España está alborotada. El paso dado por Pedro Sánchez, salvo que sea un engaño en toda regla a los independentistas, como se explicó aquí, es una afrenta a priori a lo que ha tenido unidos a los españoles durante las últimas décadas. Es obvio que el presidente en funciones carece de ética pues sus convicciones se mueven a mayor rapidez que sus neuronas. Un ser amoral. Hasta aquí, salvo los sanchistas, se aceptan estas mínimas conclusiones. Ahora bien tampoco pueden hacer mucho elogio de sus posiciones los contrincantes cuando mienten. Si no se va con la verdad por delante la propia posición de la derecha (esencialmente política y mediática) acaba por ser tan perjudicial como la carencia de fundamentos éticos de Sánchez.
La mentira con García-Page
Emiliano García-Page ha sido el único “barón” socialista que ha tenido la valentía en señalar la inmoralidad de la amnistía y el peligro de las concesiones “políticas y económicas” que viene realizando en los acuerdos. Pese a que en su región venció, con mucha abstención y con el mayor rechazo de todo el PSOE, el sí al acuerdo con “Sumar y demás fuerzas políticas”, también es presidente de la Junta y se debe a los ciudadanos que le han apoyado mayoritaria y masivamente a él. Sí a él porque al otro, al del Falcon, no le apoyaron ni mayoritariamente. Otros callan aunque sepan que de seguir por esta senda no van a sacar ni concejales para los amigos, o crean que es un error.
Ahora la derecha política y mediática le pide, como ha hecho Alfonso Serrano (parece mentira que haya estudiado Ciencia Política y no recuerde la asignatura de partidos políticos), que ordene a “sus diputados” que voten en contra de la investidura o se abstengan al menos. Lo gracioso es que los muy demócratas piden que “obligue” a “sus” diputados. “Obligar a” no parece muy democrático y más cuando se hace propiedad de la libertad de pensamiento de un grupo de personas elegidas por ciudadanos en elecciones libres. Por principios, y eso es lo que piden muchas personas y columnistas (doxósofos o con conocimientos), cada diputado debería ser libre. No lo son por otros motivos pero si se dice que está en peligro la democracia utilizar mecanismos autoritarios no parece el mejor camino.
Además es que se parte de una falsedad práctica. Jamás han sido “los diputados de Page” sino de Sánchez. Si leyesen a gente que se molesta en analizar los estatutos y reglamentos de los partidos (como se hizo aquí, que no es tan difícil descubrir lo que dice en los arts. 273, 288 y 292.2), sabrán que Sánchez engañó a la militancia del PSOE llevando al partido al dedazo de Ferraz, esto es, de él mismo. En Castilla-La Mancha Page tuvo que pelear para que metiesen en las listas (de Toledo) a su secretario de Organización porque ni eso querían en la sede central de Moncloa. De hecho, si se puede hacer de un diputado una propiedad éste es el único que sería de Page. Ergo la obendiencia debida y el procurador de trabajos en el PSOE S.A. se tiene a Sánchez. La realidad es que a los diputados y diputadas casi no les conocen ni en sus pueblos. Vale, no se exagera, sí que les conocen y por ello les han quitado de las alcaldías a unos cuantos. Por ello es lógico que Page haya dicho que denunciará, por vía legal, todo lo que sea contrario a su región y España. No hay otro camino.
Las demás mentiras
El resto de mentiras, compartidas con el PSOE en algún caso, son tantas que solo cabe hacer un recopilatorio. Los columnistas de derechas o asilvestrados (o ambas, que en muchas ocasiones coinciden) vienen hablando de fin del Estado de derecho, de dictadura, de iliberalismo, de las siete plagas de Egipto y de la desigualdad entre españoles (esa desigualdad que no les interesa en otros aspectos, por cierto). No puede haber quiebra del Estado de derecho pues ni se han aprobado, ni se han presentado, ni se ha ejecutado nada. El Estado de derecho funciona, para su desgracia en la mayoría de las ocasiones, a posteriori. Cuando haga alguna se verá si se ha quebrado.
Igual lo dicen porque el PSOE “controla” el Tribunal Constitucional y la Fiscalía. Porque cuando la controlaba, sumando al Tribunal Supremo, el PP parece que era todo prístina democracia. En un sistema donde el que gana se lo lleva todo (en cargos) pues es normal que si para unos democracia, lo sea para todos. Mienten a sabiendas e ideológicamente todos esos columnistas y políticos (de los políticos es esperable porque bastante tienen con lo suyo) y engañan a las personas. Eso sí, ninguno quiere hacer un sistema judicial completamente democrático (utilizando el sorteo como se propuso aquí hace algún tiempo). Unos quieren controlarlo desde el parlamento y otros desde sus lazos de unión con la clase dominante.
En el PP vienen diciendo que Alberto Núñez Feijoo ganó las elecciones, cierto, obtuvo el mayor número de votos y diputados. Es mentira lo que dicen en el PSOE sobre que las ganaron ellos. Ganar, lo que se dice ganar, lo hizo el PP. El problema es que en un sistema parlamentario, donde una de las cámaras elige al presidente, no solo hay que ganar elecciones sino que hay que sumar mayoría absoluta o simple (dependiendo del momento). Y el PP no ha sumado nada. De ahí que la legitimidad de origen la tenga Sánchez y no Feijoo, pues ha logrado reunir más apoyos (bueno, eso parece).
No será un presidente ilegítimo en origen por mucho que les “joda” a todos esos columnistas alborotadores. Ahora bien, la legitimidad de ejercicio (esto lo sabe cualquiera que haya estudiado mínimamente en la universidad y no le hayan regalado la carrera) es la que estará en vilo para Sánchez. Cuando actúe como se presume que actuará, además de las denuncias en los distintos tribunales, cabrá desligitimarle por actuar contrariamente al “espíritu de las leyes” o contra la “soberanía popular” (no, nunca reside en las Cortes Generales por mucho que lo ponga en un papel). Pero será cuando actúe. Ergo no hay dictadura, ni dictaleches. Que se cargan los discursos por imbéciles y acaba disparando el diablo (¿o era al revés?). Es mentira. Como lo es la posibilidad de algo iliberal. “Palabro” inventado por aquellos a los que no les gusta la democracia cuando se sale del orden de la clase dominante. Si le suman que controlan el Senado y parece que no saben cómo funciona, poco más pueden decir.
España se rompe o algo así (cuando no gobernamos nosotros)
La mentira de Santos Cerdán, alias le chauffeur, sobre la no inclusión del término lawfare (uso de la justicia para fines políticos) es tan grave que parece legitimar a los demás a mentir. A decir que España se está rompiendo. Igual alguna carretera con mal mantenimiento se hunde. La Sanidad en Madrid y Andalucía también se está destruyendo. España, como dijo aquel, es indestructible. La nación española se construye día a día, es un «plebiscito de todos los días» como dijese Ernst Renan. El problema es que parece que la construcción solo puede hacerla una parte de España. En Galicia o en el País Valenciano el PP ha sido tan nacionalista como Junts. Lo lingüístico excluyente ha sido legislado por los que hoy se manifiestan en defensa de España. Al menos Judas supo que se había equivocado y devolvió las monedas manchadas de sangre (es una alegoría, que igual llega alguno a decir que no estaban manchadas). Y han sido los primeros en pedir más competencias, como las de los otros. Siendo tan corruptos como los otros, también. No puede dar lecciones de unidad y desigualdad. Ninguna.
De todas formas, cuando se comience a legislar se podrá saber si España se rompe. De momento, la Constitución es clara respecto a las posibles secesiones o los Estados libre asociados. No caben. Ni los referendos. El resto es cuestión de irlo viendo poco a poco. Desde luego las primeras señales son preocupantes, no respecto a la destrucción sino respecto a los privilegios que van a tener que pagar el resto de españoles. La solidaridad será de un solo camino. Los agricultores castellanos pagarán las pensiones vascas (ya lo hacen en realidad), los camioneros murcianos las embajadas catalanas y los empresarios andaluces los trenes y carreteras de esos lares. Ante esto, como bien ha dicho García-Page, habrá que rebelarse y unirse.
Para más inri, lo de las manifestaciones, siendo completamente legítimas y democráticas (insultar a un político, del partido que sea, es deporte nacional), son un desprestigio mayor para la derecha que para el resto. ¿De dónde sacan ciertos especímenes que aparecen en redes sociales? Que haya algún franquista despistado es normal en España, ahí tienen a los despistados del Frente Obrero por el otro lado, pero gentes que parecen no tener dos neuronas y si las que tienen deben ser para las funciones básicas. ¿Trabajan Inda, el condenas y el ardillas para Sánchez? Eso parece. Al menos ya tienen el tema más controlado, como se señaló aquí debían hacer.
Y para finalizar es graciosa la persecución entre las huestes de derechas. Los libertarios no saben ni por dónde les vienen. La incongruencia que son en sí, ante esta situación se amplifica. A ver, si el individuo es completamente autónomo y libre ¿no es la nación una forma de colectivización? Si el Estado es malo en sí ¿no será mejor destruirlo? Ya lo responderán. Lo mejor está siendo el señalamiento de unos bandos a otros, incluyendo citas del Antiguo testamento. El pobre Armando Zerolo (profesor de Filosofía) ha sido señalado, luego dicen que no se debe hacer cuando comentan los (buenos) libros de la editorial Homo Legens, y perseguido por las huestes de Miguel Ángel Quintana Paz por pusilánime. Una persona que dice que la violencia no conduce a ningún lado es señalado, con una estrella de David como poco, por otra que quiere destruir todo poco más o menos. La verdad es que el “filósofo de Vox” siempre se ha mostrado muy nietzscheano, pero llegar a esto parece poco democrático e incongruente con sus posturas anteriores. Siempre le podrá confesar el papa Francisco, que perdona todo. Muy divertido todo pero demuestra que tampoco a ese lado están las cosas mucho mejor y justifican a Sánchez.
Post Scriptum. Existe otra gran mentira de la derecha pero como ya se habló de ella, se deja el enlace y miran ustedes mismos los datos. Avance: no, el PSOE no controla los medios de comunicación.