Siempre que se abre un proceso de selección de élites dentro de un partido político se mueven cosas. Algunas imperceptibles al ojo del profano, otras evidentes y producto de acciones ciertamente cainitas. Eso mismo está sucediendo en las primarias para elegir el candidato o candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía. Sí, una candidatura y nada más pese a que algunas personas hablen de cuestiones orgánicas que ya se verá si se producen o no. Sin embargo, pese a producirse esos movimientos internos y externos, están siendo una primarias sumamente extrañas.
Extrañas porque, por mucho que susanistas y espadistas intenten alegrar la contienda, resultan bastante anodinas, sosas, flojas, inanes o el epíteto que ustedes prefieran colocar pero siguiendo ese sentido. Ni Juan Espadas, ni Susana Díaz parecen animar a la concurrencia, no ya del propio partido sino de la ciudadanía andaluza. Al menos de la ciudadanía socialdemócrata, socialista o cercana. En otras contiendas donde ha habido candidatos con ciertas posibilidades (en algunas ha habido candidatos por presentarse o sin posibilidades) buena parte de la ciudadanía, cuando menos, ofrecía su opinión sobre unos u otros. En esta ocasión, si buscan en foros o en conocidos andaluces en redes sociales, salvo algunos asalvajados de una u otra posición política, la realidad es que poco o nada se mueve. Que Canal Sur iba a dar palos a Díaz en favor, tibiamente, de Espadas era algo lógico, pero poco más.
Y eso es un problema, gane quien gane, porque estas primarias están fundamentalmente orientadas hacia el exterior del PSOE. No sólo se elige un candidato o candidata sino que proyectan ciertos toques del proyecto socialista para Andalucía –lo mismo cabe decir en otras contiendas de este tipo-. Si se analizan los discurso de ambos candidatos, la realidad es que no hay demasiadas diferencias –algo lógico viniendo ambos de donde vienen-. Hay mucha mercadotecnia política pero poca sustancia. Si Susana dice que peajes en autopistas no, Espadas responde que sí –aunque en cuanto el gobierno dé marcha atrás se desdecirá para no palmar-. Si Espadas dice que es necesario reformular el proyecto hacia la izquierda (sin especificar qué es izquierdas), Susana responde que ella más. Pero en realidad esto es chau-chau y los andaluces miran con escepticismo el proceso de primarias.
Esto que es una impresión de personas que no están implicadas realmente en el proceso debería hacer recapacitar a los intervinientes de las candidaturas. De otra forma estarían haciendo el caldo gordo a Bonilla. Ni el victimismo de Susana en su lucha titánica contra Moncloa. Ni los intentos de apartarse del sanchismo de Espadas –cuando es evidente que están llamando a cargos dependientes del gobierno central para que movilicen a la militancia en su favor y utilizando los medios audiovisuales habituales de Ferraz-. Eso no interesa, cabría decir, ni a los militantes. Éstos quieren ganar al PP y recuperar el poder de la Junta de Andalucía y buscan a quien mejor garantice esa victoria. No interesa hacer un buen papel, sino ganar y gobernar. Y escuchar, escuchar a los candidatos atizar a Bonilla, a Bendodo, a Marín o a cualquiera que tenga una consejería a su cargo no es que se haya escuchado mucho. Que la Junta esté untando a empresas sanitarias privadas por servicio médicos fundamentales que no ofrecen es para estar día sí, día también señalando.
Al final aparentan que más que ganar la Junta –que seguro es su máximo deseo- están a cosas de partidos. Al final parece que todo es un duelo Susana-Sánchez II por persona interpuesta, pese a que el candidato no quiera que eso suceda. Hay tanta gente enredando desde Madrid que acaba proyectándose esa imagen a los no militantes. Incluso a los militantes. Parece que existe una especie de venganza de algunos que no pudieron/supieron vencer a Susana en el proceso congresual anterior más que la apuesta por un candidato que pueda vencer realmente a Bonilla. Esto tiene su proyección empírica –así se ha visto en el histórico de diversas encuestas- en lo poco que se mueven las encuestas de los últimos días respecto a Andalucía. El PSOE aparece estancado o aletargado cuando si hubiese movilización militante y social debería haber algún tipo de movimiento en las mismas.
No se puede achacar a la incertidumbre del resultado final, entre otras cuestiones porque eso sería un factor de movilización, de aliento, y eso no se observa por ningún sitio como en otras ocasiones. Que no entren en una lucha encarnizada es bueno para todo proceso democrático, pero ante la incertidumbre, lo normal, es que haya cierta movilización que no se advierte más allá de los fans de cada candidato. Incluso entre estos, los mensajes transmiten desidia. Hay más apoyo desde fuera de Andalucía hacia los candidatos, especialmente entre los sanchistas, que en la propia región. Entre los no sanchistas parece que hay tiempo de espera hasta que llegue el hundimiento de todo el proyecto. De todas formas son unas primarias extrañas y no por pandémicas más sosas de lo habitual. Igual mañana cambia todo. Veremos…
Porque este medio no habla de los otros candidatos ¿ qué pasa que solo hay dos y tienen que ser del aparato?