olvide quién manda, los de siempre. Los que con Franco o con Sánchez han mandado, los burgueses. Y que todavía haya una izquierda en el resto de España que les apoye y les haga el juego sin percatarse de que lo que de ahí salga no beneficiará a la clase trabajadora. Más bohemia burguesa, revolucionario de salón u oportunista sin más.