Si ha habido en España dos presidentes del Gobierno desastrosos, no tanto por la gestión (que tuvo sus claroscuros) como por la semilla ideológica, fueron José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. El primero se puso al frente del capitalismo de amiguetes y sacó cualquier atisbo de conservadurismo de las almas españolas. El liberalismo libertario más sangriento en cuestión social e ideológica. El segundo introdujo en las mentes españolas, no captadas por el libertarismo de derechas, el wokismo. En ambos casos dos culturas evangélicas (distintos protestantismos pero mismos resultados) que forman las dos caras del globalismo actual. Élites que se pasan la soberanía nacional por los bajos y que no tienen conmiseración con el pueblo. Destructores de la soberanía, especialmente la cultural.

Hechas las presentaciones, parece que algunos, en el PSOE, todavía pasean a la momia ZP (al fin y al cabo el sanchismo que amamantó del nihilismo zapaterista), pero así, como de escondidas. El PP ha sido siempre muy cauto con sacar su momia a pasear. Mariano Rajoy, mucho más conservador (lo que le permitió obtener una mayoría absoluta holgada), no era muy de aparecer junto a Aznar. Además de estar intentando segarle los pies desde FAES, no entendían la política de igual forma. Llegó un “niño FAES” a la presidencia