Según la Unesco, la educación superior constituye un rico bien cultural y científico que favorece el desarrollo personal y las transformaciones económicas, tecnológicas y sociales.

Asimismo, estimula el intercambio de conocimientos, la investigación y la innovación, y dota a los estudiantes de las competencias necesarias para que respondan a la evolución constante del mercado laboral. Para los estudiantes en situación de vulnerabilidad, constituye un pasaporte con miras a la seguridad económica y a un futuro estable.

Por la esencia de este tipo de educación debe ser uno de los objetivos fundamentales de los gobiernos y, por consiguiente, crear los medios necesarios para que las poblaciones tengan la posibilidad de poder gozar de las herramientas que les brinden esta clase de conocimiento.