Si ha habido en España dos presidentes del Gobierno desastrosos, no tanto por la gestión (que tuvo sus claroscuros) como por la semilla ideológica, fueron José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. El primero se puso al frente del capitalismo de amiguetes y sacó cualquier atisbo de conservadurismo de las almas españolas. El liberalismo libertario más sangriento en cuestión social e ideológica. El segundo introdujo en las mentes españolas, no captadas por el libertarismo de derechas, el wokismo. En ambos casos dos culturas evangélicas (distintos protestantismos pero mismos resultados) que forman las dos caras del globalismo actual. Élites que se pasan la soberanía nacional por los bajos y que no tienen conmiseración con el pueblo. Destructores de la soberanía, especialmente la cultural.

Hechas las presentaciones, parece que algunos, en el PSOE, todavía pasean a la momia ZP (al fin y al cabo el sanchismo que amamantó del nihilismo zapaterista), pero así, como de escondidas. El PP ha sido siempre muy cauto con sacar su momia a pasear. Mariano Rajoy, mucho más conservador (lo que le permitió obtener una mayoría absoluta holgada), no era muy de aparecer junto a Aznar. Además de estar intentando segarle los pies desde FAES, no entendían la política de igual forma. Llegó un “niño FAES” a la presidencia pepera y ya saben lo que pasó, fracaso absoluto de Pablo Casado. Y todo porque, como se ha contado aquí en numerosas ocasiones, más allá de Madrid y algunos centros urbanos, la derecha española es soberanista, conservadora y católica, con todo lo que ello conlleva.

Ahora José Luis Martínez Almeida se hace acompañar de Aznar en una charla-mitin. Y cualquiera se pregunta: o bien es que el célibe alcalde se considera fan del presidente y de sus propuestas; o bien es que las cosas están peor de lo que nos cuentan en los medios de derechas y necesitan sacar a la momia para intentar conseguir arañar algunos votos del pasado. Votos que seguramente estén en Vox, ese conglomerado de liberales libertarios, derecha asalvajada, franquistas, fascistas de boquilla y postureo, pseudocatólicos yunquistas y algún conservador. O al menos piensen que se pueden rascar de ahí.

Lo peor es que saca el tema que ya hundió a Casado, que si Pedro Sánchez está haciendo todo esto para otorgar consultas (se supone que democráticas), con la aprobación del Constitucional, y dar un golpe de Estado junto a los secesionistas. Lo del Golpe de Estado llevan contándolo desde 2015 y ya no cuela. Además, si se fijasen bien, es más que posible que Sánchez esté perdiendo bastante más poder del que se piensa. Tanto en el interior de su partido (donde ciertos barones le han vetado para actos electorales), como entre la oligarquía dominante. Si pretendiese hacer cualquier tipo de consulta, lo de la Semana sangrienta de aquel Comité Federal sería una comedia con lo que ocurriría en el PSOE a día de hoy.

Y si sólo le queda al PP hablar de ETA y de golpes de Estado peor. Lo de EH Bildu es inmoral y asqueroso, pero perfectamente legal (por desgracia). Ilegalizar a la federación de partidos secesionista no es tan sencillo, primero porque legalmente no han hecho nada ilícito, segundo porque habría que ver a qué partidos se ilegalizan. Eusko Alkartasuna, del ex-lehendakari Carlos Garaikoetxea, es muy carlista y secesionista pero no terrorista. De hecho esta ha sido la excusa del PP para hacer ver que no era lo mismo tener en sus listas a un ex de Bildu por haber sido de EA que de otros partidos. Así que hablar por hablar como hacen algunos abogados y catedráticos de la nada, de los políticos se espera que no tengan ni idea, acaba por no traspasar las mentes de las personas.

Para finalizar sólo hay que recordar que la política de la M-50 para dentro es una y de ahí hacia el mundo entero es otra bien distinta. Aunque no se percaten de ello Herrera, Rubido, los de la SER, los de Más Madrid y demás chiquilicuatres del todo Madrid, a un señor de Soria le preocupa perder la cosecha de trigo. A uno de Valdepeñas que las cepas no le den buena uva. A una mujer de Génave no tener un trabajo en condiciones. A un chaval de Asturias mirar que tendrá que emigrar como sus amigos para trabajar. Por no hablar de la inflación subyacente que está laminando los bolsillos de los españoles. Paradójicamente, cuando una campaña permite hablar de las cosas del comer, aparecen las momias, las macetas, las idioteces postmodernas… luego que por qué no les han votado.

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