Los ciudadanos residentes en el exterior constituyen un sector importante en el desarrollo de la sociedad. Por esta razón, desde los diferentes ámbitos que se pueda trabajar en favor de ellos, se debe hacer. Según publica el Portal de Datos sobre Migración, “desde la década de 1990, muchos países han establecido programas de amplio alcance destinados a promover las relaciones con las diásporas. Sin embargo, las diferencias en las definiciones y la ausencia de un seguimiento y una evaluación eficaces dificultan el análisis comparativo de estas políticas”.

En la República Dominicana, por ejemplo, el mandatario Luis Abinader, antes de ser presidente, demostró el compromiso que tenía con la diáspora dominicana, y participó en la creación de la Asociación Española de Dominicanas y Dominicanos de Ultramar (ADU), que tenía como base unos objetivos sociales humanistas, que ponía de relieve el porvenir de todos los dominicanos y dominicanas que vivían fuera de su patria. Sin embargo, por la falta de un apoyo fuerte por parte de autoridades pasadas a esta obra relevante, el gran resultado que se pudo llegar a obtener fue más limitado.

Lo que no es limitado es el fruto que en beneficio de la República Dominicana emiten los quisqueyanos, desde los diferentes países en donde están radicados. Los hechos están ahí. Durante la pandemia del COVID19, este sector fue el que más aportó a la economía dominicana a través de las remesas que le hacían llegar a sus familiares, evitando así que las adversidades financieras que estaba viviendo el país lo llevara a la borda.

Las consecuencias no se quedan ahí. La diáspora sigue sumando a que hoy en día familias dominicanas estén mejorando su calidad de vida y a que la economía, en sentido general, se sigua fortaleciendo. Así lo demuestra el monto de remesas que en los primeros cinco meses del año 2023 ha enviado, exhibiendo un 2.9 % de crecimiento respecto al mismo periodo del año anterior, según el Banco Central de la República Dominicana (BCRD). A esto se deben sumar las cajas y contenedores que hacen llegar a sus allegados a través de vías marítimas y que, eventualmente, se convierten en mercancías para negociar.

Fuente: BCRD

En ocasiones, las administraciones de gobierno se equivocan al enfocar las prácticas públicas solo a nivel territorial, poniendo a un lado a sus ciudadanos que viven en otros países. Pero estas cifras, al igual que otras razones son las que hacen entender el valor significativo que tiene esa diáspora trabajadora, que de igual manera necesita de la atención de sus mandatarios.

Según el Portal de la Migración, “las políticas de colaboración con las diásporas no solo incluyen los servicios consulares tradicionales para los nacionales en el extranjero, sino también programas dentro de los ministerios nacionales que se centran, por ejemplo, en la salud, el bienestar, el trabajo, la educación, la economía, la cultura o la religión”.

Los hechos demuestran que, desde hace años, el presidente Abinader tiene una visión amplia de las necesidades de los dominicanos residentes en el exterior, ya que, los servicios ofrecidos  a los dominicanos residentes en España, mediante ADU, iban más allá que los consulares, debido a que estos consistían en bolsa de trabajo, protección a la mujer, corrección de los movimientos sociales de pandillas, pago aplazado de billetes de avión con garantía de resguardo bancario, economía social y cooperativismo, envío de remesas con cuota fija, con una tarifa inferior al 50% sobre mercado y servicios financieros ofrecidos por Banco Popular Español y BanReservas dominicano.

Sin lugar a dudas, Abinader conoce que la diáspora necesita y merece más, por eso en la actual administración está siendo tomada en cuenta, dando continuidad a lo que hace tiempo ya existe, “un compromiso con ella”.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here